La indignacion popular no solo va extendiendose sino profundizandose. Una huelga general doble en Chile impone el debate sobre reformar una Constitución heredada de Pinochet y diseñada por Washington. Además de las reivindicaciones unitarias, amplios sectores apuestan por dar un salto popular
Inmensa jornada de lucha en Chile Ayer comenzó la rimera de dos jornadas de huelga general en el país iberoamericano. La CUT (Central Unitaria de Trabajadores) convocó, junto con más de 80 organizaciones de todo tipo, la primera huelga general de dos días en 60 años. Esta huelga se da tras 3 meses de lucha estudiantil por conseguir una educación pública para todos los ciudadanos y tras que en Chile haya surgido un movimiento de Indignados inspirado en el 15-M. El Presidente se enfrenta al índice de popularidad más bajo de su historia con solo un 30% de apoyo. El sentimiento general es que el crecimiento economico del pais, del 5,2% en 2010 y del 6,2% en 2011, no va parejo con el nivel de vida de la población, sino todo lo contrario. La intención de convocar este paro nacional nació en mayo, pero han terminado confluyendo las distintas reivindicaciones. Este domingo pasado hubo en Santiago una concentración con un millón de personas, convocada por los estudiantes, que sirvió como termómetro para la movilización de ayer. Aunque hay demandas económicas inmediatas, como la rebaja de los impuestos en combustibles, lo que realmente une a La CUT, a los sindicatos del cobre y a los del petróleo, a los universitarios, a los Indignados chilenos, etc, es un acceso real, gratuito y con calidad a la sanidad y la educación, un cambio en el Código del Trabajo y una reforma de los aspectos de la Constitución que introdujo Pinochet. Esto hace que no sea, como insinuó Piñera el pasado domingo en el diario El Mercurio, un movimiento en pro de los socialdemócratas. Las reivindicaciones van más lejos y cuestionan tambien, objetivamente, al ex Gobierno socialista. Lo que piden son reformas constitucionales y socioeconómicas heredadas de la dictadura que los socialistas no quisieron tocar. Además en las pancartas de ayer se podían ver consignas como “Del Poder Estudiantil al Poder Popular”, lo cual refleja como un amplio sector apuesta por un avance hacia el Movimiento Bolivariano con carácter socialista y contra el liberalismo. Las cifras de seguimiento se pelean entre sí, desde el desconcertante 5% de participación en el sector público que declaraba el Gobierno, hasta el 80% que confirma la CUT. Aproximadamente la mitad de los comercios permanecieron cerrados y, mayoritariamente, las oficinas y universidades no prestarón servicio. Las minas de cobre y estracciones de petroleo se han unido a las protestas. En la capital la presencia de piqueteros se dejo notar; formaron manifestaciones en las barriadas, barricadas en las principales avenidas y han paralizado unos 285 autobuses. Los Carabineros, la policía militarizada, respondieron con cañones de agua, gases lacrimógenos y más de 456 detenidos. El Gobierno declara 42 heridos entre la policía y dice no conocer el número de heridos entre los huelguistas. La prensa internacional va aumentando la cobertura informativa, si bien ayer pasó, relativamente, desapercibida hoy ha dado la vuelta al mundo desde América hastahastaAl-Jazeera pasando por Europa. Por la noche una cacerolada de miles de personas cerró en Santiago una jornada que continuará hoy con 4 manifestaciones en la capital y cientos de actos de protesta por todo el país.