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Marine Le Pen sube más peldaños hacia el Elí­seo

Seamos honestos: en condiciones normales, las elecciones que Francia celebrará hoy y el domingo siguiente para elegir a los representantes de sus 101 departamentos y 2.054 cantones no le interesarían a casi nadie en el mundo, más allá de los propios franceses y de algún que otro politólogo. En condiciones normales.

Lo que ocurre es que estos comicios, equivalentes a unas elecciones provinciales en España, son muy particulares. Servirán para que el resto del mundo se entere de una vez por todas de lo que aquí se sabe desde hace tiempo: que el Frente Nacional de Marine Le Pen es el primer partido de Francia. Una realidad que, salvo una morrocotuda sorpresa, se hará oficial hoy por la tarde cuando cierren los colegios electorales, y el recuento de los votos dé alrededor de un 30% a un partido que aboga por salir dando un portazo a la Unión Europea, que apoya la anexión por parte de Putin de Crimea, que defiende la restauración de la pena de muerte, que insiste en levantar férreos controles en las fronteras para evitar la entrada de inmigrantes, que habla de subir los sueldos y las pensiones y que pretende volver a establecer en 60 años la edad de jubilación.

Estas son las segundas elecciones a nivel nacional que se celebran en Francia en menos de un año. Las anteriores fueron las europeas de mayo de 2014, y en ellas el Frente Nacional resultó el primer partido del país. Muchos analistas sentenciaron entonces que era un resultado que no se podía extrapolar a otros comicios, que era una expresión del malestar de muchos franceses contra la Unión Europa, que en otro tipo de elecciones era difícil que votasen tan masivamente por el Frente Nacional… Veremos qué dicen ahora.

La fuerza de Marine Le Pen

Otro indicio de la enorme fuerza del Frente Nacional ya lo tuvimos en febrero pasado, cuando por sorpresa, ese partido de extrema derecha logró abrirse paso hasta la segunda vuelta en las elecciones para asignar un escaño que había quedado vacante en Doubs, una localidad postindustrial tradicionalmente de izquierdas. La candidata de FN logró entrar en la segunda vuelta (al superar en la primera al candidato del partido de Nicolas Sarkozy) y por un suspiro no cantó victoria: obtuvo el 49% de los votos, frente al 51% del representante socialista.

Es verdad que buena parte del éxito del Frente Nacional se debe a Marine Le Pen, una política muy hábil que ha logrado darle un buen lavado de cara al partido de su padre y hacer que muchos franceses ya no sientan vergüenza de votarle. Pero también han contribuido a aupar al FN los dos partidos que tradicionalmente ha dominado absolutamente el panorama político patrio: el Partido Socialista y el conservador UMP de Sarkozy. No es sólo que el profundo descrédito que arrastran desde hace tiempo haya sido capitalizados por una abstención cada vez galopante. Es que según muchos expertos, sus campañas de demonización contra el FN han acabado generando el efecto contrario: dándole más votos y convirtiendo a esa formación en el partido antisistema por excelencia.

«Tengo miedo por lo que le pueda ocurrir a mi país», aseguraba hace unos días el primer ministro, Manuel Valls, sobre una posible victoria del FN en estas elecciones departamentales e incluso en las presidenciales de 2017. «Un partido como el FN que alcanza el 25% en las europeas, quizás el 30% en las departamentales, ¿No pude ganar las presidenciales?».

«Cuando oigo decir que la prioridad del Gobierno es luchar contra el Frente Nacional, siento que es un bofetón contra los franceses que sufren y exigen respuestas a sus problemas», reaccionaba rápida Marine Le Pen. «Valls haría mejor en ocuparse de los problemas de los franceses».

El Partido Socialista de François Hollande es el que, de hecho, se vaticina que será el gran derrotado en estas elecciones departamentales, al haber pasado ya el efecto que en su popularidad tuvo el atentado contra Charlie Hebdo y al haber aumentado el paro. Los conservadores de UMP, el partido del ex presidente Sarkozy, resistirán bastante bien la embestida y podrían anotarse un 28% de los votos. Pero la victoria se da por cantado que será del Frente Nacional, aunque es posible que en la segunda vuelta los votantes de UMP y los del Partido Socialista hagan piña común en muchos lugares para bloquear el acceso al poder de los candidatos de la ultra derecha. Pero cada vez les será más difícil lograrlo.

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