Todos conocemos como Bruselas estuvo a punto de multar a España por incumplir los objetivos de déficit impuestos para el año 2015, por el cual se nos iba a exigir el pago de 2.000 millones de euros. Al final, la Comisión Europea decidió no multar a nuestro país, ya que una multa comprometería a su principal candidato para llevar adelante su programa de recortes, Mariano Rajoy, justo cuando estaban tan cerca las elecciones del 26-J. Pero lo que no se conoce tanto son las contrapartidas que nos exige la Comisión Europea a cambio de no multarnos directamente. Contrapartidas que nos afectan directamente a cada uno de nosotros.
Bruselas exige 10.000 millones de euros en recortes presupuestarios, y que el objetivo de déficit se reduzca hasta el 3’1% en 2017. Bajo amenaza de multa de 5.000 millones de euros y de congelar 1.100 millones de los fondos europeos si no cumple. Pero no se queda ahí. Exige además que dicha tijera sea aplicada principalmente en el techo de gasto autonómico. Y no es casualidad que sea allí, ya que es precisamente en las Comunidades Autónomas donde se centra el gasto en Sanidad, Educación y Servicios Sociales, al estar estas competencias derivadas a cada Comunidad. Y además, exigen un plan de “vigilancia reforzada”, según el cual el gobierno que se forme tendrá que rendir cuentas cada tres meses del estado de las cuentas públicas para comprobar si España sigue el redil de los mandatos de la UE, todo un mazazo contra la soberanía económica de nuestro país. «Bruselas nos exige 10.000 millones de euros más en recortes, siendo su principal fuente la Sanidad y la Educación»
La Sanidad, la Educación, la Cultura y la Ciencia han sido duramente vapuleadas durante todos estos años de crisis, siendo una de las principales fuentes donde más se ha aplicado los recortes. Desde 2008 hasta finales de 20155, la totalidad de lo recortado alcanza la nada despreciable suma de 20.733 millones de euros, según datos extraidos del Ministerio de Hacienda. De ellos, más de 9.000 millones son en Sanidad y más de 7.000 millones de euros son en Educación). Son recortes que han tenido consecuencias graves para todos nosotros: reducción de plantilla y cierre de servicios (con la consiguiente aumento de lista de espera, que se ha más que duplicado), copago farmacéutico, privatización de la sanidad, subida de tasas de matriculas, recortes en becas, eliminación de ayudas para becas comedor, transporte o libros de texto, subida del IVA cultural al 21%, etc. Y aquí no entra los recortes a las ayudas de dependencia.
Es obvio que estos recortes nos han perjudicado y nos siguen perjudicando a todos. Pero la UE no sólo no se siente satisfecha sino que todavía quiere más. Todo vale con tal de garantizar los intereses de los bancos y fondos extranjeros, aunque sea a costa de la salud y la educación de todo un país. Y el presidente Mariano Rajoy ya ha dejado más que aclarado de que parte está. No sólo por haber sido uno de los perpetradores de los recortes sufridos hasta ahora, sino también por el claro compromiso a seguir en la misma línea en caso de volver a surgir como presidente para los próximos cuatro años. Prueba de ello es la carta que envió el 5 de Mayo a Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, donde Mariano Rajoy afirma contundentemente que “Mi gobierno considera primordial seguir avanzando decididamente en la reducción del déficit” y que “Ya estamos aplicando medidas para corregir los desvíos en 2016, a nivel central y autonómico”. Queda patente un compromiso férreo y servil hacia los intereses de Bruselas por encima de las necesidades de nuestro país.
Frente a ello, necesitamos un gobierno fuerte, que pueda hacer frente a los chantajes y amenazas de la Troika, y que defienda una política de Redistribución de la Riqueza al servicio de nuestro país. Aplicar una moratoria de la deuda y suspensión de los pagos de sus intereses hasta que la economía suba por encima del 3% y el paro descienda hasta el 10% permitiría al Estado disponer de 112.800 millones de euros en una legislatura, y con sólo un tercio hay más que suficiente no sólo para revertir los recortes en Sanidad y Educación, sino también para recuperar toda la calidad perdida en todos los años de crisis.