«Una líder tan egoísta que permitió el hundimiento de Grecia porque tenía elecciones en Renania (que además perdió). Pero antes de hablar de Berlín, pasemos por Washington, que hay noticia. No me refiero a las elecciones, sino a una de sus consecuencias: la decisión que ha tomado la Reserva Federal (FED) de inyectar 600.000 millones de dólares en su economía comprando deuda pública. La FED quiere depreciar el dólar frente al euro y el yen, y así exportar más.»
Alemania –un aís que ha vivido dos hiperinflaciones en el último siglo–, puso como condición para el euro que el BCE sólo se ocupase de la inflación, y no del crecimiento. Siguiendo este ortodoxo mandato, el BCE está ahora empezando a recortar las facilidades del crédito, exigiendo más garantías a los bancos, a pesar de que para crecer nos vendría mucho mejor una política monetaria más expansiva. El egoísmo de Merkel, que es quien impone estas recetas, hace que nos enfrentemos a la crisis más terrible con las dos manos atadas. (PÚBICO) EL PAÍS.- La economía española se encuentra en una fase de estancamiento, evidente después de la retirada del plan E, y con un mercado laboral que sigue destruyendo empleo, como demostraron las cuentas del paro registrado en octubre, con una subida del desempleo en más de 68.000 personas. Las cuentas del PIB del tercer trimestre confirman una evolución de la crisis española que era evidente ya en 2009: las tasas de crecimiento serán muy débiles o próximas a cero al menos hasta finales de 2011. El hecho de que esa situación de muy bajo crecimiento sea mejor que las contracciones del PIB experimentadas en 2009 y parte de 2010 apenas justifica que se identifique con una recuperación. EL MUNDO.- La prima de riesgo de la deuda española superó ayer el fatídico nivel de los 200 puntos como consecuencia del creciente miedo de los inversores a un posible impago de Irlanda. La incertidumbre, sumada a una alta actividad especulativa, vuelve a poner en peligro la capacidad del Tesoro para financiarse. UBS aconsejó ayer a sus clientes evitar cualquier exposición a la deuda española. Los inversores extranjeros han excluido a España del festín bursátil que sí han disfrutado el resto de países industrializados durante la última semana. El Ibex 35 perdió ayer otro 1,6%, hasta los 10.428 puntos, y concluye la primera semana de noviembre con una corrección del 3,5%. Eso por no hablar de la renta fija pública europea, donde España está siendo sin duda la economía de la eurozona que más está sufriendo el miedo a un impago por parte de Irlanda Opinión. Público Muchas gracias, Alemania J. C. Escudier Cuando la crisis termine y alguien escriba la historia, no sobrará recordar el mezquino papel que en ella ha jugado la cortoplacista canciller alemana, Angela Merkel; una líder tan egoísta que permitió el hundimiento de Grecia porque tenía elecciones en Renania (que además perdió). Pero antes de hablar de Berlín, pasemos por Washington, que hay noticia. No me refiero a las elecciones, sino a una de sus consecuencias: la decisión que ha tomado la Reserva Federal (FED) de inyectar 600.000 millones de dólares en su economía comprando deuda pública. La FED hace esta jugada por tres motivos: porque quiere depreciar el dólar frente al euro y el yen, y así exportar más; porque Obama, atado en el Congreso, ya no podrá acelerar la recuperación económica con gasto público; y porque prefiere algo de inflación a la temida deflación. La FED puede atreverse a tanto porque su mandato es doble: vigilar la inflación, pero también velar por el crecimiento y el empleo. Nuestro equivalente, el Banco Central Europeo (BCE), no es tan completo. Así lo quiso Alemania –un país que ha vivido dos hiperinflaciones en el último siglo–, que puso como condición para el euro que el BCE sólo se ocupase de la inflación, y no del crecimiento. Siguiendo este ortodoxo mandato, el BCE está ahora empezando a recortar las facilidades del crédito, exigiendo más garantías a los bancos, a pesar de que para crecer nos vendría mucho mejor una política monetaria más expansiva. El egoísmo de Merkel, que es quien impone estas recetas, hace que nos enfrentemos a la crisis más terrible con las dos manos atadas. Ni controlamos la política monetaria, ni podemos recurrir al déficit público, que sin duda hay que ajustar, pero no a este ritmo de caballo. De tanto apretarnos el cinturón, vamos camino de ahogarnos. PÚBLICO. 6-11-2010 Editorial. El País Sin signos vitales Si se deja a un lado el efecto estadístico, por el cual el estancamiento económico durante el tercer trimestre se convierte en un crecimiento del PIB del 0,2% interanual, el veredicto sobre la economía española durante los tres primeros trimestres de este año es que no hay indicios tangibles de recuperación. Cualquier signo de repunte que quiera rastrearse en el consumo o en la inversión es tan débil que no da pie más que para la sugerencia, citada en el último boletín del Banco de España, de que en los próximos trimestres alentará una "suave recuperación". La economía española se encuentra en una fase de estancamiento, evidente después de la retirada del plan E, y con un mercado laboral que sigue destruyendo empleo, como demostraron las cuentas del paro registrado en octubre, con una subida del desempleo en más de 68.000 personas. Las cuentas del PIB del tercer trimestre confirman una evolución de la crisis española que era evidente ya en 2009: las tasas de crecimiento serán muy débiles o próximas a cero al menos hasta finales de 2011. El hecho de que esa situación de muy bajo crecimiento sea mejor que las contracciones del PIB experimentadas en 2009 y parte de 2010 apenas justifica que se identifique con una recuperación. Si es cuestión de términos, lo más coherente es llamar recuperación al momento en el que la economía española crezca a tasas suficientes para crear empleo neto y el paro empiece a reducirse de forma sostenida. Porque el problema que gravita sobre la sociedad española no es el de una décima más o menos de crecimiento, sino una tasa de paro desorbitada, por encima del 20%. Con un mercado laboral en ruinas no puede recuperarse el consumo; y si la demanda no se recupera, tampoco es posible generar puestos de trabajo, a pesar del tirón de la demanda externa. Así como hay un veredicto de estancamiento, también es posible sugerir el remedio. No habrá aumento de la inversión y el consumo hasta que las entidades financieras restablezcan la corriente del crédito, cegada hoy por el peso de los activos insolventes en bancos y cajas y por el estrepitoso retraso en concluir la reforma de las cajas de ahorros. A pesar de que el crédito es vital para la recuperación económica, esta es la hora, casi tres años después de declarado el crash financiero, en la que las entidades siguen sin estar recapitalizadas y, por supuesto, no han cerrado la reconversión del sistema en personal y oficinas. EL PAÍS. 6-11-2010 Editorial. El Mundo Una economía varada y un gobierno feliz LA ECONOMÍA española registró un crecimiento cero durante el tercer trimestre del año respecto al trimestre anterior, según el Banco de España. Rubalcaba, convertido ayer también en vicepresidente económico -¿qué más le falta si ya mangonea hasta en Ferraz?-, sorprendió al mostrarse satisfecho por este estancamiento de la economía con el único argumento de que mejoraba las previsiones de «agoreros que no han dado ni una», que habían vaticinado una caída del 0,1%. Algunos analistas habían hablado ya de que ese empate cocinado entraba dentro de lo probable para evitar otro sonrojo al Gobierno, pero es muy llamativa la satisfacción de Rubalcaba al conocer un dato tan negativo para la economía. Porque eso es lo que certificó ayer el Banco de España: que el incremento experimentado por el PIB durante la primera mitad del año fue un espejismo derivado de las ayudas fiscales -Plan 2000E para el automóvil- y de la anticipación de gasto de los ciudadanos por la subida del IVA a partir de julio. Acabado esto, «la demanda nacional intensificó su descenso (…), las actividades de construcción y servicios se resintieron de la pérdida de tono del gasto interno y la ocupación siguió sin dar muestras de recuperación», indica la entidad en su boletín económico de octubre. Ni el consumo privado, que «quebró la trayectoria de recuperación de los últimos meses», ni la inversión empresarial, que «experimentó un nuevo retroceso» han podido estimular la economía. Sólo las exportaciones han evitado que el PIB experimentara una caída en términos intertrimestrales. El frenazo del tercer trimestre es la mejor prueba del tremendo error cometido por el Gobierno al retrasar tanto las medidas de ajuste ante la crisis. Cuando España podía empezar a seguir la estela de sus socios llegaron, a la vez, el final de las subvenciones, el recorte salarial de los funcionarios, la subida de impuestos, el anuncio de la congelación de las pensiones y la reducción de la inversión en infraestructuras; decisiones que pararon en seco el débil intento de recuperación del primer semestre. Ahora, el Ejecutivo se encuentra atado de pies y manos porque no puede, ni debe, variar esta política fiscal. ¿Y el futuro? Los últimos datos que se van conociendo -producción industrial, encuestas de confianza, concesión de créditos,…- indican que los próximos meses van a ser muy similares a los pasados, por lo que tendremos que seguir confiando al sector exterior el incremento de la actividad. Pero en estos días estamos viendo que tampoco fuera encontramos un buen asidero. Por una parte, los problemas de Irlanda están devolviendo la inestabilidad al mercado de deuda en Europa y la prima de riesgo española volvió a superar ayer los 200 puntos básicos. Por otra, lejos de la coordinación que el FMI lleva pidiendo desde 2008, cada país intenta salvarse por libre. Así se explica la guerra de divisas y la reciente medida de la Reserva Federal de inyectar 600.000 millones de dólares -equivalente a más de la mitad del PIB español- para estimular la economía de EEUU. Una decisión que debilita al dólar y, por tanto, encarece las exportaciones europeas al hacer el euro más fuerte. Las críticas de China, Alemania o Brasil son un ejemplo de que no hay coordinación, como se verá de forma palpable la próxima semana en la reunión del G-20. Volvamos a Rubalcaba y su triste consuelo. Lo crucial en estos momentos es darse cuenta de que con más de cuatro millones y medio de parados, necesitamos un Gobierno capaz de poner el barco a velocidad de crucero para crear empleo. Jactarse de que los demás no acierten en predecir su velocidad cuando está varado en tierra, en lugar de esforzarse por conseguir que navegue, es pura demagogia. Rubalcaba en estado puro. *************************** El diferencial de la deuda vuelve a sus niveles más peligrosos La prima de riesgo de la deuda española superó ayer el fatídico nivel de los 200 puntos como consecuencia del creciente miedo de los inversores a un posible impago de Irlanda. La incertidumbre, sumada a una alta actividad especulativa, vuelve a poner en peligro la capacidad del Tesoro para financiarse. UBS aconsejó ayer a sus clientes evitar cualquier exposición a la deuda española. Los inversores extranjeros han excluido a España del festín bursátil que sí han disfrutado el resto depaíses industrializados durante la última semana. Ni siquiera ayer el buen dato de empleo en Estados Unidos -la mayor economía del mundo creó 151.000 nuevos puestos de trabajo en el mes de octubre- permitió a la Bolsa española zafarse de los números rojos. El Ibex 35 perdió ayer otro 1,6%, hasta los 10.428 puntos, y concluye la primera semana de noviembre con una corrección del 3,5%. Eso por no hablar de la renta fija pública europea, donde España está siendo sin duda la economía de la eurozona que más está sufriendo el miedo a un impago por parte de Irlanda. Ayer el diferencial entre el bono español a 10 años y el alemán llegó a sobrepasar los 200 puntos y regresar a un nivel de pánico que no tocaba desde mediados de julio. No cabe duda de que los inversores han vuelto a elegir a España como destino favorito para la especulación. El sector bancario, en concreto, es otra vez el escenario de batalla donde los especuladores mejor se desenvuelven, tomando posiciones cortas que apuestan por la caída del valor. Básicamente éste ha sido el único motivo que ha propiciado una caída en el Santander y en BBVA de más del 7% en las últimas cinco sesiones. «Con este escenario sobre la mesa, la desconfianza en el sector bancario es absoluta y los dos bancos donde más se ceban los cortos son, como siempre, el Santander y BBVA por ser, dentro de los países de la periferia, los dos bancos con mayor liquidez y por tanto facilidad para este tipo de operativas», explica Soledad Pellón, analista de IG Markets. Las perspectivas de los expertos apuntan a que la inestabilidad en este sector continuará mientras la incertidumbre respecto a la solvencia de Irlanda no cesa. A su vez, sin el empuje de valores como Santander y BBVA (entre ambos representan el 28% de la ponderación del Ibex), será difícil que la Bolsa española pueda subir. El peligro que entraña este nuevo brote de inestabilidad e incertidumbre es que ningún país es capaz de financiarse durante un periodo de tiempo prolongado con la prima de riesgo en estos niveles. Y, peor aún, las empresas privadas podrían volver a ver cómo se cierra por completo el acceso a la financiación en los mercados de deuda, como ya les ocurrió durante el pasado mes de mayo. Al menos de momento, el coste de cubrirse contra la probabilidad de que estas grandes cotizadas no paguen su deuda ha aumentado más de un 20% en las últimas dos semanas. Ahora queda por ver si son capaces de emitir deuda en los próximos días y a qué precio lo hacen. Todos estos temores se recrudecen, además, con el flaco favor que la Reserva Federal ha hecho a Europa con su nuevo paquete de estímulo. El economista jefe de Schroders, Keith Wade, señalaba ayer en una nota al mercado que esta medida «crea problemas para el resto del mundo, ya que EEUU está robando crecimiento a Europa y Japón, puesto que se trata de una devaluación con empobrecimiento del vecino clásica». El desajuste entre las economías emergentes y Estados Unidos puede ser brutal si, como sospechan muchos analistas, el exceso de liquidez generado en las economías vinculadas al dólar no repercute en mayores concesiones de crédito, sino en una invasión de flujos de capitales hacia países con tasas de interés altas, lo cual sólo contribuirá a generar más burbujas y altas expectativas de inflación. Al menos de momento, el euro consiguió ayer reducir ligeramente su cambio frente al dólar, hasta las 1,4057 unidades mientras los activos negociados en dólares, como el oro o el petróleo, volvieron a registrar ayer subidas récord. EL MUNDO. 6-11-2010