«En realidad, las negociaciones para el nombramiento del presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy y la alta representante, la británica, Catherine Ashton, han estado fuertemente condicionadas por el reparto de las carteras de la futura Comisión, que es donde se ha librado la verdadera pugna de intereses nacionales.»
“La ropia Merkel reconoció ayer que la decisión que guió ambos nombramientos fue la de evitar la polémica admitiendo que "el logro del consenso ha tenido un gran valor". La canciller pidió que se diera una "oportunidad" a los nuevos mandatarios. Por su parte, Berlín, que ha propuesto como comisario a Günther Oettinger, actual primer ministro de Baden-Württemberg, aspira a conservar su cartera de Industria u otra de poder económico similar” (El País) ESTRELLA DIGITAL.- Tras la aprobación del tratado de Lisboa, en la UE se ha modificado la nomenclatura. Los "grandes" han podido repartirse el pastel conforme a lo previsto. Alemania y Francia, o Merkel y Sarkozy, han impuesto sus preferencias. Son ellos los que mandaban y los que seguirán mandando. Felipe González, que en teoría podía aspirar a todo o casi todo, probablemente ha preferido ponerse a salvo de desaires en la lotería trucada que manejan o han manejado Merkel y Sarko, prácticos dueños de todos los números Editorial. El País La nueva cúpula al frente de la UE debilita las instituciones europeas Andreu Missé Alemania y Francia se perfilan como los principales beneficiarios de los bajos perfiles de los nuevos dirigentes de la Unión. En realidad, las negociaciones para el nombramiento del presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy y la alta representante, la británica, Catherine Ashton, han estado fuertemente condicionadas por el reparto de las carteras de la futura Comisión, que es donde se ha librado la verdadera pugna de intereses nacionales. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, se han asegurado el mantenimiento de carteras importantes en la futura Comisión, al garantizarse que ni Van Rompuy ni Ashton supondrían ningún tipo de sombra para sus respectivos liderazgos. El resultado ha sido un nuevo debilitamiento de las instituciones europeas. La propia Merkel reconoció ayer que la decisión que guió ambos nombramientos fue la de evitar la polémica admitiendo que "el logro del consenso ha tenido un gran valor". La canciller pidió que se diera una "oportunidad" a los nuevos mandatarios. Por su parte, Berlín, que ha propuesto como comisario a Günther Oettinger, actual primer ministro de Baden-Württemberg, aspira a conservar su cartera de Industria u otra de poder económico similar. Mientras Sarkozy se frota las manos por la satisfacción de haber obtenido la garantía del presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, de asegurarse una de las carteras más relevantes. "Francia tendrá un comisario europeo con responsabilidades importantes", ha señalado el presidente francés. "Este comisario será Michel Barnier", apostilló. Fuentes diplomáticas francesas apuntan que podría hacerse con la cartera de Mercado Interior. Aunque el primer ministro, Gordon Brown, aseguró que el nombramiento de Ashton significaba mantener a Reino Unido en el corazón de Europa, en la City de Londres las críticas no se han hecho esperar por la pérdida de una cartera económica. Mientras, España confía en que el comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, mantenga esta cartera u otras con más influencia. El copresidente de los Verdes en el Parlamento Europeo, Daniel Cohn-Bendit, es quien ha expresado con mayor crudeza su decepción por los nombramientos. Tras calificar de "insulso" a Van Rompuy e "insignificante" a Ashton, el antiguo líder del mayo del 68 considera que con estos nombramientos Europa "ha tocado fondo". Sin embargo, desde la perspectiva de la política real, la reacción no ha sido tan negativa. El primer ministro chino, Wen Jiabao, expresó "sus calurosas felicitaciones" a los nuevos dirigentes europeos porque supondrán el inicio de "una nueva etapa importante para la construcción europea". Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, se mostró convencido de que el nombramiento de presidente de la UE supondrá una continuación "del camino de la asociación estratégica con Rusia" (…) EL PAÍS. 21-11-2009 N Opinión. Estrella Digital España y los repartos de la UE Lorenzo Contreras Tras la aprobación del tratado de Lisboa, en la UE se ha modificado la nomenclatura. Los "grandes" han podido repartirse el pastel conforme a lo previsto. Alemania y Francia, o Merkel y Sarkozy, han impuesto sus preferencias. Son ellos los que mandaban y los que seguirán mandando. Pero un presidente belga que "nadie" conocía fuera de su ámbito estricto, Van Rompuy, burócrata sin historial, y una británica de escasa resonancia europea hasta ahora, Catherine Ashton, comisaría de comercio, se han convertido respectivamente en presidente de la UE y nuevo Mr. Pesc (en este caso señora Pesc) o alta representante para la política exterior. Se ha hablado de ellos como personajes de "bajo perfil", por más que Van Rompuy sea jefe del Gobierno belga y Catherine Ashton una figura de la política comercial del Gobierno laborista británico. Esta dama tendrá a su cargo el nuevo Servicio Europeo de Acción Exterior, superdotado de personal diplomático; de paso, de la mano de Gordon Brown, "compensará" al Reino Unido por la exclusión de Tony Blair de la candidatura a la presidencia de la UE. España "pierde" a Javier Solana, que, como todo el que pasa por un cargo de fuste con independencia de sus méritos reales, ha encontrado de antemano compromiso de acomodo en ACCIONA, el imperio empresarial (constructora y otras menudencias) de José Manuel Entrecanales. Se ve que en la UE, con Lisboa o sin Lisboa, no hay "ERES" que valgan. En esos ámbitos los "chollos" posteriores que su brillo proporciona son colchones de caída confortable. Ningún mandamás de la UE puede tener su conciencia afectada por el porvenir de los cesantes. En estos niveles la prosperidad personal es siempre vitalicia. La Europa de los veintisiete, comandada por Alemania y Francia, con Gran Bretaña "a la rueda" y seguida muy a distancia, por aquello del peso demográfico, de Italia, España y en alguna medida Polonia, sólo ha cambiado, al menos en principio, de nomenclátor. Hasta veintisiete miembros, todo sigue como estaba, aunque el tratado de Lisboa haya democratizado el reparto de altos cargos en cascada descendente (como todas las cascadas) y a razón de un puesto de comisario por país. Por Portugal, sigue Durao Barroso como presidente de la Comisión de Bruselas, y por España Joaquín Almunia como comisario para asuntos económicos y financieros. Felipe González, que en teoría podía aspirar a todo o casi todo, probablemente ha preferido ponerse a salvo de desaires en la lotería trucada que manejan o han manejado Merkel y Sarko, prácticos dueños de todos los números. ¿Y qué fue de Moratinos? La sensación que trasciende es la de una Europa económicamente recuperada o recuperable, con España a la ultimísima cola. Otra cuestión será perfilar el papel de las presidencias rotatorias, que se difumina con el mayor relieve que acapara el presidente del Consejo Europeo. Esto significa que Zapatero ha tenido o va a tener la mala suerte de representar en enero el más desvaído de los papeles reservados a los rotatorios turnos semestrales del consejo de ministros. En la práctica se convierte en un ayudante del presidente. Ya puede ir abandonando los sueños de influencia de España, y de él mismo, a través del protagonismo que venía pregonando en sus correrías internacionales. Si, por ejemplo, le prometió algo Turquía, ya puede ir despertando a la realidad. Turquía como aspirante a ser "parte de Europa" tiene de antemano el veto de Ángela Merkel y de Nicolás Sarkozy, por más que Gran Bretaña alimente otra opinión. A Turquía, además, no le respalda en sus pretensiones el firmante presidente que ha fabricado la UE en la persona de Herman Van Rompuy, que en alguna medida puede verse influido por su criterio de que, en materia confesional, según reza el título de una de sus obras publicadas, "El cristianismo, un pensamiento moderno", la cristiandad, aunque en decadencia, está ahí para algo (…) ESTRELLA DIGITAL. 21-11-2009 Editorial. Expansión Menos recursos para las pensiones, más paro No hace mucho que el Gobierno confiaba en la inmigración como la gran panacea para compensar el intenso envejecimiento demográfico en España y contribuir al sostenimiento del Estado de Bienestar, como pretexto para apuntalar su engañoso mensaje de que no hay problemas con las pensiones y justificar así la negativa a abordar las necesarias reformas en este ámbito. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, el tipo de inmigración que ha recibido España hasta ahora, de baja cualificación laboral, no puede considerarse sinónimo de sostenimiento del sistema, en tanto que la mano de obra de los inmigrantes es en general de escaso valor añadido y por tanto sus cotizaciones sociales son también limitadas. A mayor abundamiento, las advertencias del Instituto Nacional de Estadística sobre el riesgo de una aceleración del envejecimiento de la población española arrojan nuevos motivos para la preocupación sobre la viabilidad de las pensiones. Dos son las causas: la fuerte reducción del número de mujeres españolas en edad de fecundidad y el drástico repliegue de la inmigración –motivado en gran medida por la severidad de al crisis–, que ha pasado de una entrada de 958.000 extranjeros en 2007 a una estimación de 345.000 en 2012, una media que se mantendrá, según el INE, hasta 2018. A todo ello se suma el reconocimiento ayer de la vicepresidenta Salgado de que 2010 será aún peor para el castigado mercado de trabajo. España no sólo saldrá más tarde de la crisis que el resto de países de nuestro entorno sino que, como prevé la OCDE, la tasa de crecimiento será aún muy reducida en 2011, del 0,9%. La destrucción de empleo y la consiguiente cobertura seguirán drenando recursos a la Seguridad Social, cuyas cuentas se resienten por la progresiva pérdida de cotizantes. El problema añadido reside en que una vez cortada la hemorragia de la destrucción de empleo, confiemos que eso ocurra en algún momento del próximo año, existe el riesgo de que las tasas de crecimiento de España en los próximos años resulte claramente insuficientes para crear empleo neto y empezar así a enjugar un a tasa de paro que pronto superará el 20%. España afronta está situación con una preocupante precariedad de las cuentas públicas, con un déficit que pronto excederá del 10%, de los que cinco puntos son de carácter estructural, y un endeudamiento que próximamente alcanzará el 75%. Como se ve, el margen de reacción presupuestaria es prácticamente nulo en los próximo s años. Que el ministro Corbacho presente como medida estrella del diálogo social el costoso modelo alemán, consistente en trabajar menos horas y cobrar un subsidio público complementario –¿más gasto público?– sirve para ilustrar una vez más la desalentadora parsimonia con la que el Gobierno afronta los graves problemas diferenciales del mercado laboral español y del sistema de pensiones. EXPANSIÓN. 20-11-2009