La “Plataforma contra los fondos buitres” exige que estos piratas financieros no puedan controlar servicios de salud. Y Ángel Castillo, de ATTAC, denuncia que “los fondos de inversión están penetrando en España e invirtiendo en necesidades básicas como la sanidad”.
El deterioro de la sanidad pública está ya provocando intensas movilizaciones. Pero detrás de esta amenaza hay responsables que quedan habitualmente ocultos: los grandes fondos de capital extranjero que quieren convertir nuestra salud en un negocio al servicio de aumentar sus ganancias.
La tercera mayor compra de una empresa de salud en el mundo a lo largo de 2022 se realizó en España. El fondo estadounidense KKR adquirió por 3.000 millones las clínicas valencianas IVI. Rivalizó con otros fondos anglo-norteamericanos como Carlyle o Permira. En una operación pilotada por gigantes financieros globales como Morgan Stanley, Bank of America, Credit Suisse o Deutsche Bank.
Algunos de los principales nódulos del gran capital financiero mundial, especialmente el norteamericano pero también algunos grandes grupos europeos, en una sorda batalla por hacerse con el control del sector sanitario español.
No se trata de un caso aislado.
Solo el capital riesgo -los “fondo buitres”, que compran una empresa a precio de saldo para especular con ella- realizaron 98 operaciones similares el pasado año, apropiándose de importantes empresas españolas relacionadas con la salud.
La sanidad es uno de los tres sectores donde más está invirtiendo el capital extranjero. Su volumen ha crecido con la pandemia, y es un sector “seguro”, una necesidad básica de la que no se puede prescindir.
El gran capital extranjero está presente en la sanidad pública, copando buena parte de los conciertos público-privados para gestionar hospitales. Copa el 40% de las empresas farmacéuticas en España, controlando el flujo de medicamentos y cuál es su precio. Controla cuatro de las cinco mayores empresas de residencias para la tercera edad, siendo responsables del crimen cometido en ellas durante la pandemia sobre nuestros mayores.
No son solo “fondos buitres”. También gigantes financieros como BlackRock, con una división especializada en sanidad, y que recomienda invertir en sanidad en 2023 porque “las ganancias del sector de la salud son más resistentes”.
Que la sanidad española esté cada vez más en manos de estos gigantes financieros perjudica seriamente nuestra salud.
Que la sanidad esté en manos de fondos extranjeros perjudica seriamente nuestra salud.
Quién se beneficia de los recortes en sanidad
Es una evidencia que la sanidad pública española necesita una mayor inversión. Pero sorprendentemente lo que se pretende no es aumentar el gasto en salud sino recortarlo.
El gasto sanitario público escaló durante la pandemia hasta el 7,8% del PIB. Pero el Programa de Estabilidad 2022-2025, negociado con la Comisión Europea, pretende reducirlo al 6,8% en 2023 y al 6,7% en 2024 y 2025.
Estaremos muy por debajo de la media europea. Frente a los 2.244 euros de gasto por habitante en salud de la UE, en España nos quedamos en 1.808.
En 2009 se destinaba a sanidad un 6,8% del PIB… y las previsiones para 2025 es no solo no aumentarlo sino reducir ese porcentaje hasta el 6,7%.
¿Por qué se insiste en desproteger la sanidad? La respuesta es tan sencilla como dramática. Estamos por debajo de la media europea en gasto público sanitario pero por encima en los recursos destinados a la sanidad privada. En España el gasto privado supone el 29,4% de la inversión total en sanidad, frente al 22,9% en el conjunto de la UE.
El deterioro de la sanidad pública espolea el crecimiento de la privada. Las grandes aseguradoras médicas han alcanzado un récord de clientes, superando los 11,5 millones, casi medio millón más que el año pasado.
Quien controla la sanidad privada sale beneficiado de los recortes en la pública. Y el gran capital extranjero está avanzando en el control del sistema sanitario español.
Recortan nuestra salud, especialmente la de las clases populares, aquellas que no se pueden permitir un seguro privado, para aumentar sus beneficios.
Es urgente fortalecer la sanidad pública, y defender un sistema sanitario nacional, que no se convierta en un negocio para los grandes fondos norteamericanos, ingleses, alemanes o franceses, a prueba de pandemias y que esté al servicio de las necesidades de la población.