La democracia de Brasil, la democracia del país más populoso de Iberoamérica, de la principal potencia económica de América Latina, ha sido gravemente atacada por una intolerable horda de fanáticos ultraderechistas, por una turba bolsonarista que ha imitado descaradamente -ahora que se cumplen dos años- la tumultuaria toma del Capitolio de EEUU por parte de los seguidores de Donald Trump.
Los sediciosos fascistas, que han irrumpido violentamente en el Congreso Nacional, el Palacio de Planalto y la sede de la Corte Suprema de Brasil, exigen una intervención militar que deponga al recién investido presidente Lula da Silva. Muchos de los que han participado en la invasión violenta de la sede de los tres poderes de la democracia brasileña llevan semanas acampados en las puertas de los cuarteles militares pidiendo una intervención armada que impida lo que ellos denominan «un gobierno comunista» en Brasil.
El responsable político de este intolerable ataque antidemocrático no es otro que el expresidente Jair Bolsonaro, residente ahora en EEUU.
Imitando a Donald Trump, antes, durante y después de las elecciones generales de Brasil, ganadas legítimamente por la candidatura de Lula da Silva, el ultraderechista ha proclamado su intención de no reconocer un resultado adverso, y ha alentado a sus seguidores a animar a las Fuerzas Armadas a dar un Golpe de Estado.
Más allá de cómo acabe este gravísimo episodio, se trata de una intolerable asonada golpista, fascista y antidemocrática. Ante estos hechos, llamamos a todos los demócratas a unirse en el más rotundo rechazo y la condena sin paliativos hacia los golpistas, junto al más absoluto apoyo al pueblo brasileño, a su Estado de Derecho, y a su legal y legítimo gobierno, encabezado por el recientemente investido presidente Lula da Silva.
Ante este vil y cobarde ataque a la democracia, Brasil vive ahora una hora crítica, que debe resolverse -como ha asegurado el presidente Lula- con una respuesta tan contundente como democrática, tan enérgica como inteligente, proporcionada y constitucional. Los participantes en esta asonada golpista deben ser detenidos y castigados de forma ejemplarizante.
A pesar de su peligrosa violencia, de su sinrazón y de su fanatismo, los sediciosos no representan más que a una pequeña minoría radicalizada, incluso de los que han votado a Bolsonaro. Pero hoy Brasil está enormemente dividido y polarizado, con una ultraderecha radicalizada que ha envenenado de odio y sectarismo a buena parte de la sociedad brasileña, y que cuenta con gran número de fanáticos y grupos organizados dispuestos a hacer mucho, mucho daño.
El nuevo gobierno brasileño tiene ante sí la difícil tarea de reducir la peligrosa polarización, este hondo y doloroso cisma. Pero si hay alguien capaz de volver a coser las costuras de un desgarrado Brasil, ese es un Lula da Silva que ha demostrado una sobresaliente habilidad para pactar y unir incluso a viejos oponentes políticos, como el que ahora será su vicepresidente, el centroderechista Gerardo Alckmin. “Nuestra obligación es intentar convencerlos de nuestras propuestas. Brasil no tiene más tiempo para insultos y odio”, ha dicho en más de una ocasión el propio Lula.
Las amenazas y los retos contra la democracia son grandes, pero también lo son los recursos y la fuerza que han llevado de nuevo a Lula a la presidencia: la lucha heroica, persistente e indoblegable de millones y millones de brasileños, de las clases populares, la izquierda y los movimientos sociales de Brasil, que durante siete años han protagonizado movilizaciones masivas y persistentes, primero contra el reaccionario y antipopular gobierno de Temer, y luego contra el aún más reaccionario y antipopular gobierno de Bolsonaro.
En la confianza de que -como en otras horas oscuras para Brasil- la lucha del pueblo logrará que prevalezca la democracia, expresamos nuestra enérgica condena a la intentona golpista de la ultraderecha bolsonarista, y nuestro cerrado apoyo al pueblo brasileño y a su legítimo presidente, Luis Inácio Lula da Silva.
Carlos vende pdfs a 6€\libro . Capitalismo puro .Monopolista de Estado dice:
«Más allá de cómo acabe este gravísimo episodio, se trata de una intolerable asonada golpista, fascista y antidemocrática. Ante estos hechos, llamamos a todos los demócratas a unirse en el más rotundo rechazo y la condena sin paliativos hacia los golpistas, junto al más absoluto apoyo al pueblo brasileño, a su Estado de Derecho, y a su legal y legítimo gobierno, encabezado por el recientemente investido presidente Lula da Silva.»
Me parece a mí que lo estáis sacando de quicio. Si no eran más que un grupito de frikys copiando al Trump.Eso,Lula,manda a la policía y al ejército o a sus millones de afiliados del PT y se acabó la charanga.El desgraciao del Bolsonaro?A la p.. cárcel