Hace ya más de un año, en abril de 2010, cuando las turbulencias desatadas en torno a la economía griega desembocaron en el primer plan de rescate, en estas mismas páginas publicamos un editorial titulado «Las barbas del vecino» en la que anunciábamos -frente al reiterado sonsonete de la clase política y los medios de que «España no es Grecia»- que Grecia representaba sólo «el eslabón más débil por donde se ha roto la cadena», pero que el proyecto de las grandes potencias para el resto de países que ellas denominan despectivamente como PIGS (cerdos en inglés) es el mismo.
Hoy, con Italia or primera vez en el centro de la tormenta, el proyecto de saqueo diseñado por Washington –y ejecutado por sus “recaudadores europeos, Alemania y Francia– ha dado un salto cualitativo. Y sus efectos, en forma de nuevos ajustes y recortes de todo tipo, no tardarán en dejar de sentirse sobre nosotros.Italia representa más del 17% del PIB de la UE, es un país que pertenece al G-7, y es la tercera economía de la zona euro. Aún sin formar parte del directorio franco-alemán que dicta las reglas del juego en la UE, ha formado parte históricamente del segundo escalón de la cadena de mando europea. La degradación que implica su entrada en el club de países que, como Grecia, Irlanda Portugal o España, han sido situados por Washington como “países a saquear”, abre una nueva fase de la crisis en Europa, va a marcar un antes y un después.La caída de Italia pone de manifiesto que la voracidad del imperio no tiene límites, no se detiene ante nada ni ante nadie. Con la tercera potencia económica europea arrojada al pie de los caballos de las urgencias de Washington, ¿quien puede afirmar que está libre de seguir su misma suerte?Cada vez más imperiosamente necesitado de saquear a los países que están bajo su dominio como medio de financiar la monstruosa deuda que devora sus declinantes recursos, los países dominados e intervenidos por la superpotencia van cayendo uno tras otro como fichas de dominó. Y para derrumbar a Italia ha bastado apenas una semana de ataques despiadados contra su deuda y su bolsa. No sólo se intensifica la profundidad de los ataques, sino que se incremente la velocidad a la que estos son ejecutados.El plan de ajuste aprobado por el gobierno italiano contempla una reducción del déficit de 80.000 millones de euros en los próximos cuatro años. Y algunas de sus novedosas medidas no tardarán en ser extendidas y aplicadas al resto de países que, como el nuestro, ya somos objeto de ajustes, recortes y rebajas de salarios y rentas. De entrada, los impuestos por familia y año aumentarán entre 1.200 euros y 1.800 euros. La sanidad pública sufre un recorte brutal y los italianos van a empezar a pagar desde este mismo lunes 10 euros por visitar a un especialista y 25 euros por usar las urgencias que no requieran ingreso hospitalario. El terremoto italiano no tardará en enviar ondas sísmicas por todo el Mediterráneo. Nuevas subidas de impuestos y la aplicación del copago sanitario son ya exigencias puestas sobre la mesa del gobierno español. El actual de Zapatero o el que salga de unas cada vez más inminentes elecciones generales.