En los últimos 15 años, el PIB chino ha conocido un incremento exponencial del 959%, pasando de 1,021 billones de euros en 1999 a los 9,792 del año 2015.
No se conoce en la historia del capitalismo un crecimiento tan fulgurante, un desarrollo económico tan acelerado y una acumulación de capital de tal envergadura e intensidad. Incremento, además, que promete acelerarse en los próximos años. Pues incluso en los peores años de la crisis –con la consiguiente caída del comercio global, principal fuente hasta ahora de su crecimiento– la tasa de incremento anual del PIB chino, si bien ha bajado de cerca de un 10% anual al 7%, lo hace sobre un volumen cada vez mayor.
Como respuesta a la desaceleración económica mundial, el gobierno chino lanzó en 2013 un más que ambicioso proyecto denominado “el cinturón y la ruta” o “nueva ruta de la seda», que ha sido comparado con el Plan Marshall puesto en marcha por EEUU tras la 2ª Guerra Mundial y que le permitió afianzar su condición hegemónica en el terreno industrial, comercial y financiero.«No se conoce en la historia del capitalismo un crecimiento tan fulgurante como el de China»
Un proyecto con inversiones billonarias en todo tipo de infraestructuras que abarca y conecta a 60 países –combinando una ruta terrestre y una vía marítima– uniendo China con Europa a través de Asia Sur-Oriental, Asia Central y Oriente Medio. En la ruta se encuentra un 75 por ciento de las reservas de energía conocidas, afecta a un 70 por ciento de la población mundial y se genera un 55 por ciento del PIB mundial. La iniciativa, acompañada por la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) al que ya se han adherido 57 países, es una alternativa para dar salida a la enorme capacidad del país en sectores industriales como los del acero, el cemento, el vidrio, las telecomunicaciones o la alta velocidad.«El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura se perfila cada vez más como alternativa al FMI y el Banco Mundial»
A pesar de la feroz oposición de EEUU y Japón, Pekín ha conseguido integrar a potencias como Alemania, Reino Unido, Francia, India o Rusia en el proyecto más importante y de mayor alcance planteado jamás por China. Entre otras razones porque en su desarrollo tiene la capacidad de reconfigurar no sólo la economía continental euroasiática sino también el modelo económico mundial. Dado el enorme volumen de inversiones y créditos previstos, el AIIB se perfila cada vez más como la alternativa al FMI y el Banco Mundial, dos de las principales instituciones cuyo control permite a EEUU mantener su actual hegemonía financiera.
Basado en su independencia política y en la dirección del Partido Comunista de China, la emergencia del gigante asiático está generando un fenómeno insólito en la historia del mundo: el ascenso pacífico, gradual y sostenido de un país al rango de gran potencia mundial. Al margen de la consideración sobre su sistema político y económico interno, nadie puede negar la enorme contribución de China a la paz, el progreso y la prosperidad mundiales.
MakiNavaja dice:
Que poca información nos llega de China… Impresionante desarrollo incluso en crisis, aumentando salarios para incrementar la demanda interna y mejorando al mismo tiempo la calidad de vida de sus ciudadanos. Y desde luego no se puede negar que todo el progreso se ha hecho con relaciones comerciales de mutuo beneficio entre los distintos países, no de sometimiento, ingerencia y agresión de guerra como nos tienen acostumbrados los imperialistas de EEUU, para controlar materias primas y mercados. ¿Cuanta muerte va a generar la oligarquía Yankee antes de que pase a la historia de una vez por todas? Ya queda menos, y seguiremos empujando para aplastaros!
Maonesa dice:
Prosperidad aumentando la desigualdad socioeconómica y sobreexplotando a la clase obrera de su propio país. Recordad. Son cientos de millones de trabajadores. Un artículo que peca de ECONOMICISMO. 😉