Al tiempo que recrudece su genocidio en Gaza o recrudece sus incursiones en Cisjordania, La invasión de Líbano y los bombardeos sobre Beirut van a más. El incendio se extiende por todo Oriente Medio. Mientras EEUU acumula tropas y fuerzas en la zona, todos esperan el inminente ataque de Israel sobre Irán, que puede ser devastador y marcar un punto de no retorno en esta espiral
«Dos ataques en dos barrios residenciales en el centro de Beirut, con al menos 22 muertos y más de 100 heridos. Han sido los ataques más mortíferos hasta ahora, y dirigidos al corazón de la capital. Recordemos que hasta ahora casi todos los ataques se dirigían contra los suburbios, considerados feudos de Hezbolá. Pero esto ha sido en un barrio céntrico, muy densamente poblado. Aquí desde donde hablo había hasta anoche dos grandes edificios donde vivían cientos de familias, muchas de las cuales siguen sepultadas bajo estas montañas de escombros». Así informaba la corresponsal de RTVE en Beirut, Almudena Ariza el pasado 11 de octubre, rodeada de cascotes, de hierros retorcidos que sobresalen entre los restos de muebles, de recuerdos, de trozos de hogares rotos para siempre.
Horas antes, otras 37 personas morían en diversos bombardeos israelíes en el sur y el este del Líbano, los cuales también dejaban al menos 151 heridos.
Como en el caso de Gaza, pronto carecerá de sentido señalar qué ataque ha marcado el récord de muerte y destrucción, porque Israel ha decidido lanzarse a fondo en una invasión y una campaña de bombardeos masivos contra las ciudades libanesas, señalando como objetivos militares áreas residenciales donde ellos designen que hay miembros de Hezbolá.
No es una suposición. En una cínica alocución, el mismo Benjamín Netanyahu ha amenazado al pueblo libanés con «una larga guerra que traerá destrucción y sufrimiento similar al que vemos en Gaza» si este no se deshace de Hezbolá, y ha señalado que «es Irán, y no Israel, quien ocupa Líbano».
Desde el inicio de la actual invasión de Líbano -la tercera, tras las de 1982 y 2006, que perpetra Israel- más de 2.000 libaneses han muerto asesinados bajo las bombas, y 1,2 millones de personas -la quinta parte de la población del país- se han visto obligadas a desplazarse por los constantes ataques israelíes, lanzándose a las carreteras para huir de los bombardeos.
Netanyahu ha amenazado al pueblo libanés con «una larga guerra que traerá destrucción y sufrimiento similar al que vemos en Gaza»
Entre ellos hay refugiados sirios de la guerra civil que ahora se ven forzados a volver a su país de origen. Se calcula que más de 300.000 personas han cruzado la frontera hacia Siria por el paso de Masnáa, pero ahora Israel ha cortado esa vía de escape, bombardeando la carretera y el paso fronterizo principal hacia el país vecino, siempre con el pretexto de que por ahí se reabastece a Hezbolá.
Atacando Cisjordania y Siria
Las bombas caían también sobre Cisjordania en el bombardeo más letal sobre los territorios ocupados en 20 años, con al menos 18 cisjordanos muertos tras ataque aéreo israelí en Tulkarem. Una de los proyectiles alcanzó una cafetería popular situada en el callejón Al Hamam, dejando cinco civiles muertos. En el último año, Israel ha matado 720 palestinos en Cisjordania, incluidos 160 menores de edad, según datos del Ministerio de Sanidad palestino.
Pero en su ímpetu incendiario, el gobierno de Netanyahu va más allá de Palestina y Líbano, y ataca también Damasco, la capital siria, en un bombardeo que se cobró la vida de nueve civiles, entre ellos una niña. En los últimos doce meses, el Ejército israelí ha lanzado más de 200 ataques contra objetivos libaneses e iraníes en territorio sirio, sin que el régimen de Bachar Al Asad haya respondido más allá de condenar la ofensiva.
Mientras que Israel despliega toda su fuerza en Líbano y Gaza, y amenaza con propagar el incendio a Cisjordania y Siria -siempre buscando el cuerpo a cuerpo con Irán, el centro de su diana- EEUU fortalece su presencia en la zona, enviando más soldados, buques y aviones a Oriente Próximo, sumando ya 40.000 activos militares en la región.