Las “ayudas europeas” del Fondo de Reconstrucción, de los que España podrá recibir 140.000 millones de euros, se han convertido en un instrumento fundamental y estructural de intervención y control de las grandes potencias, especialmente de Estados Unidos y Alemania, para una salida de la crisis en función de sus propios intereses y de los grandes capitales domiciliados en Washington y Berlín. Imponiendo un nuevo salto en el proyecto de saqueo a la población y degradación política del país que llevan ejecutando desde la crisis anterior.
Los dirigentes europeos se mostraron encantados con la reciente visita del presidente de EEUU Joe Biden a Europa y la “vuelta de América” para liderar la alianza occidental después de cuatro años de encontronazos con Trump. El “emperador” de occidente se presentó con su principal propuesta geoestratégica global: alistar a Europa en un frente común contra China; pero también con un ambicioso plan económico destinado a reforzar los intereses del gran capital norteamericano y sus corporaciones en el mundo.
Sin embargo, en las noticias que se publican en nuestro país y que hacen referencia al Fondo Europeo de Recuperación (Next Generation UE) Estados Unidos es el gran ausente. ¿Porque es un jugador inexistente o porque es el gran jugador oculto que juega en otra dimensión?.
Estados Unidos es el “gran padrino de todos los jugadores”.
Nadie cuestiona que a corto plazo las “ayudas europeas” vayan a paliar algunas de las consecuencias más graves de la crisis; aunque ya estamos viendo que las medidas paliativas como el Ingreso Mínimo Vital o las ayudas a los autónomos y pymes son insuficientes, no llegan o llegan tarde a cientos de miles de familias y pequeños o medianos negocios que se “están quedando atrás”… O cómo España es el país europeo donde más se han recortado los salarios durante la pandemia, un 12,7% de media.
Mientras, en el otro extremo, las grandes empresas y la banca anuncian la recuperación de beneficios como antes de la pandemia. Y Bruselas aprueba un Plan de Reconstrucción presentado por el gobierno donde el 70% de los fondos europeos se lo van a llevar diez megaproyectos presentados por un puñado de grandes monopolios.
Hace un año, Washington también estuvo en la megacumbre de la CEOE
El 15 de junio se cumplió un año de la megacumbre convocada por la gran patronal CEOE “Empresas Españolas Liderando el Futuro” en la que no solo estaba representada la clase dominante española, la oligarquía financiera, a través de los presidentes y altos ejecutivos de las grandes empresas de la energía, constructoras o de la banca, sino representantes del gran capital norteamericano que operan en España, como la banca JP Morgan, la primera institución bancaria de EEUU; las consultoras Deloitte y PwC, dos de las conocidas como las “Cuatro Grandes Auditoras” mundiales; tecnológicas como Facebook… O el presidente del Círculo de Empresarios, John de Zulueta, un club que representa intereses de las principales empresas españolas y del capital extranjero que operan en España.
En los días previos a la Asamblea de la CEOE, mayo de 2020, el presidente de la Cámara de Comercio de EEUU en España, Jaime Malet, formulaba todo un programa de exigencias para salir de la crisis en una larga entrevista concedida al diario económico Expansión:
– Hay que “salvar al sector privado con el dinero público…, además de capital necesitamos deuda”. Es decir, dar un gigantesco salto en el endeudamiento público.
– No imponer vetos sino “Favorecer la inversión extranjera en España…, si Alemania quiere hacer una opa a una empresa española no se le puede decir que no”. Y para eso había que derogar el blindaje contra las opas aprobado por el gobierno y eliminar las restricciones al reparto de dividendos a las grandes corporaciones recomendado por Bruselas.
– Permitir despidos y rebajas salariales prohibiendo la derogación de la reforma laboral.
– No es el momento de subir impuestos a las empresas sino “bajar el Impuesto de Sociedades”…
– Y “crear una imagen de concertación entre empresarios y fuerzas políticas mayoritarias” para blindar la ejecución de este programa a largo plazo.
Al mismo tiempo, grandes fondos de inversión, especialmente los norteamericanos Goldman Sachs, JP Morgany Pymco, declaraban que “España es una oportunidad” para comprar.
Bancos como Morgan Stanley, JP Morgan, Deustche Bank, Citigroup, Bank of América… quieren hacer del control de la deuda mutualizada de la UE una de sus principales fuentes de negocio
Y en junio la cumbre convocada por la CEOE diseñaba un programa para la salida de la crisis en línea con las exigencias del gran muñidor norteamericano en sus cinco ejes:
– Un gigantesco aumento de la deuda para financiar con dinero público, no solo los costes de la pandemia, sino los negocios oligárquicos y del capital extranjero, y que no se toquen sus ganancias.
– Un control total sobre los fondos europeos. Reclamando para las grandes empresas al menos dos tercios de los 140.000 millones de euros, casi 100.000 millones de euros.
– Una década de recortes, ajustes y reformas estructurales, con las pensiones y la reforma laboral en el centro, y con una subida de impuestos una vez dominada la pandemia e iniciada la recuperación.
– Impulsar una entrada masiva del capital extranjero.
– Y consenso político y con los agentes sociales para que las reformas sean estructurales y permanentes. Un consenso que se ha fraguado en torno al Plan de Recuperación aprobado por Bruselas, más allá de la oposición del PP y Vox.Y que se evidencia en el apoyo al gobierno con los indultos (desde la CEOE al New York Times y hasta la Iglesia)… Y en darse más tiempo para negociar las reformas con Bruselas.
El 21 de julio de 2020 la Union Europea aprobaba el Fondo Europeo de Recuperación con 750.000 millones de euros, 390.000 millones en transferencias y otros 360.000 en préstamos. Eso sí, todavía está en la memoria de todos, después de arduas negociaciones en las que los “halcones del norte”, Holanda, Austria, Suecia, Dinamarca y Finlandia, defendiendo los intereses de Estados Unidos, estuvieron a punto de hacerlas fracasa
¿Cómo interviene Estados Unidos?
En primer lugar políticamente a través de las estructuras de la UE.
El reparto de los fondos asienta nuevas condiciones que incrementan y refuerzan el control y la intervención de EEUU y Alemania a través de la Comisión Europea y el Consejo de Europa sobre todo.
Las grandes potencias se han garantizado que el acceso a las ayudas está condicionado a la presentación de un plan que debe incluir las reformas exigidas por la Comisión, que debe ser aprobado y que estará sometido a revisiones semestrales de las cuales dependerá la concesión de las ayudas, que podrán ser bloqueadas en caso contrario.
El dinero de las “ayudas europeas” se reparte entre los mega-proyectos presentados por grandes empresas del IBEX-35 donde el capital extranjero controla ya el 57% de las acciones
Con el llamado “freno de emergencia”, con el quecualquier país podrá bloquear o retrasar las ayudas, las grandes potencias se garantizan la capacidad de intervención directa. Estados Unidos, a través de los conocidos como países “frugales”, con Holanda como cabeza de los “halcones del norte” que actúan como auténtico “caballo de Troya” del imperialismo norteamericano. Algo evidente si se tiene en cuenta lo que decía el presidente de la Cámara de Comercio de EEUU en España: “No se pueden vetar las inversiones de Estados Unidos en España a través Holanda, cuando la mayoría de las multinacionales americanas invierten en España a través de hólding holandeses”.
El “freno”no es estrictamente un “derecho de veto”, pero sí un “derecho de bloqueo” que supone un importante factor de presión política.
Pero también a través de los organismos internacionales como el FMI y la OCDE. Con Biden estos organismos incrementan su actividad para reclamar las reformas que también exige la UE. Ha sido en la cumbre de la OCDE donde Alemania ha dicho que “España con un 120% de deuda va a tener que hacer ajustes fiscales para reducir el déficit y que más pronto que tarde va a tener que hacer recortes” y vigilar las pensiones. Donde se pedía un “sistema tributario más efectivo” en cuanto la recuperación esté en marcha, proponiendo entre otras medidas fiscales la subida del IVA o gravar los combustibles…
Y tanto el FMI como la OCDE piden la profundización de la reforma laboral combinando la reducción de los tipos de contratos con la implantación de la “mochila austríaca”.
Y segundo, en lo económico, participando directamente en la gestión de la deuda y como receptor de fondos europeos.
1) El control de la deuda.
El Plan de Reconstrucción aprobado por la UE supone convertir en deuda mutualizada 800.000 millones de euros en los próximos cinco años, que la UE sacará al mercado y que junto con otros 100.000 millones del plan SURE, con el que se están financiado los ERTEs y las ayudas a los autónomos, serán 900.000 millones que acabarán en manos de los grandes fondos extranjeros y los bancos.
Los fondos de inversión y bancos norteamericanos, serán los grandes beneficiados de las ayudas como principales accionistas de gran parte de las empresas del IBEX
Según un informe de CaixaBank, los compradores de la deuda de los bonos SURE y de la primera emisión de bonos del Plan de Recuperación han sido: el 89% compradores europeos, encabezados por Reino Unido (23%) y Alemania (20%); y por el tipo de compradores: las gestoras de fondos de inversión y los bancos acaparan el 65%. Bancos como Morgan Stanley, JP Morgan, Deustche Bank, Citigroup, Bank of América, BNP Paribas, HSBC, Santander, Barclays, Crédit Agricole… y así hasta 39… Bancos que a su vez actúan como”colocadores” de las emisiones de deuda y cobran sustanciosas comisiones. Todos estos grandes bancos y fondos de inversión quieren hacer de la deuda mutualizada de la Unión Europea una de sus principales fuentes de negocio.
España será el segundo país que más fondos reciba. Y el que estará sometido a más presión cuando a partir de 2022-2023 se empiece a exigir el control del déficit y el recorte de inversiones sociales para garantizar el pago de la deuda.
2) Como receptor de las ayudas.
El Plan de Reconstrucción presentado por el gobierno en Bruselas, y aprobado por la Comisión, favorece los planes y negocios de las grandes empresas del Ibex35 y del capital extranjero.
El dinero de las “ayudas europeas” se reparte entre los mega-proyectos presentados por los monopolios y grandes empresas de la oligarquía y el capital extranjero: solo 10 de esos proyectos de inversión absorberán el 70% de los fondos europeos”.
Son grandes proyectos de infraestructuras, de transición verde o reformas como las de la vivienda acaparadas por empresas del IBEX-35 –donde el capital extranjero controla ya más del 57% de las acciones– como Endesa e Iberdrola, Repsol, Naturgy, Volkswagen, Ford o ACS…, que se llevarán miles de millones de dinero público. Además la gestión de estos fondos va a estar en manos de la banca, que pide 4.000 millones de euros por su gestión.
El gran capital norteamericano, sus fondos de inversión y sus bancos, serán los grandes beneficiados de las ayudas como principales accionistas de la mayoría de estas empresas, una relación que con la pandemia no para de aumentar.
En 2018, según Bolsas y Mercados Españoles los inversores extranjeros poseían el 45% de las acciones del IBEX-35. Y en marzo de 2021, según la estadística elaborada por el Banco de España, el valor de las acciones en manos extranjeras había aumentado hasta el 57,21%, con un valor de 312.547 millones de euros; 12 puntos más que tres años antes.
En el año de la pandemia, 2020, la inversión extranjera ha caído a nivel mundial, menos en España, donde ha aumentado un 50% y el principal componente ha sido el capital norteamericano. La aprobación por el gobierno de un decreto “antiopas” de forma temporal mientras dure la pandemia, un intento de proteger a las empresas españolas de sectores estratégicos, no ha podido evitar la quiebra de Abengoa acosada por los bancos acreedores, la opa sobre Naturgy, la conversión de JP Morgan en el segundo accionista de Repsol, con el 6,8% de las acciones o del fondo buitre americano BlackRock en el segundo accionista de Bankia después del Estado, con el 4,3% del capital…
Todos estos movimientos no tienen como objetivo principal reindustrializar España y crear empleo de calidad sostenible. Tampoco ayudar y promover el tejido económico nacional de pymes y autónomos responsables del 90% del empleo. Relegando la importancia de reforzar lo público y de asegurar el acceso a estos fondos de los autónomos y las pequeñas y medianas empresas.