La unidad y la huelga se vuelven a utilizar como poderosa herramienta de defensa de los intereses de los trabajadores.
El sector del transorte de viajeros por carretera en lucha de punta a punta de España.En las últimas semanas las huelgas de plantilla de autobuses recorren todo el país.Murcia, Granada, Alcoy, Oviedo, Alcalá, Vizcaya son solo algunos de los lugares donde se plantean las protestas.Hace poco fue Murcia exigiendo que se les pague todo lo que se les debe y de una sola vez a principios de mes. Esa vez fue gracias al sindicato USO. Desde Unión Sindical Obrera se planteó que, gracias a años de negociación, los trabajadores habían perdido derechos y peso en la empresa.Hoy son Granada, y Oviedo. En la capital andaluza los 400 conductores de Robert (concesionaria de los autobuses urbanos) están llamados a la huelga por CCOO. Ha sido por incumplimiento de los pactos acordados en primavera entre los que estaba el contrato fijo para diecinueve trabajadores y un nuevo tipo de antigüedad más justa.En Oviedo para la empresa Enferbus se trata del incumplimiento del convenio al completo pero también el retraso e impago parcial.En Alcoy negocian a marchas forzadas para que se desconvoque la huelga. Los conductores de Tuasa (concesionaria de autobús urbano de Alcoy). Exigen definir los días de descanso en el calendario laboral anual para poder conciliar la vida laboral y familiar.Son solo cuatro ejemplos de un único sector, recorrido por huelgas y protestas de norte a sur de España. En el último año se han podido contabilizar decenas de huelgas solo en autobuses urbanos en España. En su mayoría por las mismas reivindicaciones el incumplimiento de los convenios o el impago y retrasos salariales.La crisis ha destapado una realidad, en España se firman los convenios laborales y luego en gran medida no se cumplen. Se pacta lo que los trabajadores quieran, todo se deja negociadísimo y más tarde, pues a la misma música de siempre.Pero si los trabajadores podían tolerar estos incumplimientos antes, ahora le es imposible. Un aspecto de la crisis es la destrucción de empleo, pero otro es la subida brutal de precios en servicios básicos como electricidad, agua, gas o alimentación que en el último año se ha dado.Por otra parte está cada vez más extendido el impago, el retraso salarial o el cobro fraccionado. Los trabajadores de este país, como los del transporte urbano, están llegando a su límite. Se les expolia en la cesta de la compra y gastos básicos, se le amenaza con el paro continuamente, se les paga tarde y mal o no se les paga y de los convenios de tres cuartos no se cumplen ni la mitad. Ahora sale a la luz el enorme incumplimiento de las condiciones laborales mínimas que se lleva mucho tiempo instalando en España. Cuando el trabajo sobraba y el expolio de los bolsillos trabajadores no era tan acentuado, se conciliaba. Ahora las condiciones draconianas que se están imponiendo al pueblo trabajador y la clase obrera empujan a millones de trabajadores a poner en práctica una de sus más afiladas armas de presión económica y política, la unidad y la huelga. Sectores enteros del sindicalismo que estaban aletargados se comienzan a despertar por la base.La pregunta es ¿Cuánto tiempo falta para la primera huelga general?