La mayoría de los expertos prefieren pensar que el rescate o la intervención comunitaria para recapitalizar la banca española no es un evento inmediato. «Con las cifras actuales, ahora no estamos en ese escenario», confirma Joaquín Maudos, economista de la Universidad de Valencia. Pero que tampoco es algo descartable. «Nos acercamos a cifras peligrosas», añade el propio Maudos. El mes entrante será clave, tanto por las elecciones griegas del próximo día 17 como por el resultado del examen que las consultoras Roland Berger y Oliver Wyman van a hacer a la banca española. Morgan Stanley publicó ayer un informe en el que calcula que el sector necesita capital por entre 45.000 y 55.000 millones; el banco explica que esa es la cantidad prevista en su peor escenario posible de pérdidas, pero que, dada la volatilidad del mercado, lo recomendable es que el sector financiero capte ese capital de todas formas. Las claras dificultades de financiación acercan las probabilidades de tener que recurrir a Europa.
Los expertos consultados por Cinco Días coinciden en que la intervención tendría que ser directa y que no será un cheque en blanco: habría que renunciar a la soberanía, o bien nacional o bien del sistema financiero.
«La mejor manera sería una recapitalización directa de los bancos españoles a través del fondo de rescate (FEEF/MEDE). Y subrayo recapitalización, no créditos nuevos. España como país ya tiene demasiada deuda extranjera y los bancos también están sobreendeudados, necesitan capital, no créditos», explica Daniel Gros, director del think tank CEPS (Centre for European Policy Studies). «Si los bancos son recapitalizados directamente, no habría necesidad de nuevas medidas de ajuste, de tipo fiscal o estructural, pero pasarían a estar bajo control europeo, el Gobierno español perdería toda capacidad de influencia sobre los bancos recapitalizados con fondos europeos», completa Gros. Ese es el panorama al que se enfrentará el próximo gobernador del Banco de España.