José Martínez Olmos, ex-secretario general de Sanidad

«La letalidad es del 2%, muy baja comparada con la gripe en personas mayores”

José Martínez Olmos fue secretario general de Sanidad y actualmente es profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

Ha aparecido el primer caso confirmado en La Gomera, ¿qué va a cambiar?

Se actúa bajo los parámetros que establece la OMS, que adapta situaciones vividas en el pasado a las particularidades de la situación. Cuando hay un caso sospechoso se aísla y se hace la analítica, y si diera positivo se continuaría con el protocolo: aislamiento y protección del personal sanitario. No hay que olvidar que esta persona no se ha contagiado en España, por lo que tampoco hay que cambiar nada. 

¿Qué significa a efectos prácticos la alerta internacional declarada por la OMS?

Esto está establecido en el reglamento internacional aprobado en el 2005 para que los países tomen las medidas necesarias de forma coordinada. Lo que significa la alerta es que, aparte de aumentar la incidencia de los casos, ha traspasado las fronteras. La alerta condiciona que todos los países del mundo establezcan procedimientos de vigilancia epidemiológica y la intervención sanitaria en función de los conocimientos científicos que tengamos en cada momento, y hacerlo de manera coordinada. 

El director del Centro de Coordinación de Emergencias de Sanidad, Fernando Simón, señala también que les «ha sorprendido» que Italia declare la emergencia tras conocer dos casos positivos. ¿En qué momento sería necesario hacerlo en España?

La situación de Italia es difícil de analizar desde fuera. Cada país tiene sus propios instrumentos jurídicos para tomar medidas extraordinarias. En Italia seguramente la declaración del Consejo de Ministros es un requisito para tener el marco jurídico abierto y tomar las medidas necesarias. En España no haría falta porque la legislación vigente permite tomar decisiones haciendo referencia a esa normativa, que es la Ley Orgánica de Salud Pública de 1986, y la Ley de Salud Pública de 2011, pero también se podría hacer si quisiéramos. La experiencia que tenemos desde la gripe A es que somos capaces de modular la respuesta de acuerdo a la evolución de la enfermedad. 

Fernando Simón afirmó que esta enfermedad sigue sin ser excesivamente transferible. Sin embargo ha producido más casos confirmados que el SARS en 2003 y en menos tiempo y parece que se puede transmitir en el período de incubación. ¿Cuál es el criterio para afirmar su alta transmisibilidad? 

Son criterios de análisis de los casos que se van detectando. Hay dos fases. Una es la información que se tiene del país de origen de la enfermedad. En este caso es China, que no tiene un sistema sanitario homologable al nuestro. Y se establece una tasa de letalidad. Con esos datos se hace un pronóstico de la capacidad de difusión del virus en esa comunidad. 

Pero cuando salta a otros países hay una segunda fase, y es que si los países tienen un sistema sanitario universal y accesible, se tiene otra capacidad de observar cómo se desarrolla la enfermedad. Con la información que tenemos esta enfermedad tiene una letalidad de poco más del 2%, que es muy baja comparada con, por ejemplo, la gripe cuando afecta a personas mayores.

Hasta el 80% de los pacientes solo sufren síntomas menores parecidos a un resfriado. En el resto provoca una neumonía que puede acabar en muerte. ¿De qué depende que la evolución sea una u otra?  

No se puede determinar con tan pocos casos. Activar la alerta internacional obliga a monitorizar todos los casos y hacer una valoración perfilando la respuesta. Es un virus que ha mutado y por lo tanto una enfermedad rara. Esto explica que las informaciones de un día para otro perfilen lo que sabemos. 

¿Cómo se produce la transformación para que un virus propio de los animales pase a afectar a humanos?¿basta con prohibir la venta de animales salvajes para atajar estos brotes?

Es muy típico en varios virus, como el de la gripe aviar. Son virus que se adaptan y depende del contacto de las personas con los animales y de una cuestión imprevisible y casi indescifrable, y es que el virus tenga capacidad de superar la inmunidad humana. Por eso llevamos muchos años haciendo observaciones de este tipo de virus, no solo en Oriente Medio, también en sitios como México con la gripe porcina. Son lugares estratégicamente en vigilancia de la OMS. Prohibir la venta de animales salvajes no tiene por qué ser suficiente. Aunque todas las medidas de higiene minimizan los riesgos. 

Algunas voces cuestionan las cifras que ha dado el gobierno chino. ¿Ha actuado de forma correcta China de cara a controlar el brote y ayudar a otros países a reducir su impacto mundial?

No soy partidario de las especulaciones y pueden generar incertidumbre. La valoración de la OMS es que la respuesta ha sido correcta y a mí me vale. Lo que ocurre es que no es lo mismo que esto ocurra en Francia a que ocurra en China. No son sistemas sanitarios comparables. Si ocurriese en Francia la mayoría de pacientes acabarían en el sistema sanitario, por lo que la medición del fenómeno sería más exacta que en un sistema en el que no hay la misma accesibilidad. Podría pasar, como hipótesis, que la información que tenemos es como la punta de un iceberg. Eso no significa que se haya ocultado información ni que no sea útil para tomar decisiones, solo hay que saber que puede haber un sesgo que proviene de las características del sistema sanitario del país de origen. Cuando por desgracia pasa a otros países con mayor capacidad de detección, es cuando puede precisarse mejor la información. 

Existe el riesgo del falso alarmismo, por ejemplo la preocupación sobre si el virus puede venir con la gran cantidad de paquetería procedente de China, pero también hay una demanda de información sobre qué hacer. ¿Qué recomendaciones hay que dar a la población general en momentos como este?

Hay que confiar en la responsabilidad de las autoridades sanitarias, porque tenemos dispositivos que son capaces de hacer la vigilancia epidemiológica en tiempo real. Tenemos profesionales trabajando desde hace años de forma callada y silenciosa. Luego tenemos un dispositivo asistencial capaz de dar respuesta de acuerdo al conocimiento que tenemos de la enfermedad. Esto nos permite dar respuesta con alerta o sin alerta. Lo demás son bulos que llegan rápidamente a miles de personas a través de las redes. 

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