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¿Instalados en el fondo?

No precisamente en el Fondo Monetario Internacional sino en el fondo de la temida “L”, en el estancamiento con mínimos repuntes en el PIB y aún menores, si es que los hay, en el empleo. Eso es lo que prevé el FMI en su recién entregado informe.

Lo más destacable. Caída del PIB de 0,2 por ciento en 2014 (del 1,3 este año) para luego tímido crecimiento del mismo hasta un previsto 1,2 por ciento en 2018, diez años después del inicio de la actual crisis. Diez años perdidos, de retroceso, sobre todo en lo relativo al empleo. Ahí las previsiones van de una tasa de paro del 26,9 por ciento en 2013 hasta el 24,9 en 2018. Por decirlo caritativamente, ínfimas mejoras en ambas magnitudes. Es cierto que son previsiones y que el Fondo se equivoca muchas veces. Pero no cabe esperar equivocaciones de varios puntos, sería iluso. Las tendencias están claras.

Es cierto que la capacidad de crear puestos de trabajo por la economía española ha mejorado y seguramente con crecimientos ligeramente superiores al 1 por ciento se crean pero serían muy escasos y más que probablemente de escasa calidad. La incapacidad de nuestra economía para crear trabajo es indudable. Son muchos años de destruir puestos de trabajo a pesar de las reformas del mercado laboral. Especialmente la vigente que ha producido un enorme desequilibrio en las relaciones laborales a favor de los empleadores con el resultado conocido de caída de los salarios reales, del orden del 7 por ciento, y aumento del paro y de la precariedad laboral. El único activo es el de llevar a cabo esa famosa y anhelada devaluación interna, factor clave en la buena marcha de las exportaciones. Hay un aumento de la competitividad pero es de la denominada “competitividad espúrea” pues responde no tanto a factores de mayor calidad como a pura y simplemente rebajas salariales y, en consecuencia, del nivel de vida de la mayoría de la población. Esto tiene un límite en el espacio (los salarios y costes totales más bajos, inalcanzables, de muchos otros países) y en el tiempo (no puede prolongarse indefinidamente). La gran incógnita es así si esta mejora de las exportaciones de mercancías es efímera o se está consolidando. No va a ayudar el menor crecimiento previsto de la economía mundial.

Otro aspecto importante para los costes laborales unitarios es lo que pase con los precios. La inflación parece contenida (lógico con la caída salarial y de la demanda) pero puede aparecer la deflación, algo temible y temido. Recordemos el caso de Japón, más de diez años con esa plaga y en el fondo del abismo.

En resumen, malas previsiones del Fondo porque mala es la situación y las perspectivas de nuestra economía. Lógicamente el análisis del Fondo no entra decididamente en ello pero está claro que enfrentamos no sólo una grave crisis económica sino algo más profundo y complejo como es una crisis política e institucional que está en la raíz de nuestros problemas. Mientras esto no se quiera reconocer por quienes gobiernan y, por otros, quienes tienen el poder seguiremos con palos de ciego, con un reparto absolutamente injusto de los costes de esta crisis y, por ello, con un creciente malestar social.

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