Drones rusos en Polonia, una de las mayores provocaciones contra un país de la OTAN

La pinza de Trump y Putin amedranta a Europa

Una tenaza entre EEUU y Rusia -cuyos intereses sobre Europa en algunos aspectos coluden- estrangula a Europa, y los empotra en los planes de guerra -cada vez más tenebrosos- de la superpotencia

Los países del este de Europa están habituados a que con cierta freciencia, Rusia ponga a prueba el grado de fortaleza de sus defensas. Pero lo que ha ocurrido ahora es un salto cualitativo, desencadenando una grave escalada de tensión.

Entre el 9 y el 10 de septiembre, una veintena de drones rusos invadieron el espacio aéreo de Polonia, siendo derribados sin causar graves daños, pero generando intensas alertas aéreas.

Es la primera vez que Rusia lanza una incursión aérea en un país de la OTAN. Nadie que conozca a Rusia puede creer al Kremlin cuando dice que el incidente “ fue por error”, y menos cuando pocos días después (14 de septiembre) otro dron ruso fue derribado en el espacio aéreo rumano.

.

Un grave incidente

Alrededor de las once de la noche del 9 de septiembre, Rusia lanzó un ataque a gran escala -más de 400 drones y 40 misiles- contra quince provincias ucranianas, causando la muerte de varios civiles. En el curso de esta agresión, hasta 21 drones que fueron lanzados desde Bielorrusia cruzaron la frontera polaca, penetrando incluso 40 kilómetros. Inmediatamente se cerró el espacio aéreo polaco y se activaron todas las alarmas, poniéndose en marcha los F16 polacos y otros sistemas antiaéreos.

Se trataba de drones, no de proyectiles balísticos (cuyo tiro puede ser errado) sino de artefactos dirigidos. Y no especialmente sofisticados ni costosos, sino de tipo Shahed, de diseño iraní y conocidos como Gerbera en su versión rusa. Y sin embargo no pudieron ser interceptados fácilmente por la costosísima -y teóricamente ultramoderna- defensa antiaérea de la OTAN. Algo que (oportunamente) ha «amplíado las dudas» de la capacidad de defensa de Europa frente a Rusia.

Tanto Moscú como Minsk han alegado que los drones se desviaron accidentalmente por interferencias ucranianas en sus sistemas de navegación, pero Polonia y la OTAN lo rechazan, afirmando que fue intencional.

No pocos analistas y organizaciones pacifistas, incluida Amnistía Internacional, han dicho que se trata de «una escalada deliberada de Putin para probar a la OTAN, en medio de esfuerzos de paz fallidos».

Un desafío que se complementa con unas potentes maniobras militares rusas en Bielorrusia. Es el ejercicio ‘Zapad 2025’, que incluye la puesta a punto del misil balístico Oréshnik, mucho más peligroso que los drones con los que Moscú ha tanteado las defensas del espacio aéreo polaco o rumano. Y que ha sido contestado por la OTAN anunciando la iniciativa militar ‘Centinela oriental’ para reforzar el flanco este.

La Alianza Atlántica han invocado el Artículo 4 del Tratado de la OTAN para consultas de emergencia. Los aliados -principalmente Francia y Alemania- han reforzado la vigilancia aérea sobre Polonia y otros países fronterizos de Rusia.

.

La respuesta (¿tibia?) de Washington

Comparadas con el grado de testosterona que suelen exhibir en otros muchos asuntos, las declaraciones del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, al enterarse del incidente, son… extrañamente comedidas. «Desarrollo inaceptable, desafortunado y peligroso. No hay duda de que los drones fueron lanzados intencionalmente por Rusia, pero la pregunta es si apuntaban específicamente a Polonia», dijo. Más conciliadora aún fue la respuesta de Trump en su red social Truth: «¿Qué pasa con Rusia violando el espacio aéreo de Polonia con drones? ¡Aquí vamos!».

Marian Kamensky (Austria)

El mayor desafío práctico y directo de Rusia a la OTAN desde el estallido de la invasión de Ucrania… y Washington responde apenas frunciendo el ceño. Extraño.

Pocas horas después, llegó otra respuesta de la Casa Blanca. Trump dijo que está “listo” para imponer sanciones a Rusia…. si los países de la OTAN dejan de comprar petróleo a Moscú.

No son sanciones. Son negocios. Si ustedes quieren que me ponga duro con Vladimir deben de cambiar de proveedor de gas y petróleo, incrementando sus compras de hidrocarburos a EEUU. No basta con el reciente acuerdo comercial firmado por la Comisión Europea con Trump que además de aranceles del 15% nos obliga a comprar a EEUU 750.000 millones en gas y petróleo.

Pero hay más beneficios para EEUU en las maniobras de intimidación y provocación de Putin. Como en la estrategia del «poli bueno» y el «poli malo», las amenazas del segundo sirve para que el primero «haga entrar en razón» al primo que cae en la trampa.

El oso ruso muestra sus garras a Europa, realizando incursiones en su espacio aéreo o enseñado sus colmillos balísticos. Y los EEUU de Trump aprovechan el temor europeo para reforzar el encuadramiento político y militar de los miembros de la OTAN, y multiplicando los climas de opinión que «justifican» el rearme que exige la Casa Blanca (el 5% de los PIB de cada miembro). Y de paso para hacer negocios.

Esta es la pinza ruso-estadounidense que atenaza a Europa, que nos empotra en los planes de guerra -cada vez más tenebrosos- de la superpotencia norteamericana, de un Trump que actúa en una extraña connivencia con un Putin que le sigue la corriente mientras la Casa Blanca le hace más y más concesiones en Ucrania

.

Los intentos de Trump de atraer a una alianza a Rusia

El contexto

Hay noticias que sólo se pueden entender desde el contexto. Y la gravísima provocación de Rusia, invadiendo el espacio aéreo de la OTAN con una veintena de drones, es una de ellas.

Trump a Putin: «Vlad, no me hagas extender el plazo. ¡Te doy dos semanas para tomar Polonia!!. Cristo Komarnitski (Bulgaria)

Todo el mundo que haya oído hablar de Vladimir Putin, sabe que el astuto líder ruso no da puntada sin hilo. La provocación sobre el espacio aéreo polaco ocurre pocas semanas después de la calurosa reunión con Trump en Alaska, que se cerró sin avance alguno en torno a las negociaciones de paz en Ucrania, pero de la que el ruso salió visiblemente satisfecho, más incluso que el norteamericano.

Es más, la cumbre de Alaska -la primera entre un presidente norteamericano y uno ruso tras el inicio de la invasión de Ucrania- sirvió para rehabilitar a Rusia y a Putin en el escenario internacional, enterrando a la línea Biden y a las doctrinas de la OTAN, que llevan años señalando a Moscú como el segundo gran enemigo geoestratégico de EEUU, sólo por detrás de China.

Y volvió a poner de manifiesto que la «hoja de ruta» de la Casa Blanca para conseguir un armisticio en Ucrania… está plenamente alineada con las ambiciones del Kremlin, pasando por la política de los hechos consumados, y que Kiev acepte entregar el 20% de su territorio -las cuatro provincias invadidas, más Crimea- al invasor.

Es en este contexto, donde tanto Washington como Moscú tienen -de momento- intereses compartidos y una cierta connivencia, en el que se produce la irrupción en suelo polaco.

La razón principal de este giro de 180º en la política de la superpotencia está en China. Trump está decidido en tratar de atraer a Rusia a la órbita de alianzas de EEUU, para eventualmente intentar malencararla con Pekín y abrir una fisura en el seno de los BRICS.

Veremos o no si tiene éxito. Pero de momento, y dado que consigue una concesión tras otra, el resabiado líder del Kremlin se deja «seducir».

En este cortejo hacia Rusia también entra -de rebote- Bielorrusia y su autócrata, Aleksandr Lukashenko. Casi el mismo día del incidente en los cielos de Polonia, el representante de Trump, John Coale, se reunía en Minsk con Lukashenko, y le hacía entrega de dos regalos del presidente norteamericano: una carta de felicitación por su victoria electoral, y unos lujosos gemelos de oro con la imagen grabada de la Casa Blanca. Como gesto, el autócrata liberaba a decenas de prisioneros «a pedido» de Trump

Es en este contexto, donde tanto Washington como Moscú tienen -de momento- intereses compartidos y una cierta connivencia, en el que se produce la irrupción en suelo polaco, en la que ambas potencias han satisfecho algunos intereses… a costa de la intranquilidad europea.

Deja una respuesta