Ayer mismo fue anunciada por el propio Presidente del Gobierno «una reducción drástica de la publicidad en la televisión pública», siguiendo el modelo que hace unos meses se aprobó en Francia. A priori, los primeros beneficiados vamos a ser los espectadores, pero la realidad es más compleja. ¿La reducción de ingresos correspondiente va a significar un descenso en la calidad y la capacidad competitiva en la televisión que todos pagamos? Sin duda esta es la intención de imperios como Prisa o Mediapro, aliados del Gobierno, que ansían como «agua de mayo» una Ley del Audiovisual que les deje vía libre para convertirse en los amos del negocio en detrimento de Televisión Española.
Que la televisión ública es un servicio al ciudadano, y no un puro negocio basado solo en las ganancias como en el caso de los grupos privados, es una realidad que no es necesario cambiar. La progresiva reducción de los contenidos publicitarios es una tendencia en Europa en la que España va a la cola. Y es del todo recomendable que Televisión Española fundamente su economía en ingresos alternativos a la publicidad privada. Pero cualquier decisión que se tome al respecto tiene que ir dirigida a beneficiar a los usuarios y contribuyentes, y no a los dos grupos mediáticos “apadrinados” por el gobierno, que utilizan su alianza con las instituciones para mantener sus márgenes de beneficios, ahora tan amenazados.El propio “consejo de sabios para la televisión pública” que Zapatero formó en 2004, integrado por intelectuales como Fernando Savater, ya sugería un camino para la financiación en el que primaran los ingresos por la venta de producción propia (formatos de programas, series autoproducidas, etc.), frente a los de la publicidad, sin que esto supusiera un incremento del gasto público que se dedica. Estas medidas fueron completamente despreciadas por el presidente, que al final reformo la televisión a su antojo, y en esta línea pretende actuar ahora.Pero ni siquiera se puede llamar estrictamente “partidista” la decisión de Zapatero. Es evidente que desde el ejecutivo se está trabajando más por contentar a la UTECA (Unión de Televisiones Comerciales Asociadas), que a los contribuyentes. Reducir los ingresos por publicidad, sin un plan concreto de viabilidad, únicamente puede conducir al hundimiento de la televisión pública, para transformarla en un modelo similar al norteamericano, donde se ha convertido en un elemento parasitario e impopular dentro del mercado audiovisual.Durante el pasado ejercicio, la UTECA presento datos sobre las emisiones de publicidad. Televisión Española las ha reducido a nueve minutos por hora, mientras que en las privadas se ha aumentado hasta cerca de quince. Pese a esto los ingresos económicos por este concepto cada vez son más bajos, y las privadas apremian al gobierno para que ejecute de inmediato una Ley del Audiovisual puesta al servicio de sus ganancias.Los usuarios también queremos menos interrupciones publicitarias en la televisión que pagamos. Pero ni mucho menos debemos aceptar el engaño del gobierno, que disfrazará de “popular” una medida dirigida única y exclusivamente a perjudicar al ciudadano y beneficiar a unas pocas familias de empresarios.