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«Lo van a ver, van a leer sobre esto. Acaba de suceder. Me comunican que hace unos minutos acabamos de hundir un barco que estaba transportando mucha droga hacia EEUU». Así, por sorpresa y al final de una rueda de prensa -como si de un ‘plot twist’ de show televisivo se tratara- anunciaba Trump, la operación que la flota de guerra que mantiene desplegada frente a las costas venezolanas (con tres destructores, aviones de espionaje P-8, acorazados y un submarino nuclear, entre otras naves) habían realizado contra una lancha motora, lanzando un misil que la destruyó por completo, asesinando a sus 11 tripulantes.
“El ataque se produjo mientras los terroristas se encontraban en aguas internacionales transportando narcóticos ilegales con destino a los Estados Unidos”, dijo el presidente norteamericano, que luego publicó un vídeo del hundimiento en el que no se distinguen ni el origen del barco, ni los tripulantes ni la carga.
“Esta mañana temprano, bajo mis órdenes, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos llevaron a cabo un ataque contra narcoterroristas del Tren de Aragua [TDA] identificados en el área del SOUTHCOM [Comando Sur de EEUU]”, escribió luego Trump en la red social Truth. “El TDA es una entidad designada como organización terrorista extranjera, que opera bajo el control de Nicolás Maduro y es responsable de asesinatos en masa, tráfico de drogas, tráfico sexual y actos de violencia y terrorismo en todo Estados Unidos y el hemisferio occidental”, añadió después.
“El ataque se produjo mientras los terroristas se encontraban en aguas internacionales transportando narcóticos ilegales con destino a los Estados Unidos. El ataque causó la muerte de 11 terroristas. Ningún miembro de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos resultó herido. Que esto sirva de aviso a cualquiera que esté pensando en introducir drogas en EEUU”, sentenció por último el presidente norteamericano.
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La ley del más fuerte
Ni detuvieron a la embarcación, ni detuvieron a los tripulantes y comprobaron sus identidades, ni incautaron la carga, ni probaron ninguna conexión con Venezuela, ni con su gobierno ni con cartel del narcotráfico alguno.
Dispararon primero, y lanzaron su versión después, tratando de obligar al planeta entero a asumirla, a creerla a pies juntillas, sin preguntar, sin rechistar.
Puede que la embarcación hundida fuera una narcolancha, o puede que no. Puede que transportara droga, o puede que no. Puede que procediera de Venezuela, o que no.
Que nadie se engañe. Eso no es lo sustancial. Este acto nada tiene que ver con el combate al tráfico de drogas hacia EEUU.
Es la ley del más fuerte. Es la ley de la pistola más grande. Es la ley del «lo hago porque puedo, porque tengo la fuerza». Es la ley de la Dictadura Hegemonista Mundial de Trump.
No es la primera vez que la usa. Hace dos meses la administración Trump atacó por sorpresa, sin provocación alguna, con toda su fuerza, las instalaciones nucleares de Irán, poniendo a Oriente Medio al borde de una gran conflagración.
Ahora hace lo mismo, aunque a una escala mucho menor, en aguas del Caribe. Lanzando una amenaza militar directa a Venezuela, frente cuyas costas ha desplegado una flota con once barcos y más de 9.000 efectivos. Pero amenazando a toda Iberoamérica, mostrando que la Doctrina Monroe sigue completamente vigente para la Casa Blanca.