Hay, en Galicia y en Euskadi, una mayoría social que también el 25-S se ha negado a dar su voto a las candidaturas que defienden los recortes. Esta es la realidad que, en primer lugar, se pretende ocultar tras la victoria de Feijoo o Urkullu.
La mayoría absoluta de Feijoo en Galicia, o la cómoda victoria del PNV en Euskadi, se está utilizando para afirmar que el rechazo a los recortes -que ha marcado el largo ciclo electoral transcurrido en 2015 y 2016- ha retrocedido posiciones.Los grandes medios editorializan que “los electores han votado por la estabilidad”, y no por el cambio, o que “la derecha se fortalece y la izquierda pierde posiciones”.
No es verdad. La mayoría de los electores vascos y gallegos no han avalado la política de recortes ejecutada por Feijoo o Urkullu.
Es cierto que el PP vuelve a conquistar una mayoría absoluta en el parlamento gallego. Pero lo hace a costa de devorar buena parte de los votos de Ciudadanos, y de confirmar la pérdida de 180.000 votos respecto a las generales de 2011, que ya nunca volverán a votar al PP.
En Euskadi, el PNV de Urkullu gana con holgura las elecciones y gobernará sin problemas. Pero solo ha recibido el 37% de los votos.
Las elecciones gallegas y vascas se celebraban en las dos comunidades donde, por diferentes motivos, las fuerzas más conservadoras y que han ejecutado los recortes tienen una posición mucho más dominante que en el resto de España.Pues bien, incluso en estas condiciones, tanto en Euskadi como en Galicia los apoyos a las candidaturas que defienden los recortes apenas han llegado al 30% del censo. Es decir, siete de cada diez gallegos y vascos no les apoyan.