¿Hay literatura, hay vida en Colombia después de García Márquez? Es más, ¿hay ya en Colombia una literatura no deudora del arquitecto de Macondo? La respuesta es «sí», y la prueba concluyente esta novela, «Los informantes», opera prima narrativa del escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, publicada en 2004, traducida ya a una decena de lenguas, y elogiada enfáticamente por la crítica, y aún por escritores de la talla de Vargas Llosa o John Banville. Una novela que acaba de ser reeditada, en una asequible edición de bolsillo, y a la que merece la pena acercarse.
Nacido en Bogotá en 1973 -tiene, ues, sólo 36 años-, Juan Gabriel Vásques cuenta ya con una cuantiosa obra editada, formada por un libro de relatos ("Los amantes de Todos los Santos", 2001), dos novelas ("Los informantes" e "Historia secreta de Costaguana", 2007), un libro de ensayos literarios ("El arte de la distorsión", 2009) y una breve biografía de Joseph Conrad ("El hombre de ninguna parte", 2007). Cabe subrayar que la dedicación de Vásquez a Conrad no es nada casual: Conrad no es sólo el escritor que abandonó pronto su propio país, "sino que cambió de vida tres veces, y que hizo su carrera como escritor en su tercera lengua". Esta naturaleza transmigradora del escritor parece ser una voluntad también expresa de Vásquez, que hace ya 8 años abandonó Colombia: durante tres años realizó estudios de literatura hispanoamericana en la Sorbona de París, y desde hace cinco vive en Barcelona. Con todo, sea cual sea su ubicación, el territorio narrativo de Vásquez es Colombia, y en Colombia discurre la acción de sus dos primeras novelas. Eso sí, no estamos ya en la Colombia de Macondo, ni la mirada que narra es ya la del realismo mágico. Lo que no significa que Vásquez sea algo así como "un traidor" o "un renegado". Porque, de la misma forma que G. G. Márquez encontró en la inspiración y la influencia de Faulkner la guía para construir originalmente su universo narrativo, Vásquez la encuentra ahora, ante todo, en la obra de Philip Roth, en esa forma tan típicamente "rothiana" de narrar la historia política de un país, no como una crónica de sucesos, sino a través de su influencia en la vida privada de los protagonistas. En "Los informantes", Vásquez novela un episodio desconocido, olvidado, de la historia colombiana: en los años 40, durante la segunda guerra mundial, y por instigación de los EEUU, el gobierno colombiano detuvo y mantuvo confinados en el interior del país tanto a residentes alemanes que eran simpatizantes del Tercer Reich, como a muchos otros que no lo eran, y que permanecieron años encerrados simplemente por ser alemanes… y tal vez haber sido "denunciados" por alguien. Vásquez recupera del olvido el dramático episodio de las "listas negras", de las delaciones, de las traiciones infundadas, que llevaron a muchos inocentes a asistir impotentes a la aniquilación de sus vidas, la separación de sus familias, la pérdida de sus bienes y aun el suicidio. La novela de Vásquez no versa, sin embargo, sobre aquellos episodios, sino que, conforme al sistema narrativo de Roth (y en cierta forma también de Sebald), hace que la historia transcurra y se encarne en unos personajes a los que aquellos episodios marcaron en el pasado… y siguen haciéndolo en el presente. En particular, las relaciones entre el narrador y periodista, Gabriel Santoro, y su padre, operan como el tema crucial de una novela, ciertamente compleja, que sorprende continuamente al lector con signos y descubrimientos imprevisibles y que acaba revelando su trágica verdad de una forma realmente inesperada. Vásquez se revela como un gran arquitecto narrativo y un perfecto dominador de los vericuetos y celadas que un buen narrador debe ir desvelando y tendiendo a lo largo del relato para mantener atrapado al lector. "Los informantes" es, sin duda, uno de los libros más atractivos que han salido de la nueva factoría literaria hispanoamericana en la última década. Un libro al que han prestado gran atención y grandes elogios verdaderos "popes" de la crítica. Así, para John Banville, "Los informantes" es "un magnífico y aterrador estudio sobre cómo el pasado puede invadir el presente, y una fascinante revelación de un rincón poco conocido del teatro de la guerra nazi":