Tailandia

Grandes protestas contra el Gobierno y la Monarquía

Protestar en Tailandia puede conllevar una condena de hasta dos años de cárcel, y criticar a la monarquía se castiga con hasta 15 años de prisión. Y sin embargo miles y miles de personas -principalmente jóvenes- llevan desde febrero de este año saliendo a las calles de Bangkok y las principales ciudades para exigir una reforma de la Constitución, que se disuelva el Parlamento -que consideran heredero de la antigua junta militar (2014-2019), liderada entonces por el actual primer ministro- y limitar el poder del rey Rama X.

Disfrazados de mil imaginativas maneras -como personajes de Harry Potter o de conocidas series de televisión- y tomando como símbolo los tres dedos levantados de ‘Los Juegos del Hambre’, un vasto movimiento popular lleva meses protagonizando movilizaciones prodemocracia sin precedentes en Tailandia, un país donde protestar puede salir muy caro. 

Tailandia tiene una larga historia de luchas sociales, pero la nueva ola comenzó en febrero, cuando el gobierno ilegalizó a un partido de la oposición. En junio, los arrestos, desapariciones y asesinatos de líderes activistas hicieron que las protestas dieran un salto. La última movilización en la capital sumó a más de 50.000 personas, y es la mayor protesta desde el golpe de Estado de 2014 que llevó al poder al actual jefe de gobierno, Prayut Chan-O-Cha. 

Exigen democracia y cambios en un país donde el peso del Ejército es aplastante, y donde el poder absolutista y la ostentación del rey Rama X -un auténtico sátrapa y una de las mayores fortunas del mundo- contrastan con la miseria de gran parte de la población. Un Ejército y una monarquía que, por cierto, siempre han recibido el beneplácito de Washington.

El componente principal del movimiento pro-democracia es juvenil y estudiantil, pero se está extendiendo rápidamente a otros sectores populares, como los campesinos llamados «camisas rojas», o a las clases urbanas bajas, que están poniendo sobre la mesa reivindicaciones socioeconómicas, incluso anticapitalistas. Se ha convocado una huelga general el 14 de octubre que medirá el grado de movilización de las capas obreras.

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