«Brasil ha derrotado a los países europeos en el fútbol durante mucho tiempo, pero que los derrote en la economía es un fenómeno nuevo». Quien se expresaba así era Douglas McWilliams, director de una agencia de investigación británica, al anunciar que en 2011 la economía brasileña superará a la inglesa, para convertirse en la sexta potencia económica del mundo.
Pero si puede parecer sorprendente que Brasil, antaño considerado el “gigante crónicamente enfermo” de Iberoamérica haya sobrepasado ya a la vieja potencia capitalista por excelencia, el Reino Unido, no lo es menos la perspectiva general de la nueva distribución del poder económico mundial que ofrece el informe. “Nuestra tabla de la Liga Económica Mundial muestra cómo el mapa económico está cambiando, con los países asiáticos y los productores de materias primas en crecimiento, mientras que los de Europa caen”, dijo McWilliams al vaticinar que en 2020, Rusia y la India habrán adelantado también a las potencias europeas. Alemania caerá del cuarto al séptimo puesto del ranking, el Reino Unido del sexto al octavo y Francia del quinto al noveno. Según el estudio británico, Brasil se ha aprovechado tanto de la crisis bancaria de 2008 y la posterior recesión que sufrió Europa, como de encabezar la exportación de materias primas a China y el Lejano Oriente, lo que le ha permitido mantener su crecimiento sostenido a pesar de la crisis. Sin embargo, en su informe, los analistas británicos se han dejado en el tintero dos “pequeños” factores sin los cuales es imposible entender el éxito de Brasil en la ultima década. En primer lugar la conquista de una creciente autonomía política de Washington y de los grandes centros de poder mundiales. En segundo lugar, y como consecuencia de ello, «Brasil ha tenido la capacidad de aplicar una política económica radicalmente distinta a la impuesta por el FMI» durante décadas.En sus 8 años al frente de Brasil, Lula ha sabido ganarse el respeto y el reconocimiento de todo el planeta como un gran dirigente, de talla mundial, para su país. Sin embargo, es muy poco conocido que la primera medida que tomó al llegar a la presidencia fue anunciar que iba a liquidar inmediatamente la deuda de Brasil con el FMI, para evitar que Washington siguiera chantajeándole con ella. Negoció un crédito-puente con el resto de los BRIC (China, Rusia e India) en condiciones infinitamente mas ventajosas, a menor interés y con vencimientos a más largo plazo. A continuación devolvió, de golpe, toda la deuda al FMI, indicándole diplomáticamente que no quería volver a ver ninguna delegación suya en la sede de la presidencia brasileña. Horas después compareció en la televisión de su país, en horario de máxima audiencia, informando a sus compatriotas lo que había hecho, y explicándoles como los miles de millones de dólares que se iba a ahorrar el país en intereses los iba a dedicar a ayudas sociales a los más pobres y a inversiones públicas en infraestructuras. Nueve años después de aquello, Brasil acaba de superar a Inglaterra como sexta economía del mundo. «Este crecimiento tampoco hubiera sido posible sin la política de redistribución de la riqueza aplicada por Lula».Cuando él llegó al gobierno, había en Brasil 50 millones de pobres, uno por cada 4 habitantes. En 8 años, más de 20 millones de personas han superado la barrera de la pobreza. Y ésta disminuye a un acelerado ritmo del 10% anual, de forma que en dos años sólo habrá un 8% de pobres y en dos más estará prácticamente eliminada.Nada resume mejor la política llevada por Lula que un breve extracto de un reportaje publicado por el diario El País, hace poco más de dos años: “El crecimiento de Brasil ha sido posible, según los economistas, por la conjunción de varios factores. En primer lugar, la creación de 12 millones de empleos fijos en los últimos ocho años. En segundo lugar, el aumento del 53% del sueldo base de los trabajadores, que en algunos sectores alcanza el triple del sueldo base. En tercer lugar una política de ayudas sociales a las familias pobres que les ha permitido consumir más.El aumento del consumo interno, impulsado por el aumento de los salarios y los millones de personas que salieron de la pobreza en los últimos años, fue uno de los factores que ayudaron a Brasil a mitigar los efectos de la crisis financiera mundial”.Creación de puestos de trabajo fijos, aumento de los sueldos en un 53% o más, y multiplicación de los recursos destinados a ayudar socialmente a los más desfavorecidos. Sobre la base de ejercer la soberanía nacional para decidir por ellos mismos, sin imposiciones de Washington y el FMI, y llevar adelante una política de redistribución de la riqueza es como Brasil ha podido sobrepasar a Inglaterra. Dos “pequeños” detalles que los investigadores de la vieja y resabiada burguesía inglesa han pasado por alto. Ya que no pueden ocultar la realidad, intentan cuanto menos maquillarla.