Soy el Médico Asistencial de una Ambulancia Medicalizada y hoy estoy de guardia.
Llego a la Base como siempre, pero hoy no es como siempre. Mi compañera saliente de guardia me saluda desde detrás de la mascarilla mientras limpia la mesa, la mesilla, la cama, el sillón, el aparato de radio y el teléfono móvil antes de entregármelos ya descontaminados, el personal de limpieza no llega hasta las 11:30 h y necesitamos tener nuestro espacio individual para mantener el aislamiento social. Cojo un uniforme limpio y dejo mi ropa de calle en la taquilla, no puedo entrar en mi habitación todavía, se está ventilando. Hoy tampoco va a haber cambio de guardia con desayuno y risas. Tenemos que mantener la distancia de al menos un metro. ¡Qué frío es esto! Me cuenta que estamos escasos de mascarillas mientras descontamina las gafas de protección con la solución de lejía; tenemos que compartirlas.
Me pongo unos guantes y con el spray desinfectante voy a comprobar el funcionamiento del aparataje. Limpio el mando del oxígeno y el respirador y lo pongo a hacer la prueba. Desinfecto el monitor-desfibrilador y compruebo que funciona. Hago lo propio con la tablet y la enciendo, me identifico con mi firma electrónica para poder acceder a las historias clínicas de mis pacientes. Mientras voy revisando el material de la mochila, con las puertas de la ambulancia abiertas y hoy sin compañía, no hay Médico Interno Residente y mi compañero enfermero no va a entrar a revisar su parte hasta que yo acabe, sólo podemos estar juntos en un espacio tan reducido durante el menor tiempo posible.
Salgo y llamo a la Central de Coordinación por radio para dar el cambio de guardia, el teléfono está saturado y no dan abasto. Han pasado de unas 4.000 llamadas diarias a más del triple y, aunque los han reforzado, tienen que atender también el teléfono de información sobre el CoVid19. El Médico Coordinador acaba de llegar y aún está desinfectando el ratón y el teclado de su ordenador, me pide que sea breve, tiene 5 llamadas en cola.
Este es un nuevo tipo de Incidente de Múltiples Víctimas (IMV), no es como otros. Cuando un tren se sale de vía o un catamarán turístico se incendia con 52 personas a bordo o se cae una plataforma con 400 personas en un muelle, sabes quienes son las víctimas y donde están. Es mucho trabajo, pero todo junto. Puedes sectorizar el área de impacto, la de asistencia y la de evacuación. Todo está más claro. Hasta echas de menos al idiota que vuela una aldea entera con su almacén ilegal de pirotecnia.
Este IMV no tiene un área de impacto definida, cualquiera puede ser una víctima, incluso tú mismo. Hay que atender a los casos de todos los días sabiendo que en ese infarto o en ese accidente de tráfico puede haber un portador asintomático, o no. Sabes que va a durar un par de meses en el mejor de los casos y que hay que aguantar, lo peor aún está por llegar.
Rubén, el enfermero, ya revisó su material en la ambulancia y está preparando la solución de lejía desinfectante para hoy. La cambiamos cada 12 h. Hacemos paños con sábanas limpias viejas, reservamos las compresas estériles para las heridas abiertas. Nos faltan mascarillas, eso que ayer nos mandaron unas pocas junto con unas gafas y 3 monos impermeables el Médico de Empresa de unos astilleros del Puerto de Marín. De repente me dice que le parece que, en el almacén viejo donde guardamos el material de simulación para docencia, puede que haya unas cajas que nos habían remitido cuando se dio la alerta por el Ébola o la gripe A. Vamos a ver y aparecen 2000 mascarillas quirúrgicas y cuatro cajas con solución hidroalcohólica desinfectante. Llamo a la Directora Asistencial y nos manda apartar una parte para nosotros. Mandará inmediatamente a alguien para recoger el resto y repartirlo entre los demás recursos.
Entra el primer aviso, el Técnico recoge el mensaje y me lo comunica de viva voz. Normalmente yo cogería su teléfono y el Médico Coordinador me daría la información, pero no podemos compartir el móvil, está presuntamente contaminado y en la Central no les sobra el tiempo. Es un varón de 71 años enfermo pulmonar obstructivo crónico que ya había estado en el Hospital hace dos semanas con una infección respiratoria y ahora está cianótico y con bajo nivel de conciencia. Nos preparamos mientras vamos hacia el domicilio, mascarilla FPP2 y pantalla facial anti salpicaduras, doble guante y el chubasquero impermeable por encima del uniforme, es más fácil de descontaminar, pero qué calor da.
Llegamos al domicilio, el paciente está semiinconsciente, acostado en un sofá con los labios azulados. Lo estimulamos y nos contesta, pero su saturación de oxígeno es baja, 61%, le ponemos oxígeno. Parece que ventila peor las bases del pulmón, las dos. No podemos nebulizarlo como haríamos normalmente porque esa técnica favorece la dispersión del virus y el paciente no está suficientemente despierto como para usar la cámara espaciadora. Su cuidador tiene miedo, fiebre y tos seca detrás de su mascarilla. Llegó de Colombia hace un año y medio, cuida de este hombre desde hace unos meses. Le pido que se quede en su habitación, que no puede salir de casa y le explico que le llamarán para darle una cita y venir a hacerle la prueba del Coronavirus. Ahora no tiene fiebre porque me dice que tomó un paracetamol hace 3 horas. Hablo con la Central por radio e informo de que me llevo al primer paciente por sospecha de reagudización de su infección respiratoria, que queda en domicilio confinado el cuidador y que hay que concertarle una cita para que vengan los de Epidemiología a hacerle la prueba. Al pasar al paciente de la silla a la camilla en el portal tengo que decirle al conductor que no nos ayude como hace habitualmente porque él aún no está contaminado y si se contamina nos obligaría a desinfectar la cabina de conducción.
En el Hospital el paciente entra por el circuito reservado a pacientes sospechosos. El TES conductor va a por sabanilla y manta limpia mientras los demás, los contaminados, después de quitarnos el par de guantes exteriores limpiamos la camilla, el monitor, la tablet, las pantallas de protección facial….
Volvemos a la Base después de repostar gasoil en la Ambulancia. No tenemos que ir a buscar la comida a la Cafetería del Hospital porque nuestros compañeros de la Ambulancia de Soporte Vital Enfermero se han encargado de ello. Comeremos en la Base, pero separados, cada uno en su habitación.
Me lavo las manos antes de sentarme delante del ordenador que ya había desinfectado al principio de la guardia. Reviso mi correo y la información importante, la revisión de las normas de desinfección y asistencia a los pacientes que se van actualizando día a día. Me mandan el libro en archivo.pdf del Dr Zhou y sus colaboradores, los que más saben sobre el CoVid19: tienen cuatro meses de experiencia, más que nadie en el mundo.
Nuevo aviso, mujer de 15 años con dificultad respiratoria y dolor abdominal, llaman los padres angustiados. Nos preparamos durante el desplazamiento, otra vez las mascarillas, las pantallas, la ropa de aguas, el doble par de guantes. Llegamos y allí está en el salón con las manos en el abdomen, respirando rápido y entrecortado, no hay fiebre ni tos, las manos y los pies están contracturados y me dice que nota hormigueos alrededor de la boca y dolor en epigastrio. Es una crisis de pánico. Los padres no quieren creerlo en principio, pero cuando le hacemos respirar dentro de una bolsa, conseguimos que respire más lentamente y van cediendo los síntomas caen en la cuenta de que es el miedo que rompe antes al más débil dentro de la unidad familiar. También es una víctima del Coronavirus, una víctima no infecciosa. Le damos un par de comprimidos de un ansiolítico suave, uno ahora y otro, si lo precisa, mañana. Les sugerimos que llamen a su Médico de Cabecera el lunes por si esta estima que necesita continuar el tratamiento. No es buena época para acudir a Centros Sanitarios si no está justificado, existe la receta electrónica y nuestro informe va a aparecer en el ordenador del Centro de Salud.
En la Base, miro los resultados de los análisis del paciente respiratorio que trasladamos, tiene una infección respiratoria pero es bacteriana, ha dado negativo para Coronavirus. Se lo comento al resto del equipo, saben que están obligados por el secreto profesional, pero se van a ir para casa algo más tranquilos.
Se acaba la guardia, limpio y desinfecto mi habitación y los objetos que comparto con mi compañero entrante. Echo el uniforme a lavar y me ducho, me visto y voy a comprar el pan antes de irme para casa, compro para tres días, se puede congelar y así no hay que salir de casa tantas veces.
Al llegar a casa, saludo a mi mujer, y le digo que la quiero aunque no le pueda dar el abrazo que me gustaría. Me dice que estuvo hablando con nuestros hijos. No viven ya en casa hace un par de años, pero ¿por qué tuvieron que irse a vivir tan lejos? Están bien y eso es lo que importa.
Vilagarcía de Arousa, Pontevedra
AnarcoÑ dice:
Gracias por estar ahí a los médicos y trabajadores de la sanidad. Conseguís que el drama no termine en tragedia en muchos más casos.