La defensa de ser iguales

@Edu_puerta

La sociedad siempre ha ido por delante de la legalidad del Estado. Y la realidad, tozuda, expresa que la inmensa mayoría en nuestro país defiende ideas progresistas y democráticas.

Para la FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales) este año es una celebración: cumplen 25 años de lucha por la defensa de los derechos del colectivo LGTB, en España y lo celebran el año en que Madrid acogerá el World Pride, el mayor evento internacional en defensa de los derechos de la comunidad gay.

La FELGTB, que aúna más de 50 asociaciones de toda España, en estos años, mediante la unidad y la búsqueda de amplios consensos sociales, ha conseguido que nuestro país sea uno de los más avanzados en cuanto al reconocimiento legal de nuestro colectivo, desde 2005 en que se aprobara en el Congreso de los Diputados la ley de matrimonio entre parejas homosexuales o en 2006 la ley de identidad de género.

Pero este aniversario, lo celebra también con el registro, el pasado 5 de mayo, en el Congreso, de la “Propuesta de ley contra la discriminación y en favor de la igualdad social de las personas LGTB”.

Es una exigencia al compromiso legal, del cumplimiento de las leyes de igualdad, y al compromiso en la lucha contra la discriminación y el odio. En uno de los países del mundo con la más avanzada legislación igualitaria, la preocupación por los casos de acoso escolar, agresiones y trato vejatorio, conlleva la necesidad de unas leyes que aseguren la libertad individual y ayuden a la mejora de la convivencia de toda la sociedad.

La sociedad española lleva años de lucha, en lo social, por acabar con la discriminación por las diferencias raciales, ideológicas, de orientación sexual, etc. y siempre ha ido por delante de la legalidad del Estado, que legitima estas demandas cuando la sociedad ya ha alcanzado unidad en torno a los derechos democráticos que benefician al conjunto social.

Mientras, los casos de ataques que acaparan medios de comunicación, sirven para crear alarma y división entre la gente. Los detestables actos de odio deben ser repudiados y aislados, y la mayoría así lo hace, denunciándolo. Pero, en el camino, nos enfrentamos a un problema de siembra de desconfianza en la sociedad: en los debates mediáticos se le da excesivo pábulo a los elementos más rancios y reaccionarios, mientras, con demasiada frecuencia, se mezcla la opinión “progre” de que el pueblo español es atrasado. Y la realidad, tozuda, es la contraria: la inmensa mayoría en nuestro país defiende ideas progresistas y democráticas.

Como viene haciendo el movimiento LGTB en su lucha, y para continuar arrancando conquistas democráticas por la defensa de los derechos individuales y colectivos, las personas más activas no debemos dejarnos llevar por estos climas de opinión, que debilitan nuestra actividad diaria. Que no nos sigan encuadrando en este peligroso juego que nos enfrenta entre iguales.

Desde todos los ámbitos sociales, la cultura, la educación, etc, debemos persistir en la consecución de nuestros objetivos, mediante la búsqueda de la más amplia unidad y la confianza en que, la mayor parte de la sociedad se adhiere a las exigencias democráticas justas. Que esa unidad sea la herramienta que nos haga derribar las barreras impuestas a toda la humanidad, a la vida.