El 7 de mayo de 2018, el tribunal de Mitilene (Grecia) dictaba sentencia favorable a Manuel Blanco, Julio Latorre y José Enrique Rodríguez, tres bomberos de la Diputación de Sevilla que habían sido previamente detenidos cuando regresaban de tareas de salvamento de pateras de inmigrantes que se hundían en el mar. Un Mediterráneo que se ha convertido en la mayor fosa común en décadas. Solo en el año pasado ya han muerto más de 3.000 personas.
Los tres bomberos son voluntarios de ProemAid, una ONG de profesionales de situaciones de emergencia nacida en 2015 cuya misión es la de salvar a migrantes que viajan en balsas o pateras hasta las costas de la Unión Europea para evitar que mueran ahogados en el mar. Operan principalmente desde Grecia, uno de los focos migratorios más importantes.
No es la primera vez que esto sucede. Ya otros voluntarios defensores de la vida de los migrantes han tenido problemas con la justicia, como es la detención en Italia de tres miembros de la ONG OpenArms o la persecución de la activista marroquí Helena Maleno.
Según la OIM (Organización Mundial para las Migraciones), el año pasado murieron 3.116 personas en el mar Mediterráneo, intentando llegar a costas europeas. Y solo en los dos primeros meses de este año están contabilizadas ya 463 personas muertas más. La lucha por la vida está todavía muy lejos de terminar.
El calvario empezó hace más de dos años, en enero de 2016, cuando tras el regreso de una de sus operaciones en los alrededores de la isla de Lesbos, las autoridades griegas detuvieron a los tres bomberos acusándolos de “tráfico de personas en grado de tentativa”. Se enfrentaban a diez años de cárcel cada uno, pero al final la justicia prevaleció y fueron absueltos en la celebración del juicio dos años después.
Una oleada de indignación ante la detención y de apoyo a los detenidos ha sacudido Andalucía y todo el país. Los principales partidos políticos españoles mostraron su apoyo, igual que los principales sindicatos (CCOO, UGT, USO…) y multitud de asociaciones populares tan diversas como la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, el Club de Amigos de la Unesco, el Instituto de Estudios Políticos para América Latina o la Iglesia Evangélica Española.
Entrevistamos a José Enrique Rodríguez, uno de los tres bomberos absueltos de ProemAid, para que nos cuente la experiencia que ha sufrido en estos dos últimos años y la situación que todavía existe en el mar Mediterráneo.
¿Por qué os detuvieron en enero de 2016?
Nosotros fuimos a Lesbos en enero de 2016. Para ello, pedimos vacaciones en nuestro trabajo y pagamos nuestro billete. Nos presentamos a los guardacostas griegos, junto con nuestra documentación, y también lo hicimos en la embajada. Ellos nos dieron una zona en la isla y empezamos a trabajar. Siempre hemos trabajado en contacto con los guardacostas.
A los doce días de estar allí, la madrugada del 14 de enero, recibimos una llamada de Team Humanity, una ONG amiga, sobre una embarcación que tenía problemas en el agua y que necesitaba ayuda. Nosotros, sin pensarlo, nos fuimos con ellos, nos montamos en su barco, pero no encontramos la embarcación en peligro. Y al volver, nos para un barco de los guardacostas griegos que nos pide que lo acompañemos a puerto, y al cabo de un rato nos detienen con la acusación de “tentativa de tráfico de personas”.
Estamos más de 60 horas en el calabozo esperando que se produzca la vista y, cuando esta se produce, tenemos que pagar un depósito de seguridad de 5.000 euros cada uno. Lo pagamos y nos venimos para España a la espera del juicio. Al final se ha celebrado el juicio, y el resultado es el que hemos quedado libres sin cargos.
Se ha denunciado que lo que se pretende lograr, cuando se producen vuestras detenciones o las de los activistas de OpenArms, es atemorizar a las ONG que de manera desinteresada trabajan para salvar vidas con el objetivo de que no se visualice lo que está pasando ¿Qué es lo que está pasando en el Mediterráneo?
Yo creo que sí se ve lo que pasa, lo que puede pasar es que nos hayamos acostumbrado a verlo, que es lo que más duele. Lo vemos tanto que ya parece que no nos duele tanto ni llama tanto la atención. Eso es lo que no debe pasar, que miremos para otro lado.
Pero sigue pasando. Empezó en Lesbos, había un flujo migratorio importante por esa zona. Sabemos que Europa le pagó a Turquía para que cortara ese flujo y ahora ha cambiado y el flujo está en la costa de Libia hasta Italia. Es una distancia mucho mayor, los barcos son más grandes. Siguen muriendo personas. Siguen cruzando muchas personas porque huyen de la guerra. Si se quedan, mueren. Por lo que su única salida es cruzar. Y siguen muriendo personas en el mar por ello.
La solución de raíz sería que se acabase la guerra y no tuviesen que huir, pero como eso no va a suceder a corto plazo, que por lo menos no mueran en el mar Mediterráneo. Que tengan la oportunidad de llegar, hacer su vida y dejar atrás ese infierno.
La indignación sacudió todo el país con vuestra detención. ¿Qué apoyo, tanto institucional como popular, habéis recibido para hacer frente a esta acusación?
Hemos recibido el apoyo prácticamente de todo el mundo. La sociedad no falla nunca, su apoyo lo hemos recibido desde el primer día.
Y cada vez que se ha ido acercando el día, hemos recibido más apoyo institucional. Por ejemplo, mi pueblo (La Algaba) hizo una declaración institucional apoyándonos. Y así, muchísimos pueblos, tantísimos que no sabría decir cuántos.
También el Ayuntamiento de Sevilla, la Diputación de Sevilla y el Parlamento de Andalucía han hecho un apoyo institucional, firmado por unanimidad que se ha presentado en el juicio. Una delegación del gobierno del Ayuntamiento de Sevilla se ha desplazado a Lesbos, igual con el Parlamento de Andalucía. La Consejera de Justicia de Andalucía, Rosa Aguilar, ha venido con nosotros e incluso ha testificado en el juicio. Y de la embajada de Asuntos Exteriores hemos tenido al cónsul presente en el juicio y una traductora oficial.
Antes has mencionado el pago de Europa a Turquía para cerrar esa ruta, lo que ha cambiado el flujo y ha hecho el riesgo de naufragio y muerte todavía mayor, como si esperasen así disuadir a quienes intentan cruzar mediante el terror. ¿Cómo valoráis la política que adoptan los gobiernos de la UE ante esta tragedia?
Cuando nos reciben en las instituciones, como por ejemplo en el Parlamento Andaluz, siempre planteamos que hay una crisis humanitaria y que hay que actuar. Y todos nos dicen que se hace política para recibir refugiados pero que por cuestiones ajenas no terminan de llegar.
Yo no soy político. Mi trabajo es lo que sé hacer, rescate y salvamento. Pero si en Andalucía se reciben menos refugiados de los que pueden recibir, no se dan visados, es que la política está fallando. El problema continúa, y hablando con los políticos de aquí, ellos se preparan para recibir personas que deberían llegar y no llegan. Hay una gran desorganización y los perjudicados son los refugiados, los que de verdad necesitan la ayuda.
¿Qué vais a hacer a partir de ahora?
Vamos a volver. Ahora está el proyecto Agua, que va de junio hasta septiembre. Y luego tenemos la vuelta al Mediterráneo, que también se ve a corto plazo, entre ProemAid y la ONG vasca SMH. El proyecto se llama “Maydayterraneo”. La idea es volver al mar Mediterráneo y seguir hacer nuestro trabajo ahí.