Las cifras oficiales son estremecedoras. En 260 días de ofensiva genocida, los bombardeos israelíes han causado 37.551 gazatíes muertos, según los datos de las autoridades sanitarias de la Franja.
Pero estos son sólo los cadáveres recuperados y conformados. Bajo las toneladas de escombros hay muchos, muchos más. Sumando a los desaparecidos y sepultados la cifra asciende por encima de los 45.000 muertos, de los cuales 41.131 serían civiles (91%), y cerca del 70% mujeres (10.173) y niños (15.620). Son las estimaciones de la ONG Euro-Med Human Rights Monitor.
Es 22 de junio. Más de 100 muertos. Las bombas no sólo caen en Rafah, sino en el norte y en el centro de la Franja, por todas partes. La capital, Gaza, sufre una de las oleadas de bombardeos israelíes más letales de las últimas semanas.
En nueve meses de empeño asesino, las bombas de Israel han causado 86.420 heridos, muchos de ellos de extrema gravedad que ya no tienen acceso a sedantes, ni antibióticos, ni material médico. Han forzado a desplazarse a 1,7 millones de gazatíes, la inmensa mayoría de la población. El bloqueo férreo de las fronteras ha provocado que el 90% de la población esté soportando la más brutal escasez de agua y comida, provocando cientos de muertes por hambruna entre los más débiles.
En nueve meses y medio de infierno, la furia homicida del Ejercito israelí ha destruido por completo casi 142.000 edificios civiles, en su mayoría viviendas, y dañado seriamente otras 312.000 viviendas, junto a 2.500 infraestructuras. Buscando de manera indisimulada convertir en inhabitable la Franja de Gaza
Ha perpetrado 361 ataques a instalaciones y equipos sanitarios, matando a 486 médicos y enfermeros e hiriendo a más de 600.
Ha realizado 467 ataques sobre centros educativos, muchos de ellos escuelas de la UNRWA donde se refugiaba la población civil.
En su empeño por un genocidio sin testigos, ha destruido o dañado 182 emplazamientos de la prensa, asesinando a 146 periodistas.
A estas trágicas y criminales cifras se suman más de 520 palestinos muertos en Cisjordania y Jerusalén Este a manos de las fuerzas israelíes o en ataques por parte de colonos desde el 7 de octubre.
Por separado, cada uno de los puntos anteriores, cada número que canta sangre, constituye en sí mismo un flagrante crimen de guerra, una violación descarada de la Convención de Ginebra y de todas las leyes sobre conflictos armados. Juntos constituyen uno de los genocidios más cruentos de la historia reciente.
Un genocidio que cuenta con toneladas, con cientos de miles de pruebas gráficas, retransmitidas al planeta entero en directo. No sólo por sus víctimas o por los valientes reporteros gazatíes que se juegan la vida para narrar cómo ellos y su pueblo son exterminados, sino a menudo por los mismos soldados israelíes, ebrios de odio e impunidad.
Son nueve meses de holocausto, nueve meses de horror. Nueve meses de genocidio ante los ojos del mundo.
Basta ya. Basta ya. Basta ya.