Necesitamos unos sindicatos, y una UGT, con una nueva línea de clase, combativa y unitaria. Que haga bandera de la Redistribución de la Riqueza como base de un programa de lucha por una salida a la crisis favorable a la mayoría. Y que defienda la unidad de la clase obrera y el pueblo trabajador de todas las nacionalidades y regiones de España.
La renovación y “modernización”de UGT es uno de los retos marcados por el congreso. El propio Álvarez ha encabezado las principales resoluciones sobre la fusión de federaciones, una mayor transparencia en la gestión del día a día del sindicato, para recuperar el prestigio dañado por los casos de corrupción (los ERE falsos de Andalucía, el fraude en los cursos de formación, las tarjetas black de Caja Madrid o el caso Villa en Asturias), mejorar la financiación o una mayor participación de los afiliados en las decisiones del sindicato, sometiéndolas a consultas y referéndums. ¿Hasta dónde va a llegar, y sobre todo en qué dirección, la renovación? «Necesitamos una línea de clase y combativa, que no afronte la situación como una ONG sino con la fuerza de un movimiento obrero organizado para imponer como alternativa a la crisis la Redistribución de la Riqueza»
Ál varez ha declarado que “no hay ruptura sino continuidad” y, con respecto al papel de los sindicatos durante la crisis, que “el sindicato no ha fallado…, aunque una parte importante de los trabajadores lo cree así”.
Hay un sentimiento generalizado entre los trabajadores de que los sindicatos, especialmente las direcciones de las dos grandes centrales sindicales, han estado desaparecidas (o no han estado a la altura) durante los momentos más duros de la crisis. Sobre todo en los últimos cuatro años en los que no ha habido movilizaciones generales a pesar de que hemos asistido al mayor cambio estructural del mercado de trabajo y de la clase obrera desde los Pactos de la Moncloa.
Muchos sectores luchadores piensan que la burocratización de estructuras y dirigentes, la dependencia de las subvenciones (por aquello de que el que paga manda), la falta de democracia directa…, son un serio impedimento para una lucha firme y consecuente. Máxime cuando hay nuevas exigencias –más recortes y reforma laboral- desde el FMI, la UE, el IBEX35 y la banca.
Es necesaria una valoración autocrítica consecuente de las direcciones sindicales de estos años. No sólo hay que cambiar la cara de los dirigentes sindicales, sino fundamentalmente cambiar la línea burocrática dominante por una línea de clase, unitaria y combativa.
Necesitamos una línea de clase y combativa, que no afronte la situación como una ONG sino desde la lucha contra la explotación en todas sus formas que está en la base del saqueo y los recortes. Con la fuerza de un movimiento obrero organizado para imponer como alternativa a la crisis la Redistribución de la Riqueza, haciendo frente al proyecto que imponen la Troika y la oligarquía financiera.
Necesitamos una línea unitaria, que no se limite a la unidad de acción entre las dos grandes centrales sindicales, CCOO y UGT, como dice Álvarez, sino que busque la unidad más amplia con todos los sindicatos como USO, CGT, AST…, grandes o pequeños y con todos luchadores independientes en cada lucha y cada movilización.
Unitaria también para defender la unidad del pueblo trabajador de toda España frente a quienes apoyan la fragmentación y la división que nos debilita.
No basta con “hacer consultas a los delegados”, necesitamos una línea democrática, que recupere las asambleas como órganos de decisión directa de los trabajadores. Junto a la independencia económica de las empresas y del Estado.