¿Realmente es aplicable a España el Nuevo Frente Popular francés?

No es lo mismo

Muchos han mirado más allá de los Pirineos, hacia el Nuevo Frente Popular Francés, y han deseado que en España hiciéramos lo mismo, logrando una unidad de las izquierdas para parar el avance de la ultraderecha. ¿Es esto lo que necesita la izquierda española para acabar con tanto enfrentamiento cainita?

La constitución en Francia de un Nuevo Frente Popular ha desatado un debate en la izquierda española. ¿No deberíamos hacer lo mismo? ¿O al menos no es mejor seguir el ejemplo de unidad galo, frente a los enfrentamientos cainitas que sacuden la izquierda española?

La respuesta es no. Sería como aplicar la misma medicina a dolencias distintas. Y los médicos saben las graves consecuencias de ese tipo de prácticas.

La realidad política de Francia y España son muy diferentes, y los retos que la izquierda debe enfrentar son también muy distintos a ambos lados de los Pirineos.

En Francia buena parte de los grupos a la izquierda de la socialdemocracia se han unido con los restos del partido socialista para evitar un gobierno presidido por la ultraderecha. En España, afortunadamente, no enfrentamos esa negra perspectiva, y por el contrario la cuestión política nodular es qué camino va a tomar una izquierda a la izquierda del PSOE virulentamente atacada y sumida en el desconcierto.

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Francia y España

Dos escenarios muy distintos

¿Se imaginan que en las elecciones europeas Vox hubiera arrasado, provocando la convocatoria de unas generales anticipadas donde el horizonte más probable sería sufrir un gobierno con Abascal de presidente?

Este escenario dantesco es el que está viviendo Francia. Sin tenerlo en cuenta es imposible comprender por qué en un tiempo récord casi todas las fuerzas a la izquierda de la socialdemocracia han acordado una candidatura y un programa común. Que en su mismo nombre, Nuevo Frente Popular, pone en primer plano evitar un gobierno de la ultraderecha.

En España la situación es otra muy distinta.

La ultraderecha ha crecido, y ha aparecido una nueva cabeza en la hiedra ultra, pero su peso es sensiblemente menor que la media europea, y no puede aspirar a ser la fuerza más votada, como ha sucedido en Francia. Se han formado gobiernos autonómicos del PP con presencia ultra, pero la sociedad española se movilizó en las generales para que no llegará a la Moncloa.

En Francia gobierna Macron, representante de la derecha europea tradicional. Mientras que España es el único país de Europa con un gobierno de coalición donde está el PSOE y una fuerza a la izquierda de la socialdemocracia.

En el país galo la socialdemocracia no ha desaparecido pero sí se ha desmoronado, siendo claramente superado por las fuerzas a su izquierda. En las presidenciales de 2022 la Francia Insumisa de Melenchon, equiparable a Podemos, obtuvo en 21,5% de los votos… cuatro veces más que el partido socialista francés.

Por el contrario, en España el PSOE encabeza el gobierno y mantiene su primacía en el campo de los votantes de izquierdas.

Equiparar la política francesa con la española, trasladando mecánicamente lo que nace de una realidad muy distinta sería un error que ocultaría los verdaderos problemas y retos que debe enfrentar la izquierda en España.

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¿Por qué en España la alternativa no pasa por un Nuevo Frente Popular?

Tres millones de razones

Hay muchas razones que se enfrentan a la formación en España de un Nuevo Frente Popular, que en las condiciones de nuestro país supondría encuadrar a toda la izquierda bajo la dirección del PSOE. No vienen de la derecha sino de la izquierda.

En concreto son tres millones de razones. Son los votantes a la izquierda de la socialdemocracia, que han dejado de respaldar a formaciones como Sumar o Podemos, pero que nunca van a votar al PSOE.

Razones no les faltan. Son gente que mantiene los principios del 15-M, que hay que recordar surgió durante el gobierno de Zapatero. Persiguen un cambio social incompatible con lo que representa la socialdemocracia.

Prefieren abstenerse a votar al PSOE. Y, hay que decirlo una vez más, razones no les faltan para ello.

Este espacio político, el del espectro a la izquierda del PSOE, está “abierto en canal”. Su crisis se expone púbicamente de la forma más hiriente. A esta situación han contribuido las decisiones de las direcciones de Sumar o Podemos, pero este no es el factor principal. Los problemas a la izquierda del PSOE provienen, paradójicamente, de su éxito.

España es el único país europeo donde una fuerza a la izquierda de la socialdemocracia, ahora Sumar, hasta hace muy poco Podemos, están en el gobierno. En el resto del continente esto está, literalmente, prohibido. La extrema derecha puede acceder al gobierno, pero la izquierda que rechaza la socialdemocracia no.

Los centros de poder internacionales y nacionales han intentado impedir que esto suceda en España. Por eso se repitieron por dos veces las generales. Recordamos cuando, en el verano de 2019, Pedro Sánchez fue llamado a la reunión del G-7 en Biarritz para recibir la orden tajante de repetir los comicios antes de gobernar con Podemos. Fue la persistencia del voto popular la que impuso la formación de un gobierno de coalición de izquierdas.

Desde entonces esos centros de poder han perseguido un objetivo claro: minimizar el peso político, especialmente en el gobierno, de la izquierda a la izquierda del PSOE. Utilizando todos los medios, incluso los más turbios. Ahí sí se activó a todo trapo la “máquina del fango”.

Las direcciones de Sumar o Podemos han contribuido a este objetivo, perseguido por la oligarquía española y las grandes potencias, con EEUU a la cabeza. Lo hace Yolanda Díaz cuando insiste en que “la economía española va bien”, en un momento donde la mayoría nos empobrecemos mientras bancos y capital extranjero encadenan récords de beneficios. O Podemos al equiparar a Puigdemont, la derecha catalana más rancia, con los exiliados republicanos, justificar en Ucrania la invasión rusa o negarse a condenar el terrorismo de Hamás.

Pero, independientemente de las direcciones de Sumar y Podemos, sus bases están radicalizadas en la lucha contra los recortes, agrupa los luchadores más activos y conscientes, que persiguen una transformación social enfrentada a lo que defiende la socialdemocracia.

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¿Qué camino va a seguir la izquierda a la izquierda del PSOE?

La cuestión clave

Aunque algunos quieran darlo por muerto, difundiendo, incluso desde la izquierda, que “el ciclo del 15-M ha terminado” y ahora vivimos “un ciclo de derechas”, el espacio político a la izquierda del PSOE sigue muy vivo y conserva una influencia política decisiva.

Al colocar en primer plano “cómo aprender en España de las lecciones del Nuevo Frente Popular Francés” se oculta la cuestión política clave: qué va a pasar con la izquierda del PSOE, qué alternativa debe defender.

Una parte importante de las personas que componen este espacio político están en “estado shock”, desconcertadas y desmovilizadas. Las posiciones de algunos dirigentes, como la tomada por Yolanda Díaz, abandonando Sumar a su suerte para “dedicarse a gobernar”, ofreciendo un camino que en nada se diferencia del PSOE, contribuyen a agudizar el problema.

Defender en España un “frente popular contra la ultraderecha” es subordinar a toda la izquierda al mando de un PSOE que repite que “España va como un cohete” mientras el saqueo de bancos y monopolios se dispara.

Lo que necesitamos es reconstituir ese espacio de la izquierda del PSOE, frente a la confusión que ahora se siembra con el objetivo de desmovilizarlo.

Y lo primero es sentar las bases de un programa que aborde los problemas que sufre nuestro pueblo, situando unos ejes comunes que todos, desde la pluralidad e independencia de cada uno, podamos compartir.

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