José Sanchís Sinisterra es uno de los más reconocidos dramaturgos y directores españoles. Fundador de la Sala Beckett (Teatro Fronterizo) y del Nuevo Teatro Fronterizo, vio reconocido su trabajo con el Premio Max de a Crítica 2012.
¿En el caso del Premio Max de la Crítica, crees que es un reconocimiento al trabajo del teatro independiente?Vamos a ser optimistas y a pensar que sí. Es verdad que en la formulación del premio se referían a esto, o sea que es un aspecto que tenía en mente el jurado. Desde luego sí que te puedo decir que en el año y medio que llevamos funcionando estamos generando en la periferia de la actividad teatral una serie de inquietudes como “esto es lo que habría que hacer”. Puede que esto le llegara al juradoLa tan manoseada crisis con todo lo que afecta a la financiación de las compañías está poniendo de relieve que en los últimos diez años la actividad teatral se ha dejado llevar por la panacea del marketing cultural y el apoyo mediático. Cuando hace unos años empecé a pensar que valía la pena intentar este proyecto en Madrid, partí de esta constatación. Se hace un teatro muy bonito y de mucha calidad, los espectadores incluso han aumentado, pero no hay investigación. Es más de lo mismo o imitación de fórmulas foráneas. Y también percibía, como mucha gente, que el teatro está encerrado en un público muy especial, y que hay grandes zonas del tejido social para las cuales no existe el teatro. ¿Hay un resurgir del teatro independiente y de alternativas teatrales?Sí. Como ocurre a menudo la crisis hace que se active la imaginación y la búsqueda de alternativas. A la larga esto puede ser muy bueno para el teatro. Es que yo soy optimista histórico.Todas las crisis traen un cuestionamiento de las líneas nodulares y las formas…Si me he dedicado toda la vida al teatro es porque siempre ha sido, y lo seguirá siendo, un sismógrafo de lo que ocurre en la sociedad. Por lo menos en sectores no visibles. Los medios de comunicación son muy selectivos con lo que proyectan. Pero yo creo que el teatro tiene una gran sensibilidad y tarde o temprano reacciona a esos movimientos telúricos, por muy pequeños que sean.¿Crees que el teatro puede ser una punta de lanza en el desarrollo de la independencia económica en el arte?, ¿cómo abordáis esto en el Nuevo Teatro Fronterizo?Con una inquietud permanente sobre la supervivencia de la mínima infraestructura que tenemos. Nosotros no tenemos ningún apoyo público. Estuve tres años intentando que las instituciones apoyaran el proyecto, igual que en os 80, 90, y lo siguen haciendo, apoyaron el proyecto que creé en Barcelona, el Teatro Fronterizo, que dio lugar a la sala Beckett. Esto ya no es posible y Madrid es una ciudad muy difícil. Conozco la angustia de muchas salas y de muchos proyectos que sobreviven prácticamente sin ninguna ayuda oficial. Hay que inventar otras fórmulas. Pero esto no debe hacernos perder de vista que la creación artística y la investigación teatral son servicios públicos, equiparables a la Educación y la Sanidad. No hay que renunciar a que las instituciones lo apoyen. Quizás, en la medida en la que la sensibilidad regrese a los poderes públicos, el teatro pueda mantener su independencia con una financiación reticular, que es hacia lo que vamos, pero al mismo tiempo hay un teatro que nunca podrá sobrevivir sin el apoyo de las instituciones. Una ley de mecenazgo suficientemente flexible ayudaría a descargar a la Administración. Pero está el peligro de monopolización que ha abierto la actual Ley de Mecenazgo…Claro, que no exijan nada a cambio. Es que la financiación pública, aunque no de un modo explícito, también es discriminatoria. Se siguen gastando millones de euros en actividades culturales que redundan en la imagen de quien lo paga. Todavía se pueden ver espectáculos en teatros públicos que escandalizan por el derroche de medios. ¿Por qué?, pues porque las instituciones siguen considerando que tienen que crear imagen. Esto no incluye la censura directa, pero si una discriminación por productos teatrales que les aporten prestigio, visibilidad, brillo, etc…«Caminamos hacia un modelo de financiación reticular»¿Cuál es el trabajo que hacéis actualmente en el Nuevo Teatro Fronterizo?En primer lugar, por la precariedad en la que tenemos que vivir, te puedo decir, sin vanagloria, que estamos al 30% de nuestras posibilidades. Pululan una serie de proyectos indispensable que no podemos llevar a cabo. Estamos haciendo una mínima parte de lo que podríamos hacer si tuviéramos más desahogo.Yo sigo siendo un defensor del texto dramático, en cuanto soporte de contenidos del espectáculo. No tengo nada en contra del teatro de la imagen, de las sensaciones, del teatro que se apoya en lo no verbal y la movilización de la emoción. Pero lo que a mi me interesa es que diga, no que lance mensajes, sino que plantee a través de estructuras dramatúrgicas particulares que determinen la movilización del pensamiento público, que active la reflexión, la memoria y la utopía.Estamos llevando adelante una serie de proyectos, que yo les llamo dramaturgias inducidas, que nacen con la voluntad de incentivar a los autores a tratar determinados temas que no aparecen con suficiente nitidez en la producción teatral: la visibilidad de la mujer, os colectivos sociales foráneos que forman parte del tejido social pero que no aparecen en el teatro, la memoria histórica, es decir, las consecuencias de una guerra civil que siguen lastrando la vida social y la sensibilidad de la sociedad; la relación del teatro con el pensamiento, con la filosofía, lo que yo le llamo el teatro de ideas; la adolescencia como colectivo social… no hay un teatro para adolescentes en España, y es el momento en el que se fraguan las principales contradicciones, entre represión y libertad, entre individualidad o pertenencia, visión de futuro y regresión…Otro ejemplo es cómo El Teatro a la escucha de la Historia. Estamos haciendo un ciclo de lecturas dramatizadas en La Casa Encendida, con el apoyo de Le Monde diplomatique en español, que es nuestro aliado, y a través de este ciclo estamos casi montando unas obras que desde principios del siglo XX hasta el final dijeron que fue el devenir de los procesos sociales. Esa relación del teatro con la Historia es fundamental.Y por otra parte estamos dando a conocer autores, textos, dramaturgias que no aparecen nunca en la cartelera. Además del ciclo de El Teatro Latinoamericano del siglo XXI…Por un lado está la recuperación de textos que ya se representaron pero que han quedado fuera del circuito, y por otro inducir a los jóvenes autores a que planteen problemáticas más acordes a lo que está pasando. Pero también está la investigación. Hay que estar permanentemente investigando las formas dramáticas y el trabajo del actor. En ese sentido los talleres del Nuevo Teatro Fronterizo son en realidad laboratorios de investigación y esperamos que surjan materiales y enfoques más acorde con lo que está pasando. ¿Por ejemplo?El coro y la coralidad. Ese instrumento dramatúrgico sirve para tratar problemáticas colectivas. Investigar el coro como una herramienta de teatro comunitario. O una experiencia de teatro en las plazas. En la medida en la que las pazas vuelven a ser para muchos el ágora de los movimientos sociales estamos fabricando una líneas de interpretación recuperando elementos de la vieja juglaría, de los charlatanes y los vendedores callejeros.