El fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, ha solicitado órdenes de arresto para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su ministro de defensa, Yoav Gallant, así como para la cúpula de Hamás. Todos están acusados de crímenes de guerra.
Más allá de si esta solicitud se traduce en un orden formal de detención por parte de la CPI, se trata de algo inédito, de un hecho insólito con un enorme valor político.
Hay hechos inauditos que indican hasta que punto el orden global está cambiando, y cómo la correlación de fuerzas internacional se vuelve cada vez más desfavorable para EEUU y las grandes potencias, y cada vez más favorable para las naciones y los pueblos del mundo.
Nunca había ocurrido que la fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI), el principal tribunal para crímenes de guerra del mundo, emita órdenes de arresto contra jefes de gobierno de países aliados de Occidente, en particular contra el mandatario de un Estado de Israel que es el brazo político y militar de la superpotencia norteamericana en Oriente Medio y que cuenta con toda la protección de Washington.
Pero ha pasado. El fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, ha solicitado al Tribunal de La Haya (que es quien debe emiitirlas) cinco órdenes de arresto contra el primer ministro Benjamin Netanyahu, el ministro de Defensa israelí Yoav Gallant y tres líderes de Hamás: Yahia Sinwar, jefe de la milicia en Gaza, Mohamed Diab Ibrahim al Marsi, comandante en jefe del ala militar de Hamás, e Ismail Haniya, líder político. A todos ellos les atribuye responsabilidad penal por crímenes de guerra y de lesa humanidad.
En su solicitud de orden de arresto, el fiscal de la CPI acusa a Netanyahu y Gallant de los siguientes crímenes: “hacer morir de hambre a civiles”, “causar intencionalmente gran sufrimiento o daños graves al cuerpo o la salud, o tratos crueles”, “homicidio intencional o asesinato”, “dirigir intencionadamente ataques contra una población civil”, “exterminio y/o asesinato”, “persecución como crimen de lesa humanidad” y “otros actos inhumanos”. Además indica que “Israel ha privado intencional y sistemáticamente a la población civil en todas partes de Gaza de objetos indispensables para la supervivencia humana”.
La petición de detención contra los líderes de Hamás incluye los crímenes de “asesinato”, “exterminio”, “toma de rehenes”, “violencia sexual”, “tortura”, “trato cruel”, “atentados a la dignidad personal” y “otros actos inhumanos”.
Un hecho insólito que rompe la omertá hegemonista
El fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan -un jurista británico especializado en derecho penal internacional y derechos humanos, con una larguísima trayectoria en organismos internacionales persiguiendo crímenes de guerra en la ex-Yugoslavia, Ruanda, Sierra Leona, Caboya, Líbano, Irak…- ha roto una norma no escrita, pero poderosamente tácita, en los organismos internacionales de justicia: no te metas con EEUU y sus Estados vicarios.
Lo ha hecho a pesar de enormes presiones por parte de Washington y Tel Aviv. Presiones y chantajes muy directos que el propio Karim Khan denunciaba en una entrevista en la cadena norteamericana CNN. “Un líder electo me habló y fue muy directo: este tribunal (la CPI) fue construido para África y matones como Putin y no para Occidente y sus aliados».
El alto valor político y simbólico de la acusación formal de la fiscalía del CPI ha sido celebrado por abogados de derechos humanos del mundo entero, y por el movimiento mundial propalestino y contra el genocidio en Gaza.
“Este anuncio es un hito. La Fiscalía nunca había acusado a un jefe de gobierno apoyado por Occidente”, declara a eldiario.es Kevin Jon Heller, el profesor de Derecho Internacional y asesor especial del fiscal del CPI. “Este es un acontecimiento decisivo en la historia de la justicia internacional. En más de veintiún años de existencia, el Tribunal Penal Internacional nunca había acusado a un funcionario occidental. De hecho, desde los juicios de Núremberg ningún tribunal internacional lo ha hecho”, dice al mismo diario el abogado estadounidense, especializado en derechos humanos, Reed Brody.
El valor político de la solicitud queda patente al comprobar la reacción de los centros de poder en Washington. En un comunicado remitido por la Casa Blanca, el presidente de EEUU ha criticado duramente la petición del fiscal de La Haya. El presidente norteamericano, Joe Biden ha tildado de «escandalosa» la petición de orden de arresto contra Netanyahu y ha afirmado airado que «en Gaza no se está cometiendo ningún genocidio».
¿Y ahora qué?
Las órdenes de arresto contra Netanyahu, Gallant y la cúpula de Hamás deben ser ahora valoradas por un panel de jueces del Tribunal Penal Internacional, que tendrán que analizar si existen “motivos razonables para creer que la persona ha cometido un delito de la competencia de la Corte”.
En el caso de que este panel respalde las razones jurídicas de la Fiscalía, el primer ministro Netanyahu, el ministro de Defensa Gallant y los tres líderes de Hamás se enfrentarían al riesgo de arresto en la mayoría del planeta, en concreto, en 124 países, que son los que forman parte del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Todos ellos estarían obligados a arrestar a las personas buscadas por la Fiscalía.
Entre los países que no han firmado -o que lo han rechazado después- el Estatuto de Roma están EEUU, Rusia o China. Pero todos los países de la UE reconocen a la CPI, y por tanto Netanyahu o Galliant pasarían a ser proscritos en territorio europeo.