“El Estado del bienestar ya no es financieramente viable”. Esta afirmación del canciller alemán, Friedrich Merz, es una amenaza que viene acompañada de medidas para recortar pensiones, sanidad, ayudas sociales…
No es la excepción sino la norma. En Francia se presenta el mayor programa de recortes de los últimos años. Lo mismo sucede en Reino Unido. Y la Comisión Europea activa las tijeras para reducir gastos sociales.
Los recortes ya están aquí. Una oleada de ajustes sin precedentes se extiende por toda Europa. Un tsunami antisocial que nos afecta directamente.
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Recortes seguros… que ya se están ejecutando
Las élites europeas ya hablan claro de imponer recortes que hace muy poco parecían impensables.
El canciller alemán, Friedrich Merz, afirma que el sistema social germano “gasta más de lo que ingresa”. Y concluye que “Alemania ya no puede permitirse el Estado del bienestar”. Señalando en primer lugar a las pensiones y la sanidad, dos de los capítulos más sensibles.
En Francia el primer ministro, François Bayrou, presenta su plan de recortes, valorado en 44.000 millones, bajo el lema de que “es el momento de la verdad”. Aterrorizando a la población bajo la amenaza de que si no se aprueban recortes salvajes, Francia puede asomarse al mismo abismo que Grecia cuando fue rescatada. Las medidas que propone incluyen la congelación de las pensiones o no garantizar a los enfermos crónicos un tratamiento gratuito.
Tras afirmar que el Estado del bienestar “está roto” el primer ministro británico, Keir Starmer, presentaba un plan de recortes que se atrevía a retirar ayudas a los sectores más débiles, como pensionistas o personas con discapacidad. Provocando la rebelión de una cuarta parte de los diputados de su partido.
Y en Bruselas, la Comisión Europea anuncia recortes sustanciales en dos de los pilares sociales de la Unión: la PAC (Política Agraria Común), de la que dependen las ayudas a agricultores y ganaderos, y los Fondos de Cohesión, que van dirigidos a las regiones menos desarrolladas.
Este es el viento, muy gélido, que ya está soplando en Europa. El mensaje es claro: se acabó el periodo de concesiones al gasto abierto durante la pandemia. Ahora se exige volver, con más saña si cabe, a una nueva época de recortes.
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Alemania
¿Adiós al Estado de bienestar?

Las palabras del canciller alemán son un antes y un después: “el país no puede sostener indefinidamente” su Estado del bienestar.
Y ya han señalado dónde hay que recortar. Para Merz es urgente abordar “un gran esfuerzo sociopolítico” en relación a “las pensiones, la atención médica y los cuidados de largo plazo”. Repitiendo que ya no es posible seguir dedicando “uno de cada tres euros que se generan en el país a pensiones, asistencia sanitaria y otros gastos sociales”.
No son reflexiones teóricas. Anuncian recortes en todos los gastos sociales. Y ya está fijada la fecha: finales de 2025, donde “grupos de expertos” presentarán sus propuestas. Desde los sindicatos alemanes se anuncia “un otoño de crueldad social”.
Todos los grandes medios repiten que “el sistema social alemán, uno de los más generosos de Europa, ha alcanzado sus límites financieros”. Demasiado dinero para pensiones, sanidad, ayudas sociales…
La ministra de Economía alemana ha propuesto elevar la edad de jubilación a los 70 años, afirmando que “hay que trabajar más y más tiempo”. Y Merz insiste en que “la reorganización del sistema de seguridad social no se puede seguir aplazando”, o repite que es necesaria “una reevaluación fundamental del sistema de subsidios”… siempre en el sentido de recortarlos.
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Francia
La “hora de la verdad” de los recortes

Un ajuste de 44.000 millones de euros, calificado como “una de las peores baterías de austeridad de la historia reciente de Francia”.
Se aplicará ya el próximo año, y concentra los recortes en las áreas sociales más sensibles:
-Congelación de las pensiones y otras ayudas sociales.
La cuantía de las pensiones, prestaciones por desempleo, ayudas por discapacidad o las rentas de inserción, no se actualizarán conforme al IPC. Es decir, serán recortadas al quedar por debajo del aumento del coste de la vida.
-Recortes en sanidad, especialmente para los enfermos más vulnerables.
Se destinarán 5.000 millones menos a la sanidad pública. Duplicando el importe del copago farmacéutico, lo que se paga por acceder a los medicamentos. Y eliminando la cobertura pública del 100% para los tratamientos a enfermos de larga duración, cargándolos con un coste inasumible para muchos.
-Reducción del número de funcionarios en áreas sociales.
Se suprimirán 5.000 puestos de funcionarios, y solo se sustituirán dos de cada tres que se jubilen. Esto va a golpear a los servicios sociales donde más funcionarios trabajan, como sanidad o educación.
-Endurecimiento del acceso al seguro de desempleo.
El gobierno galo propone una reforma del seguro de desempleo destinada a que menos personas accedan a él, y que cuando lo hagan sea por menos tiempo y una menor cuantía.
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Reino Unido
Nadie va a librarse de los recortes

La ministra de Trabajo británica, Liz Kendall, afirma que el sistema de ayudas a personas enfermas o con discapacidad “es demasiado caro e insostenible”. La propuesta del gobierno para reducirlas ha sido calificada por un diputado laborista como “recortes dickensianos”.
La ley de recortes del gobierno británico marca un camino, al atreverse a atacar a los sectores más vulnerables. El mensaje es claro: nadie va a quedar al margen de esta oleada de recortes.
El gobierno británico pretende endurecer el acceso a las ayudas por enfermedades físicas o mentales, para “ahorrar”. Y reducir drásticamente los beneficios que reciben las personas con discapacidad. En total 12.000 millones de euros en recortes.
Afectarán a 3,2 millones de familias. Y el Consorcio de Beneficiarios por Discapacidad, que agrupa a más de 100 organizaciones humanitarias, ya ha declarado que “estos recortes devastadores e inmorales van a empujar a la pobreza a más gente enferma, y van a empeorar la salud de las personas”.
Estas medidas se añaden a otras, como el recorte del Crédito Universal, la ayuda que reciben los ciudadanos más vulnerables -el equivalente al Ingreso Mínimo Vital en España-, o la eliminación de las ayudas a los pensionistas para pagar los recibos de gas y luz en invierno.
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UE
Los recortes de Von der Leyen

Hasta ahora los presupuestos comunitarios estaban definidos por dos grandes capítulos. Por un lado la PAC, las ayudas que sostienen a muchos agricultores y ganaderos. Y por otro los Fondos de Cohesión, destinados a favorecer el desarrollo de las regiones más atrasadas.
Hasta ahora. El nuevo marco presupuestario presentado por la Comisión Europea supone un giro drástico.
Se recortarán un 22% las ayudas de la PAC. Son 100.000 millones menos. Y los fondos de cohesión se reducirán hasta un 34%. El mayor tijeretazo de la historia.
De conjunto, para España estos recortes supondrán casi 17.000 millones de euros menos.
Y la letra pequeña de los presupuestos es también preocupante. El acceso a fondos europeos se someterá a la aprobación de un “programa nacional”, que incluya “reformas” -es decir recortes- cuyo cumplimiento será vigilado por Bruselas.
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Ocultan lo que se nos viene encima
En España todas las miradas informativas se dirigen a las disputas entre gobierno y oposición. Pero mientras tanto están sucediendo, sin que ocupen un lugar relevante en los grandes medios, cosas que van a determinar nuestras vidas.
Si los principales países europeos están entregados a la ejecución de una ola de recortes que supera todos los límites, este es un problema que nos golpea de lleno.
Hay que determinar las razones que impulsan este tsunami de recortes. Es evidente que las exigencias norteamericanas son un factor clave. Los mismos países que anuncian duros planes de ajuste duplican o triplican sus gastos bélicos, para hacer frente al mandato de Washington de destinar un 5% del PIB a defensa. Y el infame acuerdo comercial firmado por la Comisión Europea con Trump nos obliga a comprar a EEUU 750.000 millones en gas y petróleo, y 600.000 en armamento e inversiones. Unos mayores tributos al imperio que van a ser financiados con oleadas de recortes.
Pero lo más urgente es alertar sobre los efectos de un gigantesco plan de recortes que ya está aquí, y que sorprendentemente -o no- se oculta o se silencia.
No se van a eliminar totalmente las pensiones o la sanidad pública. No se puede “americanizar” del todo el modelo social europeo. Pero sí degradarlas y privatizarlas, para transformarlas en un sistema asistencial, afectando a la vida de millones de personas, bajo la falsa bandera de que “el Estado del bienestar es insostenible”.
Debemos ser conscientes de que estos son los vientos que soplan hoy, en plena “era Trump”, en Europa. Y movilizarnos para proteger unas conquistas sociales que hoy pretenden desmantelar.

