«La derecha en Estados Unidos ha logrado ya entronizar como verdad absoluta la idea falaz de que la mayoría de la población quiere meter en cintura los gastos excesivos de un gobierno dispendioso. Obama se ha prestado a este triunfo y ha entregado su presidencia a los conservadores en bandeja de plata. En realidad, la Casa Blanca capituló hace tiempo.»
Las encuestas revelan que la mayoría de los estadunidenses están en favor de aumentar los imuestos a los estratos más ricos. Pero la clase política en Washington (es decir, ambos partidos) ya ha aceptado que incrementar la recaudación no es el camino para reducir el déficit. Aquí ha demostrado quién detenta el poder real en la democracia estadounidense. En lugar de presentar opciones con liderazgo, Obama escogió doblegarse. La verdad es que no es necesario incrementar el endeudamiento porque existen muchas alternativas. Además de aumentar la recaudación, un recorte en el gasto militar es una opción evidente, pero el presupuesto del Pentágono se ha incrementado todos los años bajo la administración Obama. (LA JORNADA) DER SPIEGEL.- Durante semanas, los inversores parecían inusualmente tranquilos frente a la incapacidad de EEUU para acordar una solución a la suspensión de pagos que se avecina. Los intermediarios que se han acostumbrado a correr presa del pánico deshaciéndose de los euros a la menor señal referida a la deuda en la Unión Europea han hecho caso omiso de la parálisis de Washington. "Llegarán a un acuerdo," parece ser la actitud. Que ahora parece haber cambiado. Europa también está a la expectativa. Así como EEUU instó a la zona euro que acelerara sus esfuerzos para resolver la crisis de la deuda griega, los líderes europeos han empezado a exigir que Washington actúe. La Jornada. México Obama y el gran chantaje de la deuda Alejandro Nadal La coerción es el arma política preferida en Washington. Frente a la necesidad legal de incrementar el techo del endeudamiento del gobierno federal, el partido republicano y todas las fuerzas de la derecha conservadora han amenazado al titular del ejecutivo: o se encara realmente el problema del déficit con fuertes recortes en el gasto público, o se negará la autorización para elevar el techo de endeudamiento. La derecha en Estados Unidos ha logrado ya entronizar como verdad absoluta la idea falaz de que la mayoría de la población quiere meter en cintura los gastos excesivos de un gobierno dispendioso. Obama se ha prestado a este triunfo y ha entregado su presidencia a los conservadores en bandeja de plata. En realidad, la Casa Blanca capituló hace tiempo. Sabía que el estímulo fiscal aprobado al principio de la administración era insuficiente y su duración demasiado corta. Al renunciar a lanzar un nuevo paquete fiscal, Obama se echó la soga al cuello. Cuando el efecto del primer estímulo se agotó, Obama fue blanco de las críticas por el fracaso de su plan. De pronto, por arte de magia, la crisis fue percibida como estando más relacionada con los malos manejos de la economía bajo Obama que con 20 años de desregulación y abusos en el sector financiero. Y la discusión pasó de la necesidad de meter en cintura al sector financiero a la urgencia de recortar el déficit. La realidad es que es absurdo tratar de resolver el problema del déficit fiscal en medio de una recesión. Hay en la actualidad un altísimo nivel de desempleo en Estados Unidos (alrededor de 20 millones de personas con desempleo total o parcial) y los salarios se encuentran deprimidos. Lo que en su momento permitió a los consumidores mantener su demanda fue el valor de sus casas, pero ahora el precio de esos activos sigue cayendo. La demanda agregada se ha desplomado y las empresas no están contratando más trabajadores, lo que conduce a un círculo vicioso que sólo se puede cerrar con un estímulo fiscal. Eso permitiría incrementar la recaudación fiscal y reducir el déficit. El congreso y Obama han escogido otro camino: de lo único que se habla en Washington es de reducir el gasto para abatir el déficit. En realidad, un gobierno puede reducir el déficit de dos maneras: puede aumentar sus ingresos fiscales o puede reducir el gasto público. Las encuestas revelan que la mayoría de los estadunidenses están en favor de aumentar los impuestos a los estratos más ricos, los que se han beneficiado del modelo neoliberal durante décadas. Pero la clase política en Washington (es decir, ambos partidos) ya ha aceptado que incrementar la recaudación no es el camino para reducir el déficit. Aquí ha demostrado quién detenta el poder real en la democracia estadounidense. En cambio, los políticos en Washington prefieren reducir el gasto público, lo que necesariamente traerá consigo una mayor contracción de la economía de ese país. A los conservadores no parece importarles mucho porque el desgaste político será para Barack Obama. En lugar de presentar opciones con liderazgo, Obama prefirió acomodarse a las prioridades de los conservadores. En vez de enfrentar con otras opciones el problema de las finanzas públicas, escogió doblegarse. La verdad es que no es necesario incrementar el endeudamiento porque existen muchas alternativas. Además de aumentar la recaudación, un recorte en el gasto militar es una opción evidente, pero el presupuesto del Pentágono se ha incrementado todos los años bajo la administración Obama. Lo más importante hubiera sido una verdadera reforma en el sistema de salud. Hoy en día ese sistema está integrado por la seguridad social y los programas Medicare y Medicaid. El gasto en estos componentes es el factor más importante en el crecimiento del déficit. Pero el costo del sistema de salud se debe al control de los monopolios en la industria farmacéutica y en la de las aseguradoras. Los datos de la OECD revelan que el gasto en el sistema social de salud en Estados Unidos es superior al de países como Alemania o Suiza. Pero en términos de calidad, el servicio en los establecimientos estadounidenses está muy por debajo de esos países. La realidad es que el complejo farmacéutico-asegurador es tanto o más poderoso que el complejo militar-industrial cuando consideramos su impacto en la cuenta pública. La propuesta en Washington para reducir el gasto en el sistema de salud pública no pasa por controlar a los oligopolios. La reducción se llevará a cabo recortando el número de personas elegibles para estos servicios y empeorando la calidad de los mismos. El chantaje ha funcionado. Se dice que si no se acepta el plan de los conservadores (en ambos partidos), sobrevendría una hecatombe. Eso habría que analizarlo con cuidado. Por el momento la clase política en Washington se encuentra bien con esta argumentación porque lo que le interesa es desmantelar los últimos vestigios del estado de bienestar en Estados Unidos. LA JORNADA. 27-7-2011 Alemania. Der Spiegel Europa se impacienta ante el retraso de la deuda USA Durante semanas, los inversores parecían inusualmente tranquilos frente a la incapacidad de EEUU para acordar una solución a la suspensión de pagos que se avecina. Los intermediarios que se han acostumbrado a correr presa del pánico deshaciéndose de los euros a la menor señal referida a la deuda en la Unión Europea han hecho caso omiso de la parálisis de Washington. "Llegarán a un acuerdo," parece ser la actitud. Que ahora parece haber cambiado. Los valores se desplomaron en Wall Street el miércoles, con el índice Dow Jones cayendo 200 puntos y las tasas de interés de los bonos de EEUU se han disparado. Los inversores también han empezado a correr a comprar credit default swaps como una póliza de seguro contra el incumplimiento. Europa también está a la expectativa. Así como EEUU instó a la zona euro que acelerara sus esfuerzos para resolver la crisis de la deuda griega, los líderes europeos han empezado a exigir que Washington actúe. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, muy respetado en la capital de EEUU por su franqueza, ha sido el último. "Todo el mundo en EEUU debe ser consciente de su responsabilidad en los mercados financieros globales", dijo Schäuble al diario Passauer Neue Presse el jueves. Agregó que sigue confiando en que se encontrará una solución, pero "aún así, los problemas de Estados Unidos no se resolverán. El núcleo de estas dificultades están en una deuda exorbitante y en las perspectivas económicas. Los estadounidenses tienen que encontrar soluciones a largo plazo para crear solidez fiscal y políticas de crecimiento." Consecuencias potencialmente graves Asimismo, no pudo resistirse a lanzar una púa a sus socios del otro lado del Atlántico. "En la zona euro no hemos logrado resolver todos nuestros problemas", dijo. "Pero al menos hemos dado un paso importante." EEUU no tiene mucho tiempo para dar un paso tan importante. La fecha límite para elevar el techo de la deuda –que permitiría al presidente de EEUU Barack Obama seguir pagando las cuentas de la nación, tales como los beneficios de los veteranos y los pagos de asistencia social– es el 2 de agosto. En caso de que los republicanos continúen bloqueando los esfuerzos actuales para encontrar un compromiso, las consecuencias podrían ser graves. "El peligro de que EEUU se declare insolvente en menos de una semana ha impulsado un malestar masivo", dijo Klaus Regling, director del fondo de rescate europeo conocido como Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, al tabloide alemán Bild el jueves. "Nadie sabe lo que sucedería si la mayor potencia económica del mundo de repente deja de pagar los intereses de su deuda. Eso nunca ha sucedido antes. Sería sacudir la economía global." Christine Lagarde, la nueva jefa del Fondo Monetario Internacional, dijo el martes que una suspensión de pagos de EEUU sería un "evento muy, muy serio, no sólo para los EEUU, sino para la economía mundial en general." De hecho lo sería. Los bonos de EEUU se consideran como los más seguros del mundo. Incluso si Washington suspendiera los pagos de intereses por unos pocos días, podría tener consecuencias a nivel mundial mucho mayores que una quiebra griega. Los inversores se quedarían sin saber en quien confiar – especialmente teniendo en cuenta los problemas de deuda de la zona euro y las dificultades económicas en curso en Japón. La falta de confianza en los líderes económicos mundiales es casi seguro que conduciría a graves dificultades económicas globales. ‘Alinear los culos’ Incluso si se evita lo peor, las finanzas de EEUU son un desastre. La deuda total es cercana al 100 por cien del Producto Interior Bruto, poniéndolo en la misma liga que Italia, Portugal e Irlanda, tres de los Estados de la zona euro de los famosos PIIGS. El déficit presupuestario de Estados Unidos es de más de un billón de dólares – más del 10 por ciento del PIB. Si Washington fuera a solicitar el ingreso como miembro de la zona de la moneda común europea, sería rechazado de plano. Los republicanos conservadores en Washington han señalado estos indicadores económicos como explicación de su negativa a ceder ni un milímetro en la batalla con Obama. Sin embargo, mientras que los republicanos han insistido en recortes presupuestarios masivos, se han negado a considerar un aumento de los impuestos a los más ricos de Estados Unidos. Aunque Obama ha estado tratando de esforzarse por encontrar un compromiso, los republicanos, que muchos creen que han estado siguiendo la dirección del movimiento ultraconservador Tea Party, no han hecho nada más que exigir. Incluso algunos en Europa han comenzado a cuestionar la cordura en el debate en Washington. Vince Cable, secretario de Estado británico para las empresas y miembro del gabinete del primer ministro, David Cameron, dijo esta semana que el acuerdo se encontraba detenido por "unos cuantos locos de la derecha en el Congreso de Estados Unidos". Hubo algunos indicios el miércoles de que los republicanos, finalmente podrían estar avanzando hacia un acuerdo. El presidente republicano de la Cámara John Boehner, quien repetidamente ha sido obstaculizado por intentar llegar a un acuerdo con Obama, llamó a los legisladores de su partido a "alinear sus culos." Que lo hagan aún está por verse. Los inversores y los líderes europeos están mirando. DER SPIEGEL. 28-7-2011