La participación china en la conformación de los principios y valores de la OCS ha sido fundamental
La OCS tiene su origen en el Gruo de Shanghai, conocido también como «los cinco de Shanghai», que se creó el 26 de abril de 1996 con la participación de la República Popular China, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Rusia, con ocasión de la firma del «Tratado para la Profundización de la Confianza Militar en las Regiones Fronterizas» y el «Acuerdo para la Reducción de Fuerzas en las Áreas Fronterizas».El grupo, que había surgido a partir de las conversaciones para el establecimiento definitivo de las fronteras entre Rusia, la República Popular China, Kazajistán, Kirguizistán y Tayikistán, la desmilitarización de las mismas y la generación de medidas de confianza entre las partes implicadas, se encontraba ahora con unos objetivos relativamente vagos pero que básicamente eran los de hacer posible la cooperación militar transfronteriza y la protección de las rutas comerciales en esas zonas.No sería hasta cinco años después, el 14 de junio de 2001, cuando tuviera lugar el lanzamiento oficial de la OCS, de nuevo en Shanghai. La ciudad costera china continuaría dando nombre a la nueva organización, de la que iban a ser miembros los cinco participantes en el Grupo de Shanghai y Uzbekistán, quedando así integradas en ella cuatro de las ex repúblicas soviéticas de Asia Central.Así, la OCS se configura progresivamente como un instrumento de mantenimiento del equilibrio estratégico global, de control de la influencia americana en la región y de rechazo a la intervención de actores externos a la región en los asuntos de ésta.La participación china en la conformación de los principios y valores de la OCS ha sido fundamental, ya que tienen su origen en la formulación de la llamada nueva política exterior china o «nueva diplomacia» china, siendo uno de sus pilares fundamentales el nuevo concepto de seguridad en conjunción con el discurso multipolar, el multilateralismo y el establecimiento de asociaciones estratégicas.Para Rusia, la OCS se ha convertido en un pilar de su seguridad interna, ya que a través de ella puede incrementar la vigilancia de su enorme y desprotegida frontera con Kazajstán, en momentos en que la crisis del Cáucaso puede extenderse hasta Asia central. De la misma forma, el tráfico de armas y narcóticos proveniente del área bajo control estadounidense de Afganistán Ha convertido a Rusia en parte de su ruta hacia Europa.Al diversificar las relaciones de la OCS con otras organizaciones regionales, Rusia puede extender su influencia sin la desprestigiada estrategia del equilibrio de poder de la era soviética. La OCS se convierte velozmente en una parte esencial de la política euroasiática de Vladimir Putin.En los últimos años, la OCS ha invitado como observadores a Mongolia, Pakistán, Irán y la India, ha establecido contactos como grupo con Afganistán, y ha logrado el estatus de observador en la Asamblea General de la ONU.India ha manifestado su deseo de estrechar lazos con la OCS, y no habría que descartar su eventual integración en la Organización. Un antecedente muy interesante a tener en cuenta es que ha logrado permiso de Tayikistán para disponer allí de una base aérea para combatir el terrorismo de origen pakistaní.Si se diese el acceso de Mongolia, India, Irán y Pakistán, la OCS sería un organismo con el que Occidente debería contar seriamente en el futuro, sobre todo en el ámbito de la seguridad. Por supuesto, el desarrollo de los extraordinarios recursos e infraestructuras de esa Eurasia necesitaría de las inversiones de varios interesados, entre ellos Japón y Corea, además de la UE y de EEUU.