Ha tenido que ser el Banco Central Europeo el que ha hecho sonar las alarmas sobre las desastrosas consecuencias de la política de Rajoy, cuya dejación ante nuestros problemas políticos (¡ha esperado meses para recurrir la soberanía catalana! ) y económicos centrales empieza a ser escandalosa. Durante el primer año mariano, los salarios en España han caído un 10% de media, mientras que los precios han subido un 2,7%, pero en el cuarto trimestre la caída salarial ha pasado a ser un desplome, el 8,5 %. ¿Qué nos espera entonces en 2013? Acabarán poniéndoles impuestos hasta a las ranas. Es el fracaso rotundo de las medidas de ajuste de Rajoy, que han provocado una deflación brutal en la economía para incrementar supuestamente la productividad. Pero no es esto lo que ha sucedido como consecuencia de la falta de competencia en los sectores esenciales.
Un resultado calamitoso que, como afirma el BCE, “no sólo es una cuestión de competitividad, que también. Es, sobre todo, una cuestión de equidad en el reparto de las cargas del ajuste”. La semana pasada, según uno de sus miembros mas destacados, “la falta de competencia en España está llevando a márgenes empresariales inaceptables, siendo junto a Grecia los únicos países donde los márgenes han crecido durante la crisis”. Pero el problema es que este fenómeno se agravó extraordinariamente en 2012, y de una caída de salarios del 3% y una subida de márgenes del 0,2% en 2008, hemos pasado a una caída del 10% y una subida del 2,7%. Es el hundimiento en toda regla de las rentas de trabajo.
Desde el 62% que representaban los salarios en el PIB en 1975, el fraude de la Transición -“to pal pueblo”, que diría Alfonso Guerra- los hundiría hasta un 50% antes de la crisis, para caer hasta el 47,8% del PIB a finales de 2011. El ajuste, como denuncia el BCE, lo han pagado exclusivamente los trabajadores y la clase media. Y aquí es donde Rajoy ha batido todos los récords: ¡dos puntos menos en un solo año! Las rentas del trabajo se han desplomado hasta el 45,8% del PIB, la cifra más baja de la historia, y la más baja también de toda la OCDE. Los asalariados han perdido 27.500 millones en 2012, mientras los beneficios empresariales han mejorado en 14.700. La pobreza afecta ya a 12,8 millones de personas y Rajoy afirma con una desvergüenza inaudita “hago lo que tengo que hacer”. El reparto de las cargas del ajuste está siendo alucinante, en ningún otro país ha ocurrido nada parecido.
¡Vale ya de mentir a los ciudadanos!
Como afirma el BCE, los brutales ajustes salariales no se han reflejado bien en la mejora de la competitividad-precio, y nada mejor para comprobarlo que ver el espectacular frenazo en el ritmo de crecimiento de las ventas al exterior. Una de las estafas más llamativas de este Gobierno de trileros ha sido la proclamación urbi et orbi de lo bien que iban las exportaciones, cuando el crecimiento en 2012 fue sólo un ridículo 1,7%, frente al 15% en 2010 y el 8,5% en 2011, y todo ello con unos recortes salariales la tercera parte de los aplicados en el primer año mariano. O sea, que aunque las exportaciones hayan mejorado marginalmente en cifras absolutas, su crecimiento se ha desplomado casi a la décima parte de 2010 y cinco veces menos que en 2011. Y no se lo pierdan, porque en el cuarto trimestre han caído al -0,9%.
Lo que sí ha sucedido, porque no podía ser de otra manera, es que el empobrecimiento de las familias ha hecho caer las importaciones un 7%, y se ha conseguido así una reducción del déficit comercial de 15.580 millones. Paradójicamente, cuanto más pobres somos y más caen las importaciones, menos cae el PIB, tanto como 2,8 puntos. Es decir, que sin la mejora del déficit comercial derivada de nuestro empobrecimiento, el PIB 2012 habría caído un ¡4,6%! Esa es la cifra que cuenta, la caída del PIB interno, la que afecta al paro, al consumo y a la inversión, o si lo prefieren a nuestra vida y a nuestro bienestar; lo demás es una simple cifra macroeconómica.
Los hechos son de sobra conocidos. El trabajo no es el único factor productivo y a veces ni siquiera el más importante, ya que hay otros factores, como los precios energéticos, esenciales en numerosos procesos. Tanto que muchas industrias intensivas en energía están cambiando su localización a otros países con costes energéticos más bajos. El hundimiento industrial de España, que ha pasado del 36% del PIB en 1975 al 14% actual, se debe esencialmente al costo de factores distintos al trabajo. ¿Cómo en un país donde el 60% de los ocupados gana menos de 1.000 euros al mes, y 800 es la media, alguien puede sostener que nuestro problema de competitividad son los salarios? ¡Vale ya de mentir a los españoles!
Si es incapaz de ir contra Bárcenas, ¿cómo va ir contra los monopolios?
Lo que tendrían que hacer Rajoy y sus ministros, cuya gestión está siendo desastrosa mientras sus relaciones con los monopolios -particularmente con el de las renovables- son presuntamente dolosas, es muy sencillo.
Productos petrolíferos: con más del 70% del mercado en manos de dos empresas, Repsol y Cepsa, la competencia es imposible. Ellos fijan los precios y los demás siguen al líder. Para que exista competencia la cuota de mercado de las dos primeras empresas de un sector no puede superar el 30%. Eso es teoría de competencia elemental. ¿Qué propone Rajoy?: dar mas EESS a terceros, un proceso que tardaría 20 o 30 años en liberalizar el sector suponiendo que se cumpliera, que tampoco es su intención. Pero es que, además, controlan la red logística CLH, donde la discriminación es tal que la competencia es imposible.
¿De qué te sirve tener una gasolinera si no puedes suministrar a precios razonables, y además con la Comisión Nacional de la Energía siempre a favor de los monopolistas? ¿Cuál es la alternativa? Es bien conocida, funciona perfectamente y tiene efectos inmediatos. En España lo hicimos a finales de los 80 y funcionó como un reloj: implantación de un sistema de precios máximos semanales iguales a la media de la semana anterior en Reino Unido, Francia y Alemania. Hoy en día, eso reduciría los precios al público en torno a un 10%. Por tanto, Sr. Rajoy, Sr. ministro de Industria y Sres. de la CNE: ¡dejen de engañar a los españoles! Si de verdad quieren competencia, déjense de brindis al sol y actúen. Los márgenes de las petroleras han subido un 20% durante la crisis y no han hecho nada de nada.
Sector eléctrico: aquí la situación de oligopolio y las conductas conscientemente paralelas son las mismas, pero con un problema mucho mayor: un mix de generación disparatado con subvenciones gigantescas que nos llevan a unos precios de energía inasumibles. Ni España ni nadie puede permitirse pagar diez veces más a la energía solar ni subvencionar más la eólica y la cogeneración, y hay una solución clara que ya ha funcionado en el sector con la moratoria nuclear.
Desmantélese la totalidad de las instalaciones solares y las eólicas que no puedan funcionar sin subvención y, al igual que se hizo con las centrales nucleares por el sectarismo de los socialistas en los años 80, compénsese a los propietarios por la inversión realizada y durante diez o veinte años cóbrese una cantidad por “moratoria renovables”. Esto es infinitamente más barato que seguir pagando unas subvenciones durante los próximos 30 años, que arruinan a las familias y destruyen la competitividad de la nación, para enriquecer sin límite a unos pocos amigos del poder. O esto, o el desastre. No podemos salir de la crisis pagando la electricidad más cara de Europa.
Gas natural: en este particular no existe un oligopolio. Es un monopolio macizo con un gran monopolista (Gas Natural) y el resto son en la práctica revendedores. No existe ni sombra de competencia. El sistema de precios máximos no es viable por la diversidad de las tarifas. La solución es un sistema cost plus con el que se funciona en situaciones de monopolios. Es decir, un sistema de precios administrados que cubra la totalidad de los costes con arreglo a unos estándares definidos, más un beneficio razonable a la inversión. Una buena gestión reduciría los costes por debajo de los estándares y mejoraría los resultados que hoy obtienen en los despachos del poder expoliando a los consumidores -acaban de subir el butano otro 5% sin que el precio de la materia prima lo justifique-. Los precios del gas natural caerían hasta un 15% y un 12% los del butano envasado (…)