Israel ataca deliberadamente y durante varios días la misión de la ONU en Líbano

Israel contra la ONU: mejor sin testigos

No es difícil adivinar qué objetivo tiene Israel hostigando a las fuerzas de la ONU. Necesitan expulsar a todos los testigos incómodos para poder perpetrar todos sus crímenes de guerra sin ojos indiscretos.

Por tres días consecutivos, las fuerzas invasoras de Israel han atacado -de manera claramente deliberada- a la misión de paz de la ONU en Líbano (Unifil), hiriendo ya hasta a cinco cascos azules. Se trata de una violación tan descarada de la legalidad internacional, que hasta la Casa Blanca de Biden ha pedido a su gendarme que guarde las formas y que se abstenga de atacar a la ONU. España tiene 670 cascos azules en esta misión.

La misión de la ONU en el sur del Líbano -Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (Unifil)- ha denunciado que uno de sus soldados resultó herido «por disparos» en su cuartel general en Naqoura (sur). Pocas horas antes, otros dos cascos azules de Sri Lanka resultaban heridos tras un disparo de tanque que ha derribado una torre de observación en el mismo cuartel. Con otras dos bajas anteriores -en este caso soldados irlandeses- asciende a cinco el número de cascos azules heridos.

No es un incidente aislado, ni accidental. Los mandos de la Unifil han denunciado que los ataques israelíes son “repetidos” y “deliberados”. Durante varios días, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han realizado ataques de distinta gravedad contra el cuartel general de los cascos azules y a varios de sus puestos de observación en la Línea Azul (la frontera entre Israel y Líbano).

Algunos muros de protección han sido derribados por vehículos militares israelíes, y los soldados hebreos han abierto fuego “deliberadamente” contra las cámaras de vigilancia del perímetro de la posición hasta inutilizarlas, mientras que los tanques israelíes hostigan al contingente internacional de la ONU. Hay registrados disparos en la entrada de un búnker donde había refugiados soldados internacionales.

Tampoco es el único ejemplo de la declarada enemistad del gobierno de Netanyahu contra la ONU y sus agencias. Tras declarar a la misión humanitaria de Naciones Unidas en Palestina (UNRWA) como «colaboradora de Hamás» y prohibir su funcionamiento no sólo en Gaza sino en los territorios ocupados, Israel acaba de confiscar la sede de UNRWA en Jerusalén Este. Sus buldozers la están demoliendo. Van a construir 1,440 pisos para colonos.

No es difícil adivinar qué objetivo tiene Israel hostigando a las fuerzas de la ONU de Palestina o Líbano. Necesitan expulsar a todos los testigos incómodos para poder perpetrar todos sus crímenes de guerra sin ojos indiscretos. Por la misma razón han convertido a los corresponsales de guerra en objetivos militares. Las FDI han asesinado hasta a 175 periodistas en Palestina y Líbano en el último año.

Cualquier otra potencia agresora que actuara así, cometiendo flagrantes agresiones no sólo contra la población civil sino contra fuerzas de paz de la ONU, sería inmediatamente objeto de inmediatas condenas y duras sanciones políticas y económicas.

No es el caso de Israel, gracias a la impenetrable capa de impunidad e invulnerabilidad política y diplomática que le otorga ser el gendarme militar de EEUU en Oriente Medio.

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