Un congreso del PSOE sacudido por turbulencias

Más espinas, menos rosas

El gobierno presidido por Sánchez, cuya gestión ha sido muy rentable tanto para el capital norteamericano como para la oligarquía española, está ahora zarandeado por unos nuevos vientos que, a escala internacional y nacional, auguran una mayor tensión. Convulsiones que siempre sirven para allanar el camino a nuevas vueltas de tuerca en el saqueo al 90% de la población.

Al mismo tiempo que se inauguraba el congreso del PSOE, el ex secretario general de los socialistas madrileños declaraba como testigo ante el Tribunal Supremo. En un tiempo récord, apenas unos días, el más alto tribunal ha abierto un nuevo frente judicial que apunta directamente a Moncloa como fuente de la filtración de la confesión de la pareja de Ayuso.

Es una muesca más de una catarata de escándalos que avanzan cada vez a más velocidad, socavando la estabilidad del gobierno y del PSOE.

Las revelaciones de Aldama señalan, además de a Ábalos, a Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE, a Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial, y al segundo del ministerio de Hacienda como receptores de mordidas. Y sabemos que Aldama no es un simple comisionista. Fue condecorado por el más importante servicio de inteligencia antiterrorista de la Guardia Civil, y organizaba cacerías con representantes de la CIA y el FBI en España.

Por primera vez el Fiscal General del Estado está imputado. Y al caso contra Begoña Gómez -nuevas revelaciones señalan a funcionarios de la presidencia del gobierno trabajando para sus negocios privados- se suma la citación como imputado del hermano del presidente.

¿Por qué el congreso del PSOE se ha celebrado en medio de convulsiones? La vicepresidenta, ministra de Hacienda y ahora número dos in pectore del PSOE, María Jesús Montero, ha señalado al “golpismo” de la “derecha y la extrema derecha”, que busca acabar con el actual gobierno sin pasar por las urnas.

La realidad es otra muy diferente. Las sacudidas políticas, que ya han desatado una aguda crisis política, tienen su origen en un clima internacional y nacional que sopla a contrapelo de la estabilidad, o la continuidad, del actual gobierno.

El mundo ya se prepara para un horizonte donde a partir de enero Trump volverá a instalarse en la Casa Blanca. El nombramiento como jefe de la política exterior de Marco Rubio, representante del ala más dura del Partido Republicano, es toda una advertencia.

En una UE que, como corresponde a una de las áreas más intervenidas por EEUU, ya está sufriendo los efectos. La aceleración de la ofensiva rusa en Ucrania se mezcla con las presiones para imponer a Kiev una paz indigna.

Y, como innombrable pero decisivo telón de fondo, la exigencia de nuevos recortes impuestos desde Bruselas, ya aceptados por Pedro Sánchez y que deberán empezar a ejecutarse a partir de 2025. Una exigencia de ajustes y “austeridad” que podría hacerse más imperiosa tras las elecciones de enero en Alemania, donde los socialdemócratas se hunden y los conservadores de la CDU acarician la victoria.

En un clima político nacional donde crece el malestar social. Tras los “éxitos macroeconómicos”, con España encabezando los índices de crecimiento de la UE, amplias capas de la población se empobrecen a golpe de subida de precios, alquileres o hipotecas.

Y ahora la inacción del Estado ante los efectos de la dana, el mismo Estado que rescató en 24 horas a la banca poniendo encima de la mesa 130.000 millones de euros, ha generado una creciente indignación, con epicentro en Valencia.

Este es el escenario, cada vez más convulso, en que se ha celebrado el congreso del PSOE. Que golpea de lleno al actual gobierno.

A poco más de un año de las generales, el PSOE enfrenta crecientes dificultades. No sabemos hasta donde llegarán los efectos de los actuales escándalos, pero éstos se suceden y de forma cada vez más clara apunta hacia Moncloa.

El gobierno presidido por Sánchez, cuya gestión ha sido muy rentable tanto para el capital norteamericano como para la oligarquía española, está ahora zarandeado por unos nuevos vientos que, a escala internacional y nacional, auguran una mayor tensión. Convulsiones que siempre sirven para allanar el camino a nuevas vueltas de tuerca en el saqueo al 90% de la población.

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