Asesinatos machistas

Hartas

El machismo mata. Mata a mujeres de 70 años y a niños de 3. Mata a mujeres que no habían denunciado y también a mujeres que sí lo hicieron. Mata a nuestras madres y mata a nuestros hijos. Mata mientras la ultraderecha lo niega y lo banaliza. Mata. Y nosotras, cada día, estamos más hartas.

En solo 24 horas seis vidas han sido robadas. Los crímenes han ocurrido en Fuengirola (Málaga), Zafarraya (Granada) y Las Pedroñeras (Cuenca). Los asesinos han sido, una vez más, las parejas o exparejas. Las víctimas, Petra, de 76 años, Laura, de 20 y su madre Mariam, de 49, Amal de 30 años y sus hijos Adam e Hiba, de solo 4 y 3 añitos. Seis vidas, con sus sueños, sus proyectos, sus alegrías y sus miedos, seis vidas robadas.

En lo que llevamos de año, son 19 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, como Petra, Laura y Amal. 11 mujeres han sido víctimas de feminicidio familiar, como Mariam. Y un total de 9 menores han sido víctimas de la violencia vicaria. Las trágicas muertes de Hiba y Adam han sido las últimas en contabilizarse.

Según feminicidio.net, que registra los asesinatos de mujeres y los clasifica en función de la tipología, son 50 las mujeres y niñas asesinadas en este 2024. Y arroja el terrible dato: “el feminicidio es la principal causa de muerte de las mujeres entre 15 y 44 años”.

Desde 2003, año en el que comenzaron a registrarse los feminicidios íntimos (a manos de la pareja o expareja), son 1.263 las mujeres asesinadas.

No, un maltratador no puede ser un buen padre

En solo una década, 62 menores de edad han sido asesinados por la violencia vicaria. Las terribles noticias han puesto sobre la mesa el problema de la prevención y la protección de las víctimas. Especialmente, preocupa saber que la muerte de Amal y sus dos hijos se podría haber evitado, ya que el maltratador tenía varias denuncias y quedaban pocos días para su ingreso en prisión.

A raíz de los recientes acontecimientos, el Ministerio de Igualdad ha convocado un comité de crisis de violencia de género, integrado también por los ministerios de Interior y Justicia, junto con las Unidades de Violencia y las comunidades afectadas por los asesinatos.

Algunas de las conclusiones que han manifestado son la necesidad de mejorar la coordinación de los distintos especialistas que trabajan contra la violencia machista y en la protección de las mujeres. Remarcan la importancia de evaluar correctamente el riesgo de los casos de violencia machista así como mantener la protección de las víctimas, endureciendo los criterios de inactivación de los casos abiertos.

El feminicidio es la principal causa de muerte de las mujeres entre 15 y 44 años

En cuanto a la violencia vicaria, reclaman la urgencia de tomar medidas específicas de protección de menores, como que las medidas de protección que se aplican sobre ellos no sean exclusivamente civiles sino penales o “replantearse qué es el interés superior del menor”.

Negacionismo cómplice

El pasado 31 de mayo el Ministerio del Interior tenía identificados 89.464 casos activos en el Sistema VioGén y en los que, además, había más de 46.000 menores de edad a cargo de la víctima. La violencia machista es una realidad que asfixia a miles de mujeres en nuestro país y una lacra para toda la sociedad.

Ante esta grave situación, la extrema derecha habla de “violencia intrafamiliar” para negar la violencia de género o, incluso, lleva en sus listas a personas condenadas por violencia machista.

Este negacionismo tiene graves consecuencias. Blanquear discursos machistas, que banalizan la violencia contra las mujeres, es muy peligroso. Cala en los más jóvenes y hace más difícil erradicarla.

La extrema derecha habla de “violencia intrafamiliar” para negar la violencia machista.

De hecho, se estima que solo 1 de cada 4 mujeres víctimas de violencia machista denuncia. El miedo, la falta de credibilidad, el estigma, la burocracia o el daño social son algunas de las causas, pero también influye también la incidencia del negacionismo. ¿Cómo denunciar cuando se ridiculiza a las víctimas y se suaviza al agresor?

No podemos aceptar un paso atrás en la defensa de los derechos de las mujeres y en la lucha contra la violencia machista. Necesitamos profesionales bien formados, mejor seguimiento, medidas de apoyo a las víctimas y prevención. Y, para ello, dotar de más recursos a las instituciones.

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