Benjamín Forcano es un reconocido teólogo progresista, activo promotor de la Teología de la Liberación. Autor de numerosos libros acerca de la necesidad de que la Iglesia esté con los explotados y oprimidos, acepte el celibato opcional y la homosexualidad, Forcano se ha manifestado numerosas veces a favor de la libertad religiosa, contra la globalización y contra las guerras de agresión imperialistas.
En el manifiesto ‘Necesitamos otro gobierno’, planteais que el sentido mayoritario de los votos de los españoles reclama cambio, políticas económicas sociales más justas y redistributivas, regeneración política y reforzamiento de la democracia. Los resultados del 20D ¿crean un marco más favorable o más desfavorable para avanzar en estos objetivos?Cualquiera que haya seguido la vida política de nuestro país en los últimos años estará de acuerdo en que el marco que abrieron las nuevas elecciones es distinto al que hemos tenido en toda la Transición. El sentir y voluntad de los españoles se ha hecho voto y voz en las urnas. Voz mayoritaria que clama por el cambio y unas reformas. Al ser mayoritario, el marco es favorable para lograr otra forma de hacer política y de gobernar, que garantice el bien, los intereses y derechos de la mayoría.
En el Manifiesto también apostais claramente por el entendimiento entre PSOE, Podemos y Ciudadanos, ya que junto a IU, son fuerzas cuya base de votantes quiere cambio. Sin embargo, los grandes medios de comunicación se empeñan en dibujarnos como imposible esta alternativa. ¿Es realmente posible esta alternativa de gobierno?Los medios de comunicación nunca son neutrales, están manos de los que tienen el poder, y sirven a sus intereses. Al ver cuestionada su continuidad en el poder, no les queda más opción que arremeter contra quienes pretenden subordinarlo al bien de la mayoría. Y para lograrlo, disponen de espacio, estrategias y recursos para sobornar, intimidar, dividir, tergiversar, mentir y romper la unidad de cuantos representan para ellos un peligro.A pesar de todo, la alternativa es posible si quienes representan la mayoría no caen en la trampa.
En el Manifiesto haceis especial hincapié en la necesidad de un gobierno que aborde políticas contra la desigualdad, ya que España es uno de los países donde más ha crecido. Afirmais que la mayoría ha votado “para combatir la política europea de austeridad y tratar de poner en marcha otras políticas sociales y económicas”. ¿Que prioridades debería tener -en lo económico y social este otro gobierno?Voy a señalar algunas: 1.La soberanía nacional frente a todo tipo de dictadura que pretenda imponer sus intereses al margende nuestra autonomía y derechos.
2.Un auditoría independiente que determine qué parte de la deuda es ilegítima y exenta de pago.
3.Una nueva ley electoral, en la que el voto de cada ciudadano valga igual y los cargos electos puedan ser elegidos y revocados por los electores si incumplen sus mandatos.
4.Un programa que determine una justa distribución de la riqueza con medidas concretas que igualen más los salarios, que apliquen una reforma fiscal sobre bancos, monopolios y multinacionales con un 50 % de impuesto de sociedades sobre sus grandes beneficios.
5.Un gran banco público estatal con las cajas y bancos rescatados por nuestro dinero, para impulsar la reindustrialización del país y la modernización del tejido productivo.
También haceis una referencia a reformar la Constitución en lo que se refiere a la estructura territorial, para “asegurar la convivencia entre todos los españoles”. ¿Cual debe ser el sentido de esta reforma, desde una posición progresista? ¿No debe buscarse -desde el respeto a la diversidad- la defensa de la unidad del pueblo de las distintas nacionalidades y regiones de España?Esa Reforma debería tener en cuenta algunas cosas:1.- Dentro de Europa , España es una de las naciones más antiguas, conterritorios, cultura y lenguas propias. Hay una unidad labrada en los siglos, a través de una historia común, en la que subsiste la cohesión sin negar la diversidad de cada una de sus regiones.
2. Hoy los territorios originales se pueblan de nativos y foráneos, en mezcla creciente y enriquecedora, donde prevalece no tanto la condición de ser nativo cuanto la de ser ciudadano, que comparte en cualquier lugar y cultura una misma dignidad de la que derivan derechos comunes inalienables.
3. La categoría “nacionalista” puede encubrir en este sentido un afán de independencia e identidad que constituye a los “no nacionalistas” en ciudadanos de segunda, lo cual sería negar el valor de la igualdad, una de las mayores conquistas de la modernidad.
Otro punto claramente remarcado es que ese otro gobierno “no entregue nuestra soberanía a los poderes económicos y financieros ni a instituciones que desprecian e ignoran los derechos del Pueblo”. ¿No es una clave la defensa de la soberanía nacional para poder avanzar en objetivos como la redistribución de la riqueza o la ampliación de la democracia?No sé si se ha ponderado adecuadamente lo que representa ser un miembro de la Unidad Europea.En el presente, la Unión Europea está marcada por un proyecto obviamente monetario y económico, más que solidario y ético. La troika, el FMI y otros poderes se erigen en instancia económica suprema, dando al traste con las soberanías nacionales.
En tal caso, y lo hemos comprobado, no prevalece la voluntad soberana de los pueblos sino la dictadura económica impuesta desde fuera y en contra del bien y derechos fundamentales de la ciudadanía respectiva.Este es un proyecto, donde no cuenta la dignidad y derechos de la ciudadanía según se articula políticamente en cada país, sino de los intereses económicos globalmente concertados. De no limitar esta instancia debidamente, desde un política que defienda y mantenga la soberanía nacional, ningún Gobierno podrá garantizar entre sus ciudadanos una justa distribución de la riqueza, un respeto a los derechos humanos básicos y una ampliación de la democracia real, donde el pueblo sea sujeto y artífice y no objeto y esclavo.
En el manifiesto -junto a intelectuales y profesionales de indudable adscripción progresista- participais dos teólogos. Además de tí mismo, está Demetrio Velasco. Frente a las posiciones que ponen a la Iglesia como alineada en bloque con la derecha, ¿no es imprescindible promover la unidad de los sectores de la Iglesia más comprometidos contra la pobreza y la desigualdad con el torrente general de lucha popular contra los recortes y por la transformación de la sociedad?
No voy a negar el consorcio, tan impropio y escandaloso, que en la Iglesia se ha dado con las fuerzas más conservadoras. Es una cuestión, públicamente aclarada a partir sobre todo del concilio Vaticano II y en un caminar paralelo a través de la teología moderna, incluida la Teología de la Liberación. Todo ese movimiento de renovación , de vuelta a lo más propio y típico del cristianismo, el Evangelio de Jesús de Nazaret, subversivo de todos los poderes opresivos y alienantes, aliado y libertador de los más necesitados y empobrecidos, han calado en la conciencia colectiva cristiana, y son norma en el comportamiento de miles y millones de cristianos, individual y políticamente.El proyecto de Jesús, de igualdad y hermandad universal, de libertad y solidaridad extrema, no es para asegurarlo en un futuro lejano y desconocido, más allá de la tierra; sino también y primero en el aquí y ahora, en el tiempo, suelo e historia que nos toca vivir.
Son muchos los “cristianos” que prendidos acaso de actos religiosos puntuales, no han conocido debidamente la relación transformadora del Evangelio con la Sociedad, empobrecieran su fe y han sido motivo de que no pocos ignoraran o se alejaran del Cristianismo.
Hoy, las cosas han cambiado mucho y , quien lo desee, podrá descubrir cómo en esa lucha popular por la justicia y la liberación, grupos, colectivos y sectores de cristianos están , unidos a otros, en la vanguardia por todo el mundo.