Así comenzaba un articulo publicado en el periódico De Verdad, titulado «Crisis en el nuevo sistema de partidos», firmado por A. Lozano. Para establecer a continuación una tesis fundamental: que todos estos movimientos tienen un hilo conductor, «impedir un gobierno de progreso y cambio» que sea expresión política del avance del «viento popular y patriótico expresado reiteradamente en las últimas citas electorales».
Un hilo conductor que tiene su origen en las “fortísimas presiones de Washington y Berlín y de la clase dominante española para formar un gobierno de coalición PP-PSOE que asegurara la ejecución de su proyecto y la defensa de sus intereses”.
Ese terremoto sacude con especial intensidad a dos de las principales fuerzas -PSOE y Podemos- que han recogido la mayor parte del voto de la mayoría social que reclama un cambio de políticas y de gobierno que inicie una recuperación real basada en una distribución de la riqueza más justa y la regeneración democrática de la vida política del país.
Sin embargo, la división y los agudos enfrentamientos en estas fuerzas, no solo les desangra (a raudales en el caso del Partido Socialista) o debilita el apoyo popular hacia ellos, sino que frena el avance de la consecución de los objetivos de cambio que reclama la mayoría social y desmoviliza.
Si lo que busca ese hilo conductor es disponer de un sistema de partidos que sustituya al renqueante bipartidismo, pero que canalice y domestique el descontento social y garantice los intereses oligárquico-imperialistas, el mejor servicio que le pueden hacer es servirle en la bandeja de la división y el enfrentamiento la cabeza de la izquierda fracturada.
Por el contrario, trabajar por una izquierda unida de verdad dentro de cada fuerza, y por la unidad plural pero firme entre todas las fuerzas y corrientes dispuestas a hacer realidad las demandas contra los recortes, de progreso y regeneración, aparcando las diferencias que no sirvan a la unidad y trantándolas democráticamente, en debates sustanciales. Y no exhibiéndolas en “mensajes” vacíos y sectarios que sólo conducen al desafecto de los ciudadanos, la apatía, el desencanto y la desmovilización en las filas del pueblo.
La división y el enfrentamiento de la izquierda solo perjudica al pueblo, tanto como la unidad nos fortalece.