«Esta va a ser la semana más importante en los 11 años de historia de la unión monetaria europea. Cuando acabe, sabremos si se puede contener la crisis fiscal griega o si, de lo contrario, se extenderá a otras partes de la eurozona. Para entonces, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Gobierno griego deberían haber llegado a un acuerdo.»
Durante esta crisis me he reguntado con frecuencia por lo que haría falta para que los líderes políticos hagan progresos. Existen muchos problemas de coordinación y demasiada gente engreída a la que consultar, muchos de los cuales no entienden lo que sucede ni comprenden las verdaderas prioridades. En semejante clima, los accidentes ocurren. Hasta el momento, el progreso político de la UE ha favorecido esta crisis. Necesitamos algo que se aleje de nuestras expectativas más bajas. De lo contrario, Grecia quedará abocada al impago, y la crisis se extenderá a Portugal y otras naciones. (FINANCIAL TIMES) BREAKING VIEWS.- Puede que Grecia no tenga que sufrir la indignidad de Terranova de abandonar totalmente la democracia por comisarios que informaban a sus acreedores. Sin embargo, la República Helénica tendrá que depositar buena parte de su soberanía fiscal y económica en la UE y el Fondo Monetario Internacional. Ese es el precio de aceptar la ayuda oficial a precios preferenciales. El resto del mundo puede ser un suave tirano, pero tendrá la autoridad para remodelar gran parte de la estructura económica del país. EKATHIREMINI.- A pesar de que éste era el único resultado posible para nuestros locos gastos de los últimos años, la conmoción de la derrota no tiene precedentes para una nación que hasta ahora estaba instalada tenazmente en su mitos y malos hábitos. ¿Cómo podíamos tener cuidado con nuestros propios gastos y no prestar atención a que el Estado malgastara nuestro dinero y el que pedía prestado? ¿Cómo puede un pueblo que se pregunta sobre todo (una cualidad que le ayudó a llegar a grandes alturas en el pasado) entregarse por completo a una elite política y económica que saqueaba al país, mientras nos halagaban con cuentos de hadas acerca de nuestro carácter único y compraban nuestro silencio con una prosperidad prestada? Inglaterra. Financial Times Grecia es la propia crisis subprime de la eurozona Wolfgang Munchau Esta va a ser la semana más importante en los 11 años de historia de la unión monetaria europea. Cuando acabe, sabremos si se puede contener la crisis fiscal griega o si, de lo contrario, se extenderá a otras partes de la eurozona. Para entonces, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Gobierno griego deberían haber llegado a un acuerdo. Tendremos que estar atentos a tres puntos. El primero, y más importante, Grecia deberá presentar un programa de transición que explique cómo puede convertirse un alto déficit primario en un superávit primario igual de grande sin provocar el hundimiento del crecimiento económico. Lo que he escuchado hasta el momento de los economistas griegos resulta muy desalentador. La mayoría de las sugerencias son estratagemas contables anticuadas –como intentar añadir las estimaciones sobre la economía sumergida a los datos oficiales del producto interior bruto (PIB)–. Lo que deberíamos buscar es un programa a tres años que plantee recortes detallados de gastos y reformas estructurales. Segundo, el paquete total tiene que ser sustancialmente superior a los 45.000 millones de euros prometidos hasta el momento (de los que 30.000 millones de euros proceden de la UE, y el resto del FMI). La aportación de la UE es sólo por un año, y veo pocas probabilidades de que pueda incrementarlo, ya sea ahora o el año que viene. Axel Weber, el presidente del Bundesbank, ha calculado que Grecia requerirá aproximadamente 80.000 millones de euros durante todo el periodo de ajuste. Parece un juicio bastante acertado. Lo que necesitamos escuchar es un compromiso creíble y sin fisuras que vaya más allá de los 45.000 millones de euros. Grecia requerirá garantías durante al menos dos años –en los que deben decidirse todos los ajustes políticos, e implementarse la mayoría de ellos–. Tercero, tenemos que vigilar la situación en Alemania. El Gobierno intentó en un principio agregar la legislación sobre créditos griega a una ley ya existente, pero encontró oposición. Ahora se desarrollará un proceso legislativo completo. Algunos parlamentarios de la coalición de Angela Merkel ya han expresado dudas de que vayan a apoyarlo, entre ellos el líder parlamentario de la CSU bávara, el partido hermano de los cristiano-demócratas de Merkel. Exponen que la mejor solución sería que Grecia abandonase la eurozona y se incorporase más adelante. Sobre este punto, cuentan con el apoyo gran parte de las altas esferas jurídicas y económicas del país. Su argumento rebosa hipocresía legal. Aquellos que lo defienden fingen preocuparse profundamente por el estricto cumplimiento de la cláusula contra los rescates del Tratado de Maastricht. Sin embargo, no ven ningún problema en defender una ruptura de la ley europea proponiendo una salida de Grecia de la eurozona. Bajo la legislación actual, Grecia no puede ser expulsada. De hecho, no puede abandonar la eurozona de forma voluntaria, sin tener que abandonar también la UE. En cualquier caso, es más inteligente que Grecia cometa impago dentro de la eurozona que fuera de ella. Así que, ¿qué sucede si el Bundestag bloquea la ayuda? Sencillamente, que Grecia quebrará, lo que pondrá en riesgo a varios bancos alemanes y franceses con importantes cantidades de deuda soberana y privada griega. Cuando acabe esta semana, se habrán despejado las incógnitas sobre los dos primeros puntos. En el caso del tercero, la discusión se alargará. Merkel está decidida a prolongar su resolución más allá del 9 de mayo, la fecha de las elecciones regionales en el estado alemán de Renania del Norte-Westfalia. Durante esta crisis me he preguntado con frecuencia por lo que haría falta para que los líderes políticos hagan progresos. Existen muchos problemas de coordinación y demasiada gente engreída a la que consultar, muchos de los cuales no entienden lo que sucede ni comprenden las verdaderas prioridades. En semejante clima, los accidentes ocurren. Hasta el momento, el progreso político de la UE ha favorecido esta crisis. Necesitamos algo que se aleje de nuestras expectativas más bajas. De lo contrario, Grecia quedará abocada al impago, y la crisis se extenderá a Portugal y otras naciones. Al igual que cada familia desgraciada tiene sus propios problemas concretos, el caso de Portugal es distinto al de Grecia. Pero sus problemas no son menos graves. En Portugal, las miradas se centran en el sector estatal. La UE prevé que la deuda bruta del sector público alcance el 85% del PIB a finales de este año. Es una cifra alta, aunque no alarmante. Según mis cálculos, usando los datos del Banco Mundial, la ratio deuda exterior/PIB de Portugal, incluidos los sectores público y privado, es de un 233% –la del Gobierno asciende al 74% mientras que en el caso del sector privado se sitúa en el 159%–. La posición de inversión internacional ronda el -100% del PIB –la suma en la que los activos financieros de Portugal en el extranjero son superados por los activos que los inversores extranjeros poseen en Portugal–. Se prevé que el déficit por cuenta corriente quede justo por debajo del 10% del PIB. Estamos ante una grave crisis del sector privado. Y al igual que Grecia y España, Portugal ha perdido competitividad frente a la media de la eurozona de entre un 15% y un 25% durante su primera década en la zona euro. A lo que asistimos aquí es al equivalente europeo de la crisis subprime estadounidense. A menos que escuchemos buenas noticias de Atenas el viernes, pronto estallará. FINANCIAL TIMES. 26-4-2010 Reino Unido. Breaking Views Grecia y la nueva Terranova Edward Hadas Alrededor de 1600, John Donne describió a su amante al desnudarse como "mi América, mi Terranova" -un lugar de inexplicable riqueza y aventura-. En 1934, el país era tan pobre que tuvo que renunciar a su soberanía política y económica. Grecia tiene una historia más larga, pero se enfrenta a una disciplina similar. Los problemas de la isla del Atlántico norte en 1930 eran peores que los males actuales del archipiélago mediterráneo. Ambos países tenían un Gobierno débil y corrupción, pero la deuda de Terranova era más del 300% del ingreso nacional, muy por encima del 114% griego. Además, la Gran Depresión hizo mucho más daño a la crucial industria pesquera de la isla que la actual Gran Recesión hace a Grecia. Pero las cuestiones básicas son idénticas. En primer lugar, un política monetaria impuesta desde fuera: el dólar canadiense (adoptado después de la crisis bancaria en 1985) y el euro. En segundo lugar, deuda en manos extranjeras: Terranova al 95% y Grecia al 70%. Por último, una población inquieta: el primer ministro de Terranova escapó apenas de un linchamiento, mientras que Grecia lucha con conflictos laborales. Los británicos, que tomaron un interés neocolonial en el dominio independiente, buscaron evitar la quiebra. La UE está mostrando una preocupación similar para su miembro fiscalmente más débil. Puede que Grecia no tenga que sufrir la indignidad de Terranova de abandonar totalmente la democracia por comisarios que informaban a sus acreedores. Sin embargo, la República Helénica tendrá que depositar buena parte de su soberanía fiscal y económica en la UE y el Fondo Monetario Internacional. Ese es el precio de aceptar la ayuda oficial a precios preferenciales. El resto del mundo puede ser un suave tirano, pero tendrá la autoridad para remodelar gran parte de la estructura económica del país. Terranova se las ingenió para escaparse por los pelos de una quiebra, pero eso no significa que Atenas esté a salvo. En 1934, la mayor parte de los políticos británicos consideraban la quiebra de un miembro de la Commonwealth como algo impensable. ¿Será el compromiso europeo igual de fuerte en 2012? BREAKING VIEWS. 26-4-2010 Grecia. Ekathiremini La amabilidad de los extraños Nikos Konstandaras Nos llevará mucho tiempo aceptar nuestro nuevo lugar en el mundo, el nuevo camino que nuestro país ha tomado. Esta es la primera vez que Grecia ha sufrido una derrota sin excusas heroicas, sin guerras, sin un desastre natural, sin los extranjeros inmiscuyéndose en nuestros asuntos o alguna gran visión nacional que nos haya llevado por mal camino. Llegamos a un callejón sin salida debido a nuestras propias debilidades, a nuestra propia incapacidad para manejar nuestra independencia y cumplir con nuestras obligaciones internacionales. Al igual que Blanche DuBois, la confundida belleza de Tennessee Williams en “Un tranvía llamado deseo”, embrollados en nuestras debilidades, confiados en la memoria de un pasado brillante, del que sólo nos acordamos en el momento de la entrega absoluta. Entonces, como Blanche, tenemos que inclinar la cabeza y aceptar la caridad de los demás, “la amabilidad de los extraños”. A pesar de que éste era el único resultado posible para nuestros locos gastos de los últimos años, la conmoción de la derrota no tiene precedentes para una nación que hasta ahora estaba instalada tenazmente en su mitos y malos hábitos. El hecho de que muchos de estos mitos entren en conflicto entre sí, no parece que nos perturbe. ¿Cómo podíamos ser a la vez una nación que no tiene amigos y una nación que siente que todo el mundo le debe algo? ¿Cómo podíamos tener cuidado con nuestros propios gastos y no prestar atención a que el Estado malgastara nuestro dinero y el que pedía prestado? ¿Cómo puede un pueblo que se pregunta sobre todo (una cualidad que le ayudó a llegar a grandes alturas en el pasado) entregarse por completo a una elite política y económica que saqueaba al país, mientras nos halagaban con cuentos de hadas acerca de nuestro carácter único y compraban nuestro silencio con una prosperidad prestada? (…) Y ahora esta orgullosa nación está a la espera de la caridad para poder pagar los salarios y las pensiones, las prestaciones por desempleo, mantener vivo un mercado ahora mudo. Este es el resultado de la alianza fatal entre los políticos que dieron a la gente todo lo que querían a cambio de votos, y la gente que votó a favor de los políticos que les prometían lo imposible, como si nadie esperara nunca que llegaría la hora de rendir cuentas. Esta prosperidad falsa ha creado una nube de indiferencia hacia la realidad y la ilusión de que podíamos tolerar la incompetencia de los políticos, la codicia de los líderes empresariales y un sector público inútil sin temor de que esto nos llevara al desastre. La forma en que el país ha estado (no) regido en los últimos años pasará a la historia como un caso digno de estudio de lo que sucede cuando los políticos no hacen más que complacer a los ciudadanos e ignorar los problemas crónicos. Ahora nos avergonzamos de nuestra caída, de estar suplicantes en la puerta del Fondo Monetario Internacional. Nosotros, que organizamos con gran éxito los Juegos Olímpicos, que llevamos nuestro nivel de vida a la media de la UE, con nuestra gran historia y civilización pasada, con una diáspora que lo está haciendo tan bien en el mundo académico, empresarial y profesional de todo el planeta; ahora somos el blanco de las bromas, y nuestro nombre un sinónimo de derroche y corrupción. Sin excusas, sin pensarlo, llegamos a esto. Después del primer choque de estos días históricos, podemos esperar a la ira. No la de los gritos de todos los días de los manifestantes profesionales, sino la del silencio, rumiando la rabia de una nación que se culpa a sí misma y a los que la gobiernan. El costo real de lo que vamos a pagar no es tanto la pérdida de salarios y las expectativas frustradas, sino más bien en el hecho de que el nombre de Grecia y de cada griego está manchado. Esta es la pesada carga que debemos soportar. Si hay alguna razón para el optimismo, es que la ayuda del FMI y la Unión Europea nos obligará a evaluarnos a nosotros mismos y a nuestro país y arreglar las cosas. Por fin. Esta es una oportunidad única y la única forma de que tomemos nuestro futuro en nuestras propias manos. Tenemos que exigir un mejor Grecia y tenemos que trabajar para crearla. Sólo de esta manera vamos a salvar algo de dignidad. Por nuestro propio bien y el de nuestros hijos. EKATHIREMINI. 26-4-2010