Corría el año 1955, prácticamente acababa de iniciarse la guerra fría y las dos superpotencias se disputaban el mundo. En el seno de una de ellas, los negros intentaban hacerse oír, y al margen de los líderes políticos, el grito de guerra que levantó de sus asientos a todo el mundo fue Awop-Bop-a-Loo-Mop Alop-Bam-Boom. Eran las ininteligibles palabras con las que el joven Little Richard iniciaba los compases de todo un himno generacional: Tutti Frutti. Porque antes de que un hermoso joven blanco llamado Elvis fuera coronado rey, el rock and roll había surgido de las inquietas mentes y las frenéticas manos de los negros del ghetto.
Oooh, my soul!, La exlosiva historia de Little Richard, fue escrita en 1984 por el musicólogo Charles White. Un relato que fue muy bien recibido en su día por la crítica especializada al ser el que más se aproxima a la figura humana y artística de este pionero musical, y que además sirvió en Estados Unidos para poner negro sobre blanco en el trono del rock’n’roll, que más que por Elvis debería ser ocupado por el propio Richard o por Chuck Berry. La editorial Penniman Books publica por fin en español este documento, 25 años después de haber sido escrito.Pasó con Duke Ellington o Count Basie, antes de ocurrir con el rock, también los mejores autores negros de jazz o swing eran menos reconocidos en su país, pese a ser los auténticos creadores de estos géneros. El recuerdo de Little Richard ha sido eclipsado por intérpretes como el mencionado Elvis o Jerry Lee Lewis, quienes se referían a el como “el más grande”. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, la juventud americana estaba necesitado de un estallido que canalizara la rebeldía y las ganas de moverse a un ritmo endiablado, y el primero que accionó los resortes fue este joven que aporreaba el piano mientras gritaba y lucía sus trajes de lentejuelas y sus peinados imposibles.Nacido en Macon, en el corazón del cinturón bíblico norteamericano, el melocotón de Georgia rompió con estructuras musicales establecidas y, sobre todo, pulverizó todos los tabúes estilísticos, raciales y sexuales de la época –la propia expresión “rock and roll” era la utilizada en las emisoras de radio de los negros para referirse al acto sexual evitando la censura-.Con testimonios de familiares y músicos, el libro es una historia oral de la vida del cantante, que también aporta ampliamente su visión sobre su propia carrera, con jugosos detalles y un amor casi enfermizo por sí mismo. El pormenorizado retrato de la “vida y milagros” de este pionero. Su ritmo salvaje era el mejor rock, su voz apabullante era auténtico soul, sus trajes de lentejuelas eran una antesala del glam y su actitud ya podía haber sido definida como punk. Un negro del sur, pobre y bisexual en la América racista y puritana de los años cincuenta. Un compositor que incitaba en sus letras a liberarse de los yugos morales y obligaba con su trepidante sonido de piano a bailar y redefinir la música. Lo extraordinario es que no tuvo referentes, fue el primero que pasó por todo eso.