Al final nada de mundial paralelo. La Federación Internacional de Automovilismo – FIA – y la asociación de equipos de la Fórmula Uno – FOTA – se han puesto de acuerdo respecto a los límites impuestos en la inversión de los equipos. Las dos principales exigencias de la FOTA han sido atendidas: las normas no cambiarán el año que viene, y Mosley no se presentará a la reelección el próximo octubre. El enfrentamiento entre los gigantes automovilísticos se ha saldado a favor de los actuales inquilinos de la liga sideral, en detrimento de los aspirantes a la «competición», no solo deportiva.
Ya desde rincipio de año la Fórmula 1 se vio sacudida por la crisis. Primero fue el acuerdo entre Mercedes y Honda para que el equipo japonés pudiera continuar en la competición. El acuerdo se firmó saltándose incluso las normas de la FIA, que prohibe que una misma marca suministre motores a más de dos escuderías. También Toyota atraviesa actualmente por serias dificultades económicas. Los equipos japoneses somatizan la situación de su economía. Como dijo el otro día Felipe González, de “arrastrarse por los suelos”. Pero también Williams empezó a principios de años a dar signos de asfixia tras la pérdida de dos importantes patrocinadores: Lenovo y Petrobras. Algo parecido, aunque de mucha menor intensidad, a los recortes que ha tenido que hacer Renault tras la marcha de ING Direct. Pese a todo, Mosley venía anunciando desde finales del año pasado, como si de un Bernake se tratase, que “No puedes dirigir una empresa como esta cuando pierdes dos o tres veces más de lo que ganas. Todo depende de los equipos subsidiarios de billonarios". Aunque al principio se conformaba con augurar una etapa de reconversión presupuestaria de dos años, a medida que los indicadores de la crisis se han ido moviendo, Mosley a radicalizado su propuesta y acortado las etapas hasta presentar la nueva normativa para el año que viene. En definitiva, la jugada de Mosley se ha basado en permitir la entrada de nuevos y viejos equipos – retirados en temporadas anteriores – en el escenario deportivo en el que, realmente se sientan las bases de la competencia en el mercado. Han sido principalmente los capitales norteamericanos, e ingleses por extensión, los que han salido perjudicados de la derrota de Mosley. Desde su participación en la fundación de March y Simtek, Mosley ha estado vinculado a marcas como Ford o casas como Cosworth, sobretodo esta última con acuerdos con alguno de los equipos aspirantes. Después de la pérdida de Jaguar a manos de Red Bull, ningún equipo con raíces trasatlánticas se paseaba por las pistas. Por mucho que Mosley o la FOTA pretendan presentar una batalla entre la democracia y el espectáculo, no puede encontrarse aquí más que una lucha encarnizada entre tiburones.