El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, sentencia que «una recapitalización preventiva de la banca es el tipo de cosas que es necesario hacer, aunque, desde luego, queda todavía lo más duro». Y la canciller alemana, Angela Merkel, amenaza con «hacer todo lo que sea necesario para evitar que los bancos alemanes se vean afectados por el remolino de la deuda».
Porque de eso se trata. Washington y Berlín van a imponer un nuevo megarescate de la banca con dinero público. Algunas fuentes cifran en tres billones de euros la cantidad que será necesario entregar a los gigantes financieros.
Un gigantesco atraco que pagaremos todos, en forma de una nuevo oleada de recortes sociales y rebaja salarial.
Ellos deben, y nosotros pagamos
Nos bombardean con la idea de que la elevadísima deuda griega es la responsable de colocar al conjunto del sistema financiero europeo al borde del precipicio. Obligando a poner en marcha un segundo rescate bancario.
«El FMI cifra en tres billones de euros la cantidad que se entregará a la banca» ¡Es mentira! Sería como intentar convencernos de que la deuda de un pequeño pueblo de Soria es la causa de que España entrara en quiebra.
El auténtico agujero negro que amenaza la economía mundial es la inabarcable deuda norteamericana, cifrada en cerca de 100 billones de dólares. Para mantener la liquidez de la superpotencia, el resto del mundo debemos aplicarnos un draconiano ajuste. Ellos deben, y nosotros pagamos.
Las presiones norteamericanas sobre Europa, forzando a que el viejo continente asuma su “cuota de tributos” al centro del imperio, se han incrementado. El secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner, acudió a la reunión de los ministros de Economía de la UE, para arrojar la amenaza de una “suspensión de pagos en cascada, pánicos bancarios y riesgo catastrófico”. Sólo tres semanas después, Europa anuncia una nueva inyección de dinero público a la banca.
Hace sólo unos pocos días, Merkel y Sarkozy se reunían en Berlín para trazar las lineas maestras del megarescate bancario. Se propondrán “cambios significativos en los tratados europeos” para “consolidar el sector bancario”.
Todo se coloca en función de “rescatar” a la banca franco-alemana y norteamericana. Si es necesario se cambia la legalidad. Si hace falta se remueven gobiernos. En Eslovaquia, las presiones para forzar un voto afirmativo al plan de rescate han obligado a la dimisión del ejecutivo.
Un atraco de tres billones de euros
Las cifras del nuevo mega-rescate bancario son escandalosas. Sólo la quiebra de Dexia ha obligado a los gobiernos de Francia, Bélgica y Luxemburgo a movilizar 100.000 millones de euros de dinero público.
Las previsiones publicadas cifran entre 150.000 y 300.000 millones de euros las cantidades de dinero público que será necesario entregar a los bancos para “reflotar el sistema financiero europeo”.
Pero algunos analistas van mucho más allá. El mismo Informe sobre la estabilidad financiera mundial del FMI detalla la magnitud del robo que preparan. El profesor de Stanford, Michael Boskinya especula con un coste de tres billones de dólares, y el economista jefe del banco central danés Steen Jakobsen, con uno de dos a tres billones de euros.
Desde 2008, los grandes bancos ya han recibido 304.000 millones en inyecciones de capital, además de otras ayudas en forma de garantías y compra de activos dañados por una cuantía de otros 900.000 millones.
Ellos -la gran banca norteamericana, alemana, francesa…- son el agujero negro que consume todos los recursos. Y nosotros, el 90% de la población, somos las víctimas que nos vemos obligados a pagar la factura del atraco.
El FMI y la UE -Washington y Berlín- acaban de imponer a Grecia una nueva vuelta de tuerca, obligándole a imponer una tercera ronda de recortes, que incluye una rebaja por encima del 35% o 40% en pensiones y salario de los funcionarios, además de una oleada salvaje de privatizaciones por valor de 35.000 millones de euros.
Mientras que el gobierno portugués ha anunciado la supresión de las pagas extras de navidad y verano para todos los pensionistas y empleados de empresas públicas. Además de un incremento general de la jornada laboral de media hora -sin incremento salarial-, o una drástica subida del IVA desde el 13% al 23%.
Estos son los frutos de un atraco que ellos llaman “rescate”.