El gobierno nos dijo el pasado viernes que «hay que acabar con la pregunta ¿con IVA o sin IVA?». Ahora sabemos que, sobre todo, habrá «más IVA», porque así lo ordenan el FMI y Bruselas. La Comisión Europea anunció ayer que «la subida del IVA no es una recomendación, es una obligación». Y Rajoy se dispone a hacer lo que siempre negó. El precio de la intervención, aunque sea parcial, ya está sobre la mesa. Va a subirse el IVA, eliminar la gratuidad para casi 500 medicinas, incrementar los impuestos a la gasolina o la vivienda En definitiva, aplicar todos y cada uno de los recortes exigidos por Washington y Berlín. Y que acabaremos pagando todos nosotros.
En mayo, Rajoy exigía que el BCE comparara deuda española “porque España ya ha hecho todo lo que estaba en sus manos”. Cuando se formalizó la petición de lo que ellos llaman “rescate” y en realidad es un atraco, el presidente volvió a insistir en que “no significará mayores recortes”.
Ahora, ha utilizado su comparecencia en la Asamblea de la CEOE para anunciar “nuevas medidas duras y difíciles”.
¿Cuáles serán esas medidas? Lo mejor es acudir directamente a quien manda. No al gobierno español, sino al FMI y a Berlín.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, habitual portavoz de las tesis alemanas, ha emitido un comunicado donde se recalca que “vigilará de cerca el cumplimiento de los compromisos del Gobierno con el déficit y con las reformas estructurales”.
El último informe del FMI exigía la subida del IVA, el incremento de los impuestos para las gasolinas y la compra de vivienda, y una nueva ronda de ajustes en el gasto sanitario.
Dicho y hecho, estos son exactamente los recortes que se dispone a emprender el gobierno de Rajoy.
A pesar de haber repetido una y mil veces que no subiría el IVA, Rajoy va a hacerlo, plegándose a las exigencias de Washington y Berlín.
Los productos con IVA super reducido –del 4%- pasarán a pagar el 8%. Se trata de artículos básicos como medicamentos o bienes de primera necesidad –pan, leche, queso, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, cereales, tubérculos-.
Lo mismo pasará con los artículos que pagan un IVA reducido –el 8%-, y que pasarán a abonar el tipo normal, el 18%. Estamos hablando de la mayoría de productos alimentarios y todos los productos sanitarios.
Son bienes absolutamente básicos. Su IVA se duplicará con creces, su precio subirá, y nos afectará a todos, especialmente a los sectores más vulnerables.
No será este el único hachazo. Se anuncia que hasta 456 medicamentos serán excluidos de la Seguridad Social, y deberemos pagar por ellos la totalidad de su precio.
Se trata de fármacos catalogados para “dolencias de carácter leve”, pero que son de uso común y obligatorio para millones de personas. Como por ejemplo el Almax, que habrá que sustituir por el omeprazol, con mayores efectos secundarios. También tratamientos contra las varices o el deterioro cognitivo asociado a la edad, decisivos en la calidad de vida de muchos enfermos. O laxantes necesarios en personas que siguen tratamientos contra el cáncer.
Además, medicamentos de uso masivo contra las gripes y resfriados o migrañas dejarán de estar financiados por la Seguridad Social, lo que supondrá un gasto extra para muchas familias.
A estos recortes se añade la eliminación de la deducción por compra de vivienda –restablecida por Rajoy hace sólo seis meses-, o una nueva subida de impuestos a las gasolinas.
Toda una oleada de recortes, de los que estamos conociendo sólo los primeros apuntes, dictados directamente por el FMI y Berlín.
Nos repiten que estos tijeretazos son necesarios para “cuadrar las cuentas”. Anuncian que el déficit del Estado se disparó en mayo hasta el 3,41% del PIB, con lo que ya alcanza casi el objetivo del 3,5% para todo el año (el 5,3% es para el conjunto de las administraciones).
Lo que no nos dicen es que el capítulo que más se ha disparado no son los gastos en sanidad o educación, sino los gastos financieros, que han crecido nada menos que un 32%. Gracias a los 11.555 millones extras que se ha gastado el Estado en pagar los intereses de la deuda ante la escalada de la prima de riesgo. Más que la suma de todos los recortes aplicados este año en sanidad y educación.
¿Qué quieren reducir el déficit público? ¡Pues que atajen el atraco a que nos someten los bancos alemanes, norteamericanos, y también españoles!