SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Más política y menos póquer

11-6-18

Muy pocas veces la constitución de un nuevo gobierno había despertado tantos elogios como los que ha logrado Pedro Sánchez con el suyo. La parte negativa es el exiguo apoyo que tendrá en el Congreso para frenar la dura oposición de PP y Ciudadanos e, incluso, de las propias formaciones que le ayudaron a tumbar a Rajoy. Esto está descontado. Nadie le va a dar los 100 días de gracia. Pero es bueno empezar con un gabinete solvente que, en prácticamente todos los casos, conoce bien el terreno que pisa. La legislatura vuelve a empezar de cero y es un libro lleno de páginas blancas que se han de reescribir. Nadie está en condiciones de saber si Sánchez podrá escribir un gran tomo para la historia o la aritmética parlamentaria le impedirá llenar más que unas cuantas cartillas. Pero el golpe de efecto conseguido dice mucho de un político que ha estado enterrado ya dos veces. “¿Dónde está el PSOE?”, nos preguntábamos hace unos meses. Pues parece claro que estaba estudiando bien el asalto al poder y trabajándose a buenos profesionales para cuando llegara el momento.

La apuesta de Sánchez contrasta con la de Quim Torra, donde el president ha sido escogido a dedo por su predecesor y no ha podido intervenir en la designación de sus consellers que han sido nombrados en virtud de pactos entre los aparatos de JxCat y Esquerra, después de una larga espera. Aunque no podía ser de otra manera, el nuevo Govern ha nacido demasiado lastrado por las consecuencias de la aplicación del artículo 155 y de la actuación judicial contra los consellers que apoyaron la declaración de independencia. La mirada de Torra está más pendiente de la prometida república o de citar a Carles Puigdemont o a los presos que de centrar su acción de gobierno. Pero sería un error desacreditar de entrada a este Govern que debería aprovechar la oportunidad que le brinda ahora el cambio de inquilino de la Moncloa. Iniciar una etapa de diálogo con Mariano Rajoy, el presidente del gobierno bajo el que la policía cargó el 1-O o fue parte del problema de la falta de diálogo de estos años, se aventuraba una necesidad loable pero de muy difícil ejecución. En cambio, Sánchez llega con su libro en blanco. Muchos independentistas no lo interpretan así, porque el PSOE apoyó al PP en decisiones clave como la implantación del 155, pero Torra y su equipo han venido a hacer política y deberían hacer tabla rasa con el pasado. Este es el principal problema del nuevo equipo de la Generalitat, que ha sido diseñado pensando en que tendrían que hacer una política de confrontación dura contra el PP y ahora se enfrentan a un PSOE con el que no contaban y que les vuelve a hablar de cosas tan lejanas para ellos como la reforma de la Constitución. Ciertamente, los líderes del nacionalismo catalán se han saltado varias pantallas y después del 1-O ya no están para reformas constitucionales ni para pensar en el encaje catalán en España, pero su obligación, insisto, es hacer política y avanzar en mejorar el autogobierno. Hay terror a ser tildados de “traidores” por los suyos o por ese organismo vigilante de las verdades del catalanismo en que se ha convertido la ANC. Por eso dicen que no quieren negociar el traslado de los políticos presos porque sería tanto como admitir que aceptan su situación u ofrecen de forma simbólica el cargo de jefe de los Mossos a Josep Lluís Trapero cuando saben que este no puede aceptarlo. Se trata de utilizar todos los subterfugios y la retórica radical para no aparecer nunca como autonomistas. Si fuera por algunas de las mentes más activas del independentismo del “cuanto peor, mejor”, los diputados nacionalistas se hubieran abstenido en la moción contra Rajoy y este seguiría de presidente. Más tarde o más temprano, Torra deberá dar un paso adelante y junto a los dirigentes del PDECat y ERC repensar bien la hoja de ruta que tienen por delante. Nadie le pide que deje de ser independentista. Lo único que se le pide es que dejen de hacer apuestas arriesgadas. “Estábamos jugando al póquer y jugábamos de farol”, admitió el sábado la exconsellera de Ensenyament Clara Ponsatí desde su refugio de Escocia. Sánchez sabe a lo que juega. Torra debe ponerse a su mismo nivel. (…)

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