«El envite mayor para el psiquismo son los duelos»
Recientes estudios vinculan neuroquímicamente la anorexia a la adicción&helli; Pilar. No discuto que haya fisiológicamente una serie de sustancias químicas cerebrales relacionadas. Simplemente alerto del riesgo de reducir la anorexia a algo biológico, sin coger la visión desde el punto de vista psicoanalítico sobre la complejidad del problema. Está anclado en carencias, en dificultades narcisistas, en dificultades simbólicas y por eso son tan difíciles los toxicómanos, porque tienes que hacer un retejido de pensamiento que les permita sostener las angustias que tienen. O sea, todas las adicciones también tienen un déficit de mentalización de la angustia, venga de la depresión o de lo que sea. Como no pueden sostener la angustia con su propio trabajo psíquico les genera un nivel de stress, de zozobra, y buscan algo que les calme. La droga, la comida, son calmantes adictivos. El niño autista se balancea para calmarse. ¿Por qué aparece en la chicas adolescentes? Pilar. La adolescencia es una encrucijada psíquica muy compleja y muy difícil. El adolescente tiene un reto de duelos, de trabajo psíquico por hacer, importantísimo, al que te reta el envite evolutivo: el desarrollo puberal sexual que te coloca en una nueva posición corporal. Es decir, tienes que abordar la pérdida de una posición pasada: duelo de la infancia, duelo de los padres de la infancia, duelo del hogar paterno como pequeño imperio, hábito ideal donde todas las necesidades se sacian, duelo de lo endogámico, del cuerpo de niña… toda una serie de duelos que para hacerlos se requiere un nivel de salud mental determinado. El envite mayor para el psiquismo son los duelos. Requiere una salud de base. La adolescencia sería como la ITV. El coche tiene que estar lo bastante bien para pasarla porque si no, ante un collado con muchas curvas, se queda reventado a la tercera. Para ser rigurosos, hay trastornos alimentarios en la adolescencia que remiten solos. Haciendo paralelismo con la ITV, si a estos coches no se les somete a un collado muy empinado lo pasan, igual se les pierde una tuerca, que sería el trastorno alimentario, pero luego se meten en una carrera, se echan un buen novio y tira la vida. Se resuelve solo. Son las más leves, hay una base de funcionamiento mental bastante saludable. Las anoréxicas no cuentan con esa salud de base, insisto, llevan una depresión no resuelta, que se manifiesta de forma adictiva pero viene de atrás, llevan una mochila depresiva. Que no quiere decir que abandone estudios o amistades, ni se meten en la cama a llorar, pero es algo que se manifiesta corporalmente. No se enteran de que están deprimidas, siguen funcionando normalmente pero empieza a haber una alteración de la relación con la familia. En resumen: depresión de base, déficit narcisista y déficit simbólico. ¿Los chicos tenemos menos duelos? Pilar. De esto tengo menos experiencia. Te puedo decir las diferencias evolutivas con las chicas. Las chicas tenemos que cambiar de objeto. Nuestro primer gran amor es la madre y después son los chicos. Hay un cambio de objeto pasional y eso exige una complejidad en el psiquismo de la mujer muy particular. Digamos que la renuncia a la homosexualidad de base es un reto para la mujer. El hombre no cambia de objeto luego la complejidad es menor. Es decir, que para esa niña adolescente que le gusten los chicos y que su heterosexualidad sea sentida, cosa que se afronta con satisfacción, con ilusión, con un poco de miedo pero suficientemente bien, es porque ha tenido un sostén, un apuntalamiento homosexual materno e interno muy estable y sostenido que le permite hacer el giro hacia el hombre. Si no, no se da el giro, se quedan ahí fijadas. Y de hecho creo que todo este tema de la comida no es más que una dramatización de la relación maternal.