“Existen indicios de que los fondos investigados tienen su origen en el cobro de comisiones en virtud de su intermediación en negocios empresariales internacionales”. Son palabras de la fiscalía del Tribunal Supremo. Y se refieren a Juan Carlos I.
Por primera vez la justicia española afirma en un documento oficial que la fortuna del Rey emérito es ilícita, acusándole de ser un “comisionista internacional”. Es un salto cualitativo.
Debe investigarse hasta el final, depurando las responsabilidades, por supuesto del Rey emérito, pero también de quienes dentro y fuera de España se beneficiaron de su “intermediación”.
Las frases que han desatado el escándalo provienen de una comisión rogatoria enviada a la justicia suiza el pasado febrero, para recabar información sobre las cuentas de la Fundación Zagatka, entramado utilizado por el Rey emérito para ocultar parte de su fortuna.
La justicia española estaba obligada a detallar los indicios de delito que motivaban la petición. Y aquí es donde todo ha estallado. La fiscalía encuentra serios indicios de que la fortuna de Juan Carlos I proviene del cobro de comisiones ilegales. Y le acusa de cuatro delitos: blanqueo de capitales, contra la Hacienda pública, cohecho y tráfico de influencias.
No es una acusación formal contra el Rey emérito, ni presupone que acabará siendo juzgado. Pero añade más problemas a la Corona.
La justicia tiene abiertas tres investigaciones sobre casos de corrupción que implican al Rey emérito.
La primera sobre dos regularizaciones fiscales, realizadas sospechosamente justo antes de abrirse una investigación, lo que le permitió eludir su responsabilidad penal como defraudador.
La segunda sobre la “donación” de 100 millones de dólares de la monarquía saudí a Juan Carlos I. Y que se correspondería al pago de una comisión por la labor del Rey emérito facilitando la concesión del AVE a La Meca a grandes empresas españolas.
Se deben investigar hasta el final los escándalos que afectan al Rey emérito, juzgar a todos los responsables y recuperar el dinero público sustraído
Y la tercera apunta a varias empresas “pantalla”, como la Fundación Zagatka o vehículos financieros radicados en la Isla de Jersey, un paraíso fiscal, utilizados para ocultar parte de la fortuna del Rey emérito, eludiendo el pago de impuestos.
Las acusaciones son de una enorme gravedad. Y la imagen de un “Rey comisionista” socava la maltrecha imagen de la Corona. Afectando también al actual monarca, Felipe VI, que a pesar de haberse desvinculado de su padre, figuraba hasta 2019 como uno de los beneficiarios de la opaca trama de la Fundación Zagatka.
No hablamos de la corrupción individual de tal o cual personaje. Los escándalos del Rey emérito afectan a una de las instituciones claves del Estado.
Sea cual sea la posición que se tenga ante la monarquía, hay que denunciar esta actuación corrupta. No está claro si los delitos de los que se le acusa corresponden a su etapa como Rey, cuando estaba protegido por la inviolabilidad. Pero al margen de ello, se debe investigar hasta el final, juzgar a los responsables y recuperar el dinero público sustraído.
¿Y quien se beneficiaba del “comisionista”?
Para que haya un comisionista tiene que haber alguien que pague las comisiones… y se lleve la mayor parte de las ganancias obtenidas por esta vía ilegal.
Uno de los escándalos que afectan al Rey emérito es el cobro de comisiones por la adjudicación del AVE a La Meca. Una gigantesca obra que gracias a la “intermediación” de Juan Carlos I se quedó un conglomerado encabezado por monopolios españoles como OHL, ACS, Abengoa, y extranjeros como Siemens.
¿Por qué no son también investigados, si ellos fueron los principales beneficiarios de esta operación?
Una parte del dinero que el Rey emérito ocultó a través de fundaciones y sociedades opacas proviene de una operación documentada, entre otros, por el diario Público. Se trata de la comisión de 52 millones de euros cobrada en 2003 por la intermediación de Juan Carlos I para facilitar que Barclays, uno de los gigantes financieros británicos, se hiciera con el Banco Zaragozano.
Otro de los escándalos en los que el Rey emérito se ha visto envuelto está relacionado con la Ford. En 1974, Juan Carlos I envió una carta a Henry Ford II “recomendándole” a Manuel de Prado y Colón de Carvajal como gestor de la entrada del gran monopolio norteamericano en España. Colón de Carvajal era el encargado de ampliar, por medios legales e ilegales, la fortuna del monarca.
Juan Carlos I está implicado también en la desaparición de fondos de la caja del Grupo Torras, filial en España de KIO, propiedad de la familia real kuwaití. Dinero que, según confesó Javier De la Rosa, delegado de KIO en España, se utilizó para engrasar la intervención española en la primera Guerra del Golfo, “con el fin de que la aviación estadounidense pudiera disponer a discreción de las bases aéreas españolas de Rota y Torrejón”.
El Rey español favoreciendo que el capital extranjero penetre en nuestro país y se apodere de empresas españolas, o embarcando al país en las aventuras bélicas norteamericanas… y enriqueciéndose con ello. Que se investigue hasta el final.
Carlos dice:
Jojojo, pero mira que es sinvergüenza el Juan Carlos, pero a mí me cae bien, nos representaba a los españoles…. Le ponía los cuernos a la mujer, se caía esquiando, cazaba elefantes, hacía negocios con Sacyr. Si señor, todo un caballero español (país de moros tú)