Se ha presentado en el parlament la ley con la que se pretende declarar la independencia unilateral tras el 1-O. Cuando desde toda España se ha fortalecido la unidad y solidaridad con Cataluña en respuesta a los criminales atentados terroristas, los impulsores del “procés” insisten en llevar hasta el final su órdago de ruptura, anunciando un aumento de la tensión hasta el 1-O
Apenas han dejado pasar unos pocos días de obligada tregua tras el doble atentado en las ramblas de Barcelona y en Cambrils. Los sectores más independentistas encabezados por Carles Puigdemont han vuelto a la carga. Presentando en el parlament catalán la “ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república catalana”.
El texto de la ley presentada por Junts pel Sí y las CUP consta de 89 artículos y tres disposiciones adicionales, y supone en los hechos una nueva constitución para Cataluña.
Evidencia, a pesar del impacto de los atentados, la voluntad por parte de los sectores encabezados por Puigdemont de llevar hasta el final el desafío del 1-O. El día antes, el propio Puigdemont había declarado que el referéndum se celebrará, exigiendo “una transición muy rápida” hacia la independencia si triunfa el Sí.
Lo que se ha presentado en el parlament es mucho más que una ley. Su articulado contempla todos los aspectos que precisaría el “Estado catalán”.
Establece los requisitos para la obtención de la nacionalidad catalana. Sería compatible con la española, pero solo podrían votar aquellos ciudadanos que obtuvieran la nacionalidad catalana.
La Generalitat se apropiaría de todos los bienes del Estado en Cataluña, pero se negaría a pagar la parte correspondiente de la deuda pública si no media una negociación bilateral con el Estado español.
La “ley de transitoriedad” elimina el poder judicial español en Cataluña, convirtiendo el Tribunal Supremo de Cataluña -cuyo presidente sería nombrado directamente por el govern- en la máxima autoridad judicial.
Asimismo, establece que el ejército español debería abandonar Cataluña, pero sin establecer en qué consistiría el nuevo ejército catalán.
Contempla una amnistía total para todos los condenados por delitos relacionados con la independencia. En un intento de levantar la inhabilitación que pesa sobre Artur Mas tras desobedecer al Tribunal Constitucional con la convocatoria de la consulta del 9-N.
Esta ley se aprobaría antes de la celebración del referéndum el 1-O, y entraría en vigor automáticamente si triunfa el sí, aunque fuera por un voto y sin ningún mínimo de participación.
Su aprobación en el parlament se haría con los votos de Junts pel Sí y las CUP, muy por debajo de los dos tercios que el estatut exige para impulsar una reforma, y utilizando el ariete del cambio del reglamento que deja a la oposición sin margen de maniobra.
En unos pocos días, sin posibilidad de discusión, y contando solo con el apoyo de una minoría de la sociedad, se pretende aprobar algo que es mucho más que una ley. Expresión del carácter antidemocrático del procés de ruptura.
Las condiciones creadas tras los atentados, y la respuesta de unidad y solidaridad de todo el pueblo español con Cataluña, trabajan en contra de los impulsores del “procés”. Y conforme se acerca el 1-O las maniobras de los sectores más independentistas se enfrentan a la mayoría de la sociedad catalana.
La manipulación por parte de la ANC de la manifestación del pasado sábado, intentando convertir en un acto independentista lo que era una demostración de unidad contra el terrorismo, ha provocado una creciente indignación.
Sorprendentemente, se permitió que la ANC fuera responsable del servicio de orden de la manifestación. De forma planificada, agruparon todas las banderas y símbolos independentistas en la cabecera, y organizaron la pitada al Rey.
Una situación que contrastaba con la imagen del resto de la manifestación, absolutamente antagónica, donde solo existía el rechazo al terrorismo y convivían las banderas catalanas y españolas.
Enric Juliana, subdirector de La Vanguardia y uno de los más lúcidos analistas de la política española, señala como “los pitidos al Rey en la manifestación del sábado no ayudan a la extensión social del soberanismo, aunque los más excitados crean lo contrario”. Pero al mismo tiempo advierte que “septiembre comenzará con una tremenda aceleración”, agudizando todas las contradicciones con centro en Cataluña.
Los Puigdemont y Mas están dispuestos a crear un conflicto de imprevisibles consecuencias para llevar adelante sus planes. La fecha del 1-O se acerca, y todas las cartas van a ponerse encima de la mesa en un mes de septiembre que será decisivo en uno u otro sentido.