Da igual el baile de cifras sobre el seguimiento de la huelga general, el Consejo de Ministros ha aplazado la aprobación de la ley Wert prevista para hoy viernes. Esa es la prueba irrefutable del éxito, conseguido por la gran unidad alcanzada. Y seguir ampliándola es el camino.
Tras incorporar las «observaciones» técnicas del Consejo de Estado a la nueva ley de enseñanza, el Consejo de Ministros iba a dar luz verde justo el día siguiente de la huelga general del sector. A última hora y tras la huelga, casualmente falta cerrar detalles de la memoria económica y se ha aplazado su aprobación.
Por mucho que el Ministerio de Educación afirme que el seguimiento de la huelga ha sido de un ridículo 20%, el hecho es que han paralizado la aprobación de la ley.
Según los convocantes, el seguimiento de la huelga en centros de infantil, colegios de primaria y secundaria, institutos, universidades y demás centros en más de treinta ciudades ha sido, entre el profesorado, superior al 70% según los sindicatos y, entre el alumnado entre el 75% y el 90% según las asociaciones estudiantiles. «Ampliar la unidad en el camino de un frente amplio que abarque todo el espectro ideológico y asociativo es una tarea vital»
Este es un gran paso puesto que se consolida un camino de unidad entre padres, alumnos y profesores de todas las etapas educativas andado durante un curso de movilizaciones sin precedentes en el ámbito educativo.
Unidad plasmada en la Plataforma Estatal por la Escuela Pública, que agrupa a sindicatos (CC.OO, UGT, CGT, STES-i, Sindicato de Estudiantes), asociaciones de padres (CEAPA) y al Movimiento por la renovación pedagógica.
Camino unitario que cuenta con un seguimiento diferenciado pero leal de la Plataforma Galega en Defensa do Ensino Público, constituida por once organizaciones, que también ha puesto su grano de arena en este empresa unitaria contra los recortes y para impedir que se apruebe una ley clasista y regresiva para el conjunto de la comunidad educativa.
Pero un camino unitario que debe ser ampliado para poder sortear las próximas embestidas del gobierno. Ampliado al ámbito de la enseñanza concertada, víctima igualmente de la política de recortes del gobierno y que engloba un porcentaje importante de estudiantes del pueblo trabajador.
No asistimos a “una nueva ofensiva de la derecha” para imponer “una enseñanza religiosa y sexista”. Lo que sufrimos son las consecuencias del sometimiento de nuestro país, y la educación con él, al objetivo de saqueo y degradación que imponen Washington y Berlín. El dinero que recortan de la educación, de las becas, de los sueldos, de los comedores, de la concertada… ahora fluye hacia las arcas de los grandes emporios financieros nacionales y extranjeros. Nadie en el sector educativo se salva del hachazo. Esa es la dimensión del problema al que nos enfrentamos.
Por tanto el nivel de unidad debe estar a la altura. Mantener dividida la lucha de profesores, padres y alumnos por cualquiera de las costuras del movimiento es la principal debilidad del movimiento.
Flaco favor, por tanto, el que han hecho en Euskadi ELA y LAB al boicotear el seguimiento de la huelga general bajo el pretexto de que Euskadi tiene su problemática particular diferenciada de la del resto de España. Flaco favor el que hacen los que, como CSIF, se desentienden de la movilización por motivos formalistas (no es una lucha sindical al uso) o por rencillas. Ampliar la unidad en el camino de un frente amplio que abarque todo el espectro ideológico y asociativo es una tarea vital.