El pensamiento de algunos sectores de la izquierda ha sido “panamizado”, al aceptar que la disgregación va unida a un contenido progresista, mientras que la defensa de la unidad es siempre reaccionaria, lo que, por ejemplo, les hubiera conducido al sinsentido de apoyar la segregación de Panamá, alentada y financiada por EEUU para apoderarse del Canal.
El 10-N vamos a ver manifestaciones de esta “disfunción” . Cuando Pablo Iglesias se muestra cercano a las élites del procés, está apoyando una división, del país y del pueblo trabajador español, que crea mejores condiciones a quienes nos quieren imponer más recortes. Y con ello se enfrenta a las tradiciones de la izquierda.
Ninguna de las revoluciones o luchas que han cambiado la historia ha defendido la fragmentación. Por el contrario, siempre han enarbolado la bandera de la unidad, como parte de un patriotismo revolucionario contra el dominio imperialista. Y quienes sí ha manejado las tijeras para despiezar países han sido las grandes potencias.